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Red Internacional
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Movilización del 25 de Octubre. Enfrentar a Chaves por izquierda

Después de la marcha del 25 de Octubre, procuramos una visión más general y objetiva de la movilización contra el gobierno de Chaves.

Lunes 30 de octubre de 2023

Fotografía de Semanario Universidad

Fotografía de Semanario Universidad

Aunque por las tradiciones políticas del país esto podría variar, esta parece ser la última (pero no la final) de un tipo de movilizaciones que se han venido desarrollando como respuesta a distintas políticas de Chaves (y/o sus provocaciones) antes de las elecciones municipales en febrero próximo. Es una marcha de carácter antigubernamental.

Este carácter le pone algunos límites y abre otras posibilidades, 50-50, como tal vez es la dialéctica de la vida, o tal vez más exactamente 51-49, en el sentido de por ahora priman en la situación política los límites de la movilización.

Una movilización contra el Gobierno frente a unas elecciones que, por el motivo que sea, se convertirán en un termómetro real de la fuerza de Chaves y de su o sus partidos, puede ser puesta en función de intereses meramente electorales. También, al ser contra el gobierno y no a favor de tal o cual conjunto de consignas concretas, puede ser explotado por las burocracias sindicales para sembrar la imagen de estar enfrentando al Gobierno en la calle, pero con una estrategia de pasivización de la clase trabajadora de fondo.

Ninguno de estos dos escenarios se han realizado plenamente, pero hay tendencias en ese sentido. Ahora bien, la marcha objetivamente pone en la calle a una suficiente cantidad de sindicatos y diversas organizaciones campesinas, populares, etc. que abre expectativas de combate más general en toda la clase trabajadora del país, en la vanguardia y en las organizaciones de izquierda, así como también eleva la moral en general, pues se hace una importante demostración de fuerza callejera.

Habrá que ver, de acá a las elecciones si alguna discusión política, o tal vez incluso algún “escándalo” de corrupción (en los que el poder judicial decide irrumpir en la vida política, perjudicando a alguna facción política casi siempre en un sentido antidemocrático en general y con el plus de que los aparatos de seguridad estatales obtienen luego altísimos ratings de aprobación en las encuestas) termina por ser más determinante ante las elecciones que la movilización del 25 de Octubre. Asentando el rol del poder judicial para contener parte del descontento en el ámbito de la opinión pública.

Sin embargo, desde ya, se definen elementos de la situación política nacional que habían empezado a cambiar desde junio anterior. El “antigubernamentalismo” es la expresión de la profundización de la crisis de representación, que viene desde mucho tiempo atrás. Es el resultado del sostenimiento en el tiempo de precarios equilibrios políticos y económicos, de inestabilidad sostenida o de equilibrio precario, que podrían llegar a ser muy precario si hay un mayor deterioro político o económico internacional, si se profundizan las movilizaciones y los cuestionamientos por abajo o si hay un resultado electoral que profundice la crisis de representación.

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Dentro de las definiciones asociadas a las movilizaciones y cuestionamientos, tenemos un fenómeno contradictorio en los sindicatos más grandes y de mayor tradición. La huelga del 2018 fue la bancarrota de la estrategia de la burocracia sindical asociada paradigmaticamente a Albino Vargas, sintetizada en la expectativa de “la madre de todas las huelgas”. Ante la derrota de la huelga y el desvío del movimiento de masas, dentro de los sindicatos todas las burocracias se han atornillado más a sus sillones, y los sindicatos en general han perdido poder de convocatoria. Pero ello dio paso a la emergencia de diversas formas de organización formalmente independientes de las burocracias sindicales y políticas, que son quienes finalmente llevan el mayor contingente en la movilización.

Si la movilización termina por influenciar más la actividad independiente de las burocracias sindicales (y políticas) entonces esto podría debilitar internamente a las propias burocracias, pues podría generar fenómenos democráticos internos en todos los sectores movilizados, sindicatos, estudiantes, campesinos, etc.

Por ahora, tanto la Mesa de Diálogo como el Frente Nacional de Lucha pueden obtener un balance positivo de la movilización que convocaron. Constituye hasta ahora el punto más alto del cuestionamiento de Chaves desde abajo, con elementos de independencia política que se pueden profundizar, que desde la izquierda debemos apoyar.

Queda sin embargo la imperiosa necesidad de que las organizaciones de izquierda política den un paso efectivo en la discusión política y la coordinación. Un espacio así habría permitido poner en pie un polo importante en el sentido de subsanar todos los problemas del conjunto de consignas y además habría permitido juntar en la calle varias decenas de banderas rojas, que con una declaración conjunta podría haber intervenido políticamente toda la movilización, así como habría sido un punto de apoyo objetivo para la lucha por la tierra de la Alianza Campesina del Norte o para el Bloque de Vivienda y para plantear una columna con independencia política al movimiento estudiantil y a la juventud en general. Es fundamental avanzar en ese sentido y desde OSR reiteramos el llamado a construir un espacio conjunto de la izquierda, en concreto el llamado es al Partido de los Trabajadores, al Movimiento de Trabajadores y Campesinos, al Partido Revolucionario de las y los Trabajadores y al Nuevo Partido Socialista, con quienes compartimos un conjunto de puntos de vista suficientes como para permitir una acción conjunta que permita llevar la situación política a una más favorable para la clase trabajadora, los campesinos, la juventud, las mujeres, etc.

Esta elevación de la fuerza de la izquierda es fundamental para superar los límites del carácter “antigubernamental” de la movilización, carácter que a su vez da cuenta de la actitud del movimiento de masas ante Chaves. Llevado al extremo, el antigubernamentalismo contra Chaves puede llevar simplemente a postular un cambio de gobierno. La presencia de Miguel Guillén, Secretario General de Liberación Nacional, con bandera verdiblanca al hombro, en la movilización, el llamado a movilizarse por parte del PAC o la columna propia de las diputaciones del Frente Amplio, son los ejemplos de agentes políticos para quienes un cambio de gobierno es enteramente deseable, en especial si se expresa electoralmente en las elecciones de febrero. Cambiar el Ejecutivo por otro igual o peor, en sí, no es un objetivo de la izquierda ni de la clase trabajadora.

Nuestro objetivo es abandonar el capitalismo, algo para lo cual una fuerte oposición al gobierno es necesaria, pero más necesario es un programa de reivindicaciones concretas que modifique las condiciones económicas que hace posible la emergencia de gobiernos como los de Chaves, que buscan administrar y embellecer a través de todo tipo de discursos, desde los modernistas hasta los religiosos, desde los progresivos a los reaccionarios. No debemos olvidar que nuestro objetivo no es un nuevo gobierno, sino un nuevo estado, uno obrero y socialista y que a eso y nada más que a eso debe dedicar toda la izquierda revolucionaria sus esfuerzos.

En concreto, se abre la necesidad de que aparezca un programa de izquierda para atender los problemas de la CAJA, de la Educación, de los derechos democráticos, etc.