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Red Internacional
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Elecciones 2021. Entre reinos y sotanas: ¿la Iglesia católica va con el FdT y los evangélicos con Juntos?

Desde el Vaticano llegan señales de apoyo a la coalición peronista, pero piden que Alberto se ponga más firme. Mientras, pastores y referentes evangélicos se anotan en listas camiemitas o con llegada al macrismo. Cada cuál atiende su juego, el del financiamiento institucional y el sostenimiento simbólico.

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Lunes 6 de septiembre de 2021 12:34

Hace unos días el periodista Claudio Mardones recordó en Tiempo Argentino que Jorge Bergoglio sigue muy de cerca la dinámica electoral argentina, su país natal. Y no como un mero espectador sino como lo que es: un dirigente político y monarca de un Estado europeo con tentáculos que llegan a todo el mundo.

Según Mardones, los rumores de una posible renuncia de Francisco al papado, producto de un deteriorado estado de salud, que circularon fuerte en Argentina fueron alentadas por el macrismo. Bergoglio “cree que volvió a pasar lo que sucedió hace poco tiempo atrás: que un sector del macrismo hace correr la versión de la renuncia para desgastarlo”, confió al periodista “un pasajero frecuente del puente aéreo Roma-Buenos Aires que habla con el Papa y pudo seguir viajando a pesar de la pandemia”.

El cronista recuerda que Bergoglio en 2019 fue uno de los activos promotores de la unidad peronista de cara a las presidenciales de ese año y, en ese sentido, fue uno de los que “bendijo” la candidatura de Alberto Fernández. “Se lo dijo personalmente en el Vaticano cuando el actual secretario de Culto, Guillermo Oliveri, lo acompañó a una audiencia privada. Bergoglio le ratificó su interés por saber si el peronismo podría volver a unificarse”.

“El lazo de aquellos días nunca se perdió: Oliveri ocupó el mismo cargo durante las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner, y actualmente es el nexo más estrecho entre Bergoglio y Fernández”, detalla Mardones.

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Hay que recordar que la conducción de la Conferencia Episcopal Argentina viene acompañando las políticas oficiales. En general lo hace en silencio y, de vez en cuando, los obispos emiten alguna que otra opinión que casi no cuestiona al Gobierno. En ese marco, tanto la CEA como Bergoglio (fieles a su tradición verticalista y monárquica) creen que Fernández tendría que mejorar su perfomance presidencial, actuando con más “firmeza” en un frente multicéfalo. “Necesita volver a tomar el timón de una coalición que, por definición, lo obliga a negociar mucho”, dijo un miembro de la curia argentina respecto a Fernández.

“Las sotanas con poder quieren a un presidente fuerte, que conduzca la coalición oficialista con más determinación. Bergoglio estrechó su relación con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner luego de la muerte de su marido, Néstor Kirchner, y la respaldó durante su segundo mandato, pero prefiere el perfil moderado de Fernández”, describe Tiempo Argentino.

Como se sabe, la jerarquía eclesiástica mira siempre con atención la coyuntura política local para ver cómo se acomoda y de qué manera le saca más provecho (material y espiritual) al Estado que la financia y sostiene. Y mucho más en épocas donde también la CEA está de elecciones.

La crema católica renovará autoridades en noviembre y tanto Bergoglio como parte del peronismo ve con buenos ojos que el obispo de San Isidro Oscar Ojea sea “votado” por un período más (aunque esté por cumplir 75 y tendría que renunciar a sus puestos institucionales como indica el protocolo vaticano).

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También es sabido que la relación de la curia con la oposición de derecha no está rota ni mucho menos, pero tiene mucha menos trascendencia que la que mantiene con el peronismo, tanto en sus gestiones nacionales como de las provincias y los municipios. Con chupacirios consuetudinarias como Gabriela Michetti o Carolina Stanley fuera de juego, las alas más “anticlericales” de Juntos no tienen el interés que tiene el peronismo de cazar cuanta selfie se pueda junto a hombres de sotana.

Por el contrario, del lado del macrismo y la oposición derechista y conservadora parece que los espíritus andan buscando otro tipo de referencias religiosas. Y ahí los pastores evangélicos empiezan a cumplir un rol que nada tiene que envidiarle al del pastor Emilio Cárdenas y su esposa Elena en la serie El Reino .

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Este lunes María Cafferata afirma en Página|12 que “son varios los candidatos y candidatas” que, con una agenda centrada en ‘los valores cristianos’ “apuestan a conseguir una banca en el Congreso o las legislaturas locales”.

La periodista menciona al evangelismo santafecino, que “creó el primer armado nacional evangélico: Una Nueva Oportunidad (UNO). Con presencia en 15 provincias, el partido UNO se alió a Juntos por el Cambio con el objetivo de formar parte de un gran frente opositor al kirchnerismo”.

Walter Ghione, presidente de UNO, dijo al diario oficialista que “es inevitable el crecimiento de la comunidad evangélica y debemos buscar una manera que permita que se respeten los valores de la fe sin que el Estado venga a maltratarnos con una bajada de línea ideológica vinculada a lo que se denomina ‘ampliación de derechos””. Ghione es precandidato a diputado nacional por Santa Fe de Juntos Por el Cambio, en la lista que encabeza Federico Angelini.

En la provincia de Buenos Aires, si bien en Juntos imperan las alas más “agnósticas” y “liberales” con el PRO y el radicalismo, hay que ver qué hace después de las PASO de este domingo Cynthia Hotton, excandidata a vicepresidenta junto al carapintada y negacionista Juan José Gómez Centurión y ahora precandidata a diputada en la Provincia de Buenos Aires por el sello Valores para mi país.

Cafferata en Página|12 afirma que el pastor Ghione tuvo reuniones con Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Maximiliano Ferraro para afianzar la alianza dentro de Juntos. Según el propio evangelista le dijo a la periodista, la coalición de derecha fue “el único lugar que aceptó nuestra agenda de temas y de valores”, sobre todo los antikirchneristas. Uno de sus frentes de batalla centrales, dicen, es contra “el adoctrinamiento estatal que baja línea sobre la agenda de la diversidad sexual y ‘los derechos laborales’”.

Los diferentes arreglos regionales llevaron a UNO a presentar candidatas y candidatos en seis provincias. Entre ellos están Ana Valoy es precandidata a senadora nacional en Tucumán; Silvia Cantarella es precandidata a concejal en Rosario; Fiona Cavazzon es precandidata a diputada nacional en Córdoba; y Evangelina Müller es precandidata a diputada nacional por Entre Ríos (junto Rogelio Frigerio).

Por su parte Hotton, quien se hizo conocida por luchar denodadamente en favor del aborto clandestino, dice que “hoy los cristianos se sienten perseguidos porque hay un pensamiento único que banaliza nuestra fe. Por eso decidimos unirnos a través de una formación política que fortalezca nuestra voz”.

Ella dice que no son “antiderechos. En todo caso miramos los derechos de otra manera. En la sociedad hay una cultura de pensamiento único en donde si pensás distinto lamentablemente te tenés que callar”, maniobra para explicar lo que no tiene una explicación demasiado complicada.

La ligazón con el macrismo de Hotton es de larga data. Pero ahora en la lista la acompaña Gastón Bruno, exdirector de Escuelas de la gobernación de María Eugenia Vidal y exvicepresidente de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (Aciera), la misma organización que hace pocas semanas puso el grito en el cielo por la aparición de la serie El Reino y hasta pidió que se la censure.

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Hotton también consiguió encaramarse en listas provinciales. En Mendoza se alió al pastor Victor Doroschuk, precandidato a diputado nacional en una lista armada por el sojero Carlos Iannizzotto (titular de Coninagro). En Córdoba logró cerrar acuerdo con Mery Lunge, empresaria y precandidata a diputada en una lista creada por Roque Fernández, exministro de Economía de Menem.

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De todos modos, estos realineamientos de jerarcas religiosos con las coaliciones políticas no debería llevar a la conclusión de que “el peronismo es católico y el macrismo es evangélico”. Semejante reduccionismo no se sostiene. Más bien se podría decir que tanto las conducciones católica y evangélica ponen “un huevo en cada canasta” y van midiendo adhesiones o rechazos de acuerdo a sus intereses particulares.

De hecho, como se ha escrito en este diario en reiteradas oportunidades, el peronismo hace años mantiene estrechísimas relaciones con pastores e iglesias evangálicas, financiándoles “empresas”, salvándolas de pagar impuestos y hasta poniendo funcionarios en gestiones locales, como hizo la actual vicegobernadora bonaerense Verónica Magario en La Matanza.

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Y el macrismo, como se sabe, no tiene ninguna intención de romper relaciones con la Iglesia católica ni mucho menos. Más allá de algunos chisporroteos con el mismo Macri durante su presidencia, la curia sabe que una buena parte del electorado de Juntos es católico, apostólico y romano, conservador, reaccionario y oscurantista. No hay razones para cometer el “pecado” de la enemistad.

Lo cierto es que las iglesias siguen haciendo su juego político. Nada que sorprenda, pero sin dudas son datos a tener muy en cuenta, ya que detrás de cada candidatura y nuevo sello electoral se cultivan verdaderas usinas fundamentalistas abocadas a imponer, con la cruz y con la espada, “valores” sociales a una población que sufre todo tipo de ataques al bolsillo y a la vida de parte de las clases dominantes que, precisamente, bancan a esas religiones con recursos multimillonarios.

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Daniel Satur

Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).

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