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Red Internacional
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Reforma previsional. Entre las expectativas traicionadas y la subordinación política del gobierno a la derecha y los empresarios

El debate sobre la reforma de pensiones en Chile evidencia un escenario de tensiones y contradicciones dentro del oficialismo, especialmente el Partido Comunista (PC) y el Frente Amplio (FA). La propuesta que hoy se discute en el Senado es, en el mejor de los casos, un esfuerzo tibio por reformar un sistema que, como bien reconoce la propia secretaria general del PC, Bárbara Figueroa, no pretende eliminar las AFP, sino apenas reorganizar la industria.

Lunes 23 de diciembre de 2024

La renuncia del Partido Comunista

Durante la mañana del día de ayer, la Secretaria General del Partido Comunista, Bárbara Figueroa admitió en entrevista de Canal 13, que el fin de las AFP "está fuera de la mesa" y llamó a no generar "expectativas irreales". Este reconocimiento es un golpe duro para quienes esperaban que un gobierno que se autoproclamó como transformador cumpliera su promesa de terminar con un sistema previsional basado en el nefasto sistema impuesto durante la dictadura para beneficiar al mercado de capitales en el país. La postura del PC que vendió un gobierno progresista, durante la campaña, que iba a enfrentar a la ultraderecha, ha virado hacia un pragmatismo resignado que legitima el modelo económico neoliberal al aceptar que el gobierno solo pudo aspirar a jugar un rol de “normalización”.

Además, es la propia Jeannette Jara (militante PC) quien lidera las negociaciones en el Senado, por lo que la responsabilidad del PC no se limita solo a ser espectadores de la reforma sino que son una pieza importante del entramado con la derecha. Lo que hace el PC no es solo un retroceso táctico en post del “realismo político”, sino la consolidación de una estrategia que pone centro en la negociación parlamentaria para cualquier reforma actual o futura. Eso del pié en la calle, solo es retórica y una forma de no terminar de desmoralizar a su propia base social.

El Frente Amplio: discurso versus acción

Por otro lado, el Frente Amplio mantiene un discurso más ecléctico, insistiendo en la necesidad de separar la industria de las AFP como línea roja pero sin una estrategia para conseguirlo. No obstante, su impacto real en la negociación ha sido limitado. Con escasa representación en el Senado y un margen de maniobra reducido, el FA parece estar más preocupado por preservar algo de “honor” su identidad política.

El caso del 6% de cotización adicional ilustra la fragilidad del FA en la toma de decisiones. Lo que comenzó como una propuesta para destinar ese porcentaje íntegramente a un fondo solidario ha terminado diluyéndose hasta el punto de aceptar negociaciones que podrían reducirlo al 2% e incluso al 0.5% como se ha puesto sobre la mesa en las últimas negociaciones. Esto no solo debilita la reforma, sino que refuerza la percepción de que el gobierno ha cedido más de lo necesario frente a la derecha y los grandes intereses económicos.

El costo político de las cesiones

En el trasfondo de estas negociaciones yace una verdad incómoda: la renuncia del oficialismo a su propio programa de gobierno y el llamado a la resignación de su base social de cualquier transformación estructural del modelo que supuestamente iban a modificar. La narrativa del "realismo político", usada para justificar concesiones, no es más que la expresión de una profunda debilidad estratégica. La reforma previsional, en su estado actual, no solo mantiene intacto el poder de las AFP, sino que podría cerrar la puerta a futuras reformas, consolidando un sistema injusto y altamente rechazado por la ciudadanía.

El gobierno de Gabriel Boric llegó al poder prometiendo cambios estructurales. Sin embargo, las cesiones a la derecha y los empresarios en la reforma previsional reflejan una administración que, lejos de liderar un proceso de transformación, parece más interesada en alcanzar acuerdos que no incomoden demasiado al status quo.

De hecho resultó curioso el llamado a “movilización” para informar sobre la reforma. Lo que finalmente fue solo un volanteo más performativo que masivo, es una muestra clara de porqué el FA se transformó en un partido más del sistema político tradicional. El propio Winter reconoció en una actividad de la Fundación Casa Común, que el objetivo de que el FA se transformara en un un partido “herramienta de los movimientos sociales” fracasó, y no podia ser de otra manera si ellos mismos fueron los responsables de matar toda iniciativa independiente de esos movimientos para meterlos en los pasillos del gobierno y del Estado.

Recordemos que de las organizaciones sociales que tuvieron cierto protagonismo en el ciclo anterior (CUT, Confech, C8M) todas decidieron no movilizar para no moverle el piso al gobierno y evitar abrir un flanco por izquierda.

La izquierda en la encrucijada

Para quienes desde la izquierda hemos mantenido una posición independiente del gobierno este momento exige una reflexión profunda. ¿Es posible transformar un sistema desde adentro cuando las propias fuerzas progresistas están dispuestas a negociar sus principios fundamentales? La renuncia a terminar con las AFP no es solo un fracaso político producto de la correlación de fuerzas negativa para el gobierno, es sobre todo el reflejo de la opción estratégica del FA y el PC por apostar a que todo cambio debe hacerse exclusivamente a través de la negociación parlamentaria, negando el rol de la movilización y la lucha de la clase trabajadora y los sectores populares en la posibilidad de resolver sus demandas históricas.

Los momentos donde más ha retrocedido la derecha es cuando miles se movilizan en las calles. Así lo demostraron los estudiantes desde el 2006 en adelante, así lo demostró la propia rebelión popular del 2019.
Las organizaciones que nos reclamos de la izquierda revolucionaria, anticapitalista y socialista, debemos ponernos a la cabeza del combate por los sentidos comunes, desplegando las iniciativas que nos permitan ganar influencia en los sindicatos, organismos estudiantiles y sociales para disputar a las direcciones que históricamente han claudicado frente a la presión de la derecha y los empresarios como lo han hecho el PC y el FA durante todo el gobierno de Boric.

Preparar este escenario será fundamental de cara al próximo periodo político, sobre todo para volver a poner sobre la mesa un programa de transformaciones que resuelvan los problemas fundamentales de las grandes mayorías como son la crisis de la salud y la educación, terminar con las pensiones de hambre y el problema de falta de viviendas, avanzar en la recuperación de los recursos naturales a través de la nacionalización de todos los recursos estratégicos bajo control de la clase trabajadora y los sectores populares.