Un verdadero ejército para operar en las elecciones. El objetivo: movilizar 150,000 votos. Escena final de una campaña electoral en la que este partido se juega el futuro en el poder.

Bárbara Funes México D.F | @BrbaraFunes3
Domingo 4 de junio de 2017
El operativo para los militantes del tricolor inició a las 5.30 de la mañana según las órdenes escritas del partido.
A las 7 de la mañana se reunieron en las ‘casa D’ o ‘casa amiga’. Se trata de viviendas del PRI habilitadas para la jornada electoral y localizadas muy próximas a las casillas donde se emite el voto. Ahí se congregaron desde temprano los jefes de sección.
Es el lugar donde se diseñan e implementan estrategias para conseguir los últimos votos: traslado de ancianos o enfermos, mapeo de cada manzana y desayunos gratuitos. A partir del control del padrón, cada militante del PRI debe llevar hasta la urna a diez votantes.
A su vez, la ‘casa D’ será punto de reunión al finalizar los comicios, cuando inicie el recuento de votos. Hasta realizaron simulacros en los dos últimos fines de semana.
Estas casas esta vez fueron prestadas por simpatizantes. No les llegó dinero para la renta. Otro dato de la crisis del PRI.
Con más de 11 millones de habitantes, en el Estado de México alrededor de 7,5 millones personas, más del 40% de la población, reciben algún tipo de programa social, de acuerdo con datos del último Informe de Gobierno de Eruviel Ávila, el actual gobernador. Cooptan mediante la entrega de bolsas con comida o tarjetas para comprar -la roja, la fuerte y la rosa-.
Así lucran con la miseria de millones, en una entidad que es un verdadero paraíso para las trasnacionales por los bajos sueldos que pagan. Al mantener sumida en la miseria a parte importante de la población, el PRI cuenta con base social para cooptar. Según analistas, entre 10 y 15% del voto a este partido es cooptado.
Hoy mismo, se están movilizando entre dos y tres puntos por tácticas como la casa D, descrita arriba o el acarreo. Se trata de 150,000 a 200,000 votos, justo la diferencia que señalan las encuestas entre Alfredo del Mazo, el candidato del PRI, y Delfina Gómez, del Morena.
Las expectativas
Se prevé que este domingo los indecisos -que oscilan alrededor del 30% del electorado- y los distintos mecanismos de cooptación jugarán un papel fundamental.
Lo que podría llegar a inclinar la balanza a favor del PRI puede ser la estructura partidaria y la capacidad de cooptación material del tricolor. Lo que le juega en contra es el profundo desgaste de este partido, golpeado nacionalmente por sucesivos escándalos de corrupción, de vínculos con el crimen organizado, por la actitud servil de Peña Nieto ante Trump cuando éste aún era candidato, por la crisis abierta en 2014 ante la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Hay quien afirma que el cansancio que arrastran los militantes del PRI los llevará a movilizar a gente que termine votando a otros partidos, y es el Morena del López Obrador el que tiene mayores posibilidades. Se especula, incluso, que votantes tradicionales del PRI den su voto a Delfina Gómez.
Gane quien gane, se perfila un escenario complejo. Si el PRI retiene la gubernatura, será gobierno cuestionado por la crisis que arrastra el partido. Si gana el Morena, requerirá de 5,000 funcionarios de confianza para puestos de gobierno. Difícil de reunir, lo que puede dar por resultado también un gobierno débil.
Ninguna alternativa de las que se presentan resolverá los problemas estructurales del Estado de México a favor de las mayorías: pobreza, precarización laboral, feminicidios, corrupción.