×
×
Red Internacional
lid bot

El Talón de Hierro. [Entrevista a Adriana Arpini] Enrique Dussel y la de-strucción de la historia de la Ética

En esta cuarta entrevista del ciclo Filósofos en la Tormenta conversamos con la Doctora en Filosofía Adriana Arpini sobre la vida y obra de Enrique Dussel y sus clases como Profesor de Ética de la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina) durante los años 60’ y 70’. La de-strucción de la Ética, su reinterpretación de Aristóteles y Tomás de Aquino, los debates con Heidegger y Levinas. El surgimiento de la Filosofía de la Liberación y los debates, convergencias y divergencias con Arturo Roig y otros filósofos latinoamericanos. Abordamos también la participación de las mujeres en la Filosodía de la Liberación. El movimiento estudiantil, las reformas de los planes de estudio y la experiencia de Taller Total. La Misión Ivanisevich, la persecución política y las bombas del Comando Rucci. El exilio de Dussel en México y sus originales lecturas de Karl Marx.

Jueves 21 de noviembre de 2024 19:17

Adriana María Arpini es Profesora, Licenciada y Doctora en Filosofía por la Universidad Nacional de Cuyo, donde se desempeñó como Profesora de grado y continúa dictando cursos de posgrado. Es Investigadora Principal de CONICET en las áreas temáticas de la Filosofía Práctica y la Historia de las Ideas Latinoamericanas. Fue directora de la Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCUYO, e integra el Comité académico del Doctorado en Filosofía. Y es autora y compiladora de libros, capítulos de libros y artículos en revistas de circulación internacional.

-Continuamos con el ciclo filósofos en la tormenta y hoy hablaremos de una figura central del pensamiento latinoamericano e internacional. El filósofo mendocino Enrique Dussel y para ello tenemos una invitada de lujo. Con nosotros la doctora en filosofía Adriana Arpini. Bienvenida Adriana, ¿cómo estás?

-Bien, muy bien, ¿qué tal? ¿cómo estás?

-¿Cómo llegó a tu vida la filosofía? ¿Cómo decidiste estudiar esto, dedicarte a esta profesión?

-Bueno, eso indudablemente sucedió en el secundario, ¿cierto? Yo egresé como maestra en el año 69. Fue la última promoción de maestras que salíamos del nivel secundario. Después se implementó todo el ciclo del magisterio. En nuestra formación teníamos varias materias de carácter filosófico. Y si bien era una filosofía muy clásica, muy tradicional, la que se veía en ese momento en el secundario, sin embargo, me interesó mucho. Pero lo que más me interesó, fue que tuvimos un profesor de matemática y de física que nos planteaba los problemas del conocimiento de la matemática y de la física. Y lo planteaba como problemas filosóficos. Y ese tipo de preguntas que él nos hacía me movilizaron mucho más que las clases mismas en la materia filosofía. Pero bueno, sí tenía claro que me interesaba la docencia. Cuando me inscribí en la facultad no estaba tan segura, de si iba a seguir filosofía o letras o historia que también me gustaba mucho. Pero bueno, finalmente me decidí por filosofía. Así que me fui decidiendo a lo largo del curso, era un preuniversitario que no significaba una evaluación, era más bien preparatorio, propedéutico para ingresar en la Facultad. Y ahí fue donde me terminé de decidir por la filosofía.

Foto: Daniela Higa
Foto: Daniela Higa

-¿Es en ese entonces cuando conoces a figuras como Arturo Roig, Enrique Dussel?

-Claro. Ellos fueron profesores míos a lo largo de la carrera. Primero lo conocí a Enrique Dussel, bueno, primero lo conocía a Oward Ferrari, porque él estaba en Introducción a la filosofía y a Cheriotto. Y después en la materia de la Filosofía Antigua lo conocí a Arturo Roig. Paradójicamente, si bien la materia versaba sobre la filosofía antigua, lo primero que él nos hizo leer ese año, en ese curso fueron textos de Hegel. Los textos de Hegel acerca de la historia de la filosofía. Muy interesante porque esto era para marcar la mirada que íbamos a tener sobre la filosofía antigua. De alguna manera desde Hegel volver a la Antigüedad y a su vez volver con una mirada crítica sobre la Antigüedad, sobre los textos clásicos de Platón y Aristóteles. Eso fue muy interesante. Después ya en cuarto año cuando cursábamos las materias temáticas, en Ética, ahí lo conocí a Dussel. Él era el profesor de Ética en el cuarto año de la Carrera de Filosofía. Ese cuarto año de la carrera, cuando yo los cursé, coincidió con toda la transformación de los planes de estudios que se estaba llevando a cabo en ese momento en la Universidad. Siendo Roig Secretario Académico de la Universidad y bueno, y con el caso de Filosofía, con un plantel de profesores de primera línea, entre los que estaban, decíamos Dussel, Ferrari, Bazán, que era un medievalista extraordinario. En fin, teníamos una serie de profesores de primera línea, y muy comprometido con una ampliación del sentido académico de la Universidad, de la función social que la Universidad tenía que tener. Y eso fue lo que impulsó en aquel momento la transformación de los planes de estudio, con sentido social en la Carrera de Filosofía por ejemplo. Y la integración con otras carreras, con otras carreras de la Universidad. En el caso de filosofía, me acuerdo que tuvimos experiencias muy interesantes de trabajo, bajo la modalidad de Taller Total, que es una modalidad pedagógica, sumamente interesante que en aquel momento se implementó. En el que compartíamos con gente, con estudiantes y profesores de sociología, de filosofía, de historia, para llevar adelante proyectos que tenían una salida social. Muy interesante.

-Tuviste el privilegio entonces de conocer a estas figuras y en un momento que a lo mejor no sabían que un poco tiempo iban a tener que marchar al exilio, sufrir una persecución muy fuerte.

-Exactamente

-¿Cómo fue ese cambio, ese golpe para ustedes?

-Bueno, en el año 74 después de la muerte de Perón, en el mes de agosto Ivanissevich se hace cargo del Ministerio de Cultura y Educación. Culto y educación me parece que se llamaba en aquel momento. Y ponen en marcha la famosa Misión Ivanissevich, que era la limpieza ideológica de la Universidad. Ya en el año 74, es decir antes, el golpe militar. Y fue un momento de persecución y muy triste para la historia de la Universidad Argentina. Ya en 74 las cosas empezaron a funcionar, a no funcionar muy bien, pero en el 75, que era todos los profesores que no estaban titularizados, que no eran profesores efectivos, se les renovaba la designación el mes de marzo de cada año. Y en marzo del 75 es cuando todos ellos, que eran interinos, es el caso de Dussel, bueno, y de muchos otros quedaron cesantes porque no se les renueva el contrato. Los que estaban efectivos pudieron seguir un poco más, pero no mucho más, porque todos ellos recibieron amenazas, bombas y ese tipo de cosas, así que tuvieron que partir al exilio.

-¿Quién fue Enrique Dúsel? ¿Cómo llegó a convertirse en un referente tan importante para el pensamiento latinoamericano?

-Bueno, él siempre lo decía, había nacido en La Paz (Departamento rural de la zona este de la provincia de Mendoza. Nota de la Redacción), había pasado su infancia ahí en La Paz. Pero cuando empieza el secundario ya está en la Ciudad de Mendoza y decidió estudiar Filosofía. Se recibió en la Facultad de Filosofía, creo que en el año 57, si mal no recuerdo. Se recibió cómo licenciado y profesor en filosofía, inmediatamente él consiguió unas becas y se va a Europa, también estuvo en Jerusalén, en España, primero, donde se doctora en Filosofía. Luego hace un viaje a Jerusalén, luego retorna y se doctora en estudios de Teología y también en Historia, tiene tres doctorados en Filosofía, en Teología y en Historia. Esos fueron sus años de formación. Él vuelve a la Argentina a mediados de los 60, pasado mediados de los 60, en el 67, ya en el 68 se hace cargo de la materia de Ética, en la Facultad de Filosofía y Letras de Mendoza. Pero antes había estado en la Universidad del Nordeste en Resistencia. Y bueno, ya en ese momento él había tenido la oportunidad de participar de los seminarios que se organizaban en México sobre temas de historia y de filosofía latinoamericana, pero decidió venir a la Argentina. Siempre con esa inquietud, la preocupación por lo latinoamericano y por las lecturas de los autores que en ese momento estaban ocupándose del tema, Leopoldo Zea, por ejemplo.

Bueno, en la Cátedra de Ética, tal como él daba la materia, era un posicionamiento crítico frente al formato tradicional de las cátedras de Ética. Por eso el libro, con el que nosotros estudiamos, que sale de las clases de Ética se llama Para una de-strucción de la historia de la Ética. Porque era una mirada crítica sobre el modo en que se entendía hasta ese momento tradicionalmente la Ética. No obstante eso, era una Ética ontológica. Es decir, una Ética de la realización del ser. Entonces, ¿cómo se interpretaba eso en el ethos clásico, griego? ¿Cómo se interpretaba eso en el ethos medieval, en el ethos moderno y así sucesivamente? Sumamente interesante la materia. Nosotros que en ese momento éramos alumnos y que por ahí veníamos de una formación a lo mejor un poco más clásica, no tanto, porque ya habíamos tenido profesores que nos habían impactado mucho, y nos habían removido el piso respecto de la filosofía más clásica. Pero esta materia, sí, era una forma, una mirada sobre la Ética sumamente novedosa.

El libro ese Para una de-strucción de la historia de la Ética tiene una historia interesante, porque son las clases que él dictaba. Y era como te digo, una historia de la ética antigua, medieval, moderna, contemporánea, siempre con una mirada crítica. Pero en la última parte él señalaba, termina el libro diciendo que bueno, eso había sido el desarrollo de la ética, de la historia de la ética, pero que ahora era el momento de América Latina. Todavía sin haber trabajado o recién estaba empezando a trabajar sobre la Ética en América Latina. Ese libro te decía tiene esa historia, recoge las clases que él daba y está publicado por una editorial que se llama Ser y Tiempo, que es una editorial mendocina inexistente, inventada, se la habían inventado los profesores ahí de la Facultad para poder publicar sus trabajos. Entonces, esa editorial Ser y Tiempo que figura en el sello del libro editado, es una editorial ad hoc.

-Creada por los propios profesores, pero el nombre, supongo que tiene también alguna significación, ¿hay algún debate, alguna interpelación a Heidegger en esa elección y en la lectura que va a tener Dussel en esa época?

-En ese momento sí, porque la impronta heideggeriana digamos está presente a lo largo de todo ese curso de filosofía en que él dictaba. En el año 69 él se encuentra con Scannone, con Juan Carlos Scannone, en Buenos Aires. Y los dos ahí se conocen, se manifiestan sus inquietudes, su interés por la cuestión latinoamericana, argentina y latinoamericana. Y ahí pergeñan la posibilidad de hacer las Jornadas Académicas, que es el ámbito donde va a surgir la Filosofía de la Liberación. Pero también en esa conversación, Scannone les recomienda a Dussel que lea a Levinas. Y esa lectura de Levinas, como él mismo lo dice, es lo que lo despierta de su sueño ontológico, digamos. Entonces, en el último capítulo de La de-strucción de la ética empieza a vislumbrar la posibilidad de hacer un giro. Pero donde se nota, evidentemente, ese giro, muy evidentemente ese giro es en Para una ética de la liberación latinoamericana, que él había empezado a escribir a fines de los 60, principios de los 70, creo que el primer volumen, el 1 y el 2 se publican en 71, 72, no me acuerdo bien la fecha. Y también los primeros capítulos son evidentemente en una línea de una Ética ontológica, pero en el tercer capítulo se advierte el cambio, como la lectura de Levinas y el interés por el problema de la alteridad hacen que se modifique su punto de vista respecto de la Ética.

-Me interesa indagar un poco más en ese movimiento que se genera alrededor de la Filosofía de la Liberación, has señalado que participaron no solo varios de estos profesores, sino incluso mujeres, que fue un movimiento muy amplio en nuestra provincia y quizás más allá también.

-Si fue un movimiento muy amplio. Cuando uno lee los trabajos que se han escrito sobre la Filosofía de la Liberación, el elenco siempre es masculino. Entonces ahí figuran Dussel, Scannone, Roig, Zea, Salazar Bondy, todo un elenco de varones, sin embargo, de ese movimientos participaron también mujeres. El origen fue ese, la voluntad de reunirse jóvenes en ese momento, jóvenes profesores de filosofía de todo el país, de reunirse para debatir sobre los temas más acuciantes, de la realidad social y política argentina y latinoamericana.

Estamos hacia finales de los 60. Hay que pensar que en esos años se publicaba 100 años de soledad y todo el boom de la literatura, estaban en pleno desarrollo los temas de la Sociología de la Dependencia, la Teoría de la Dependencia, no solamente sociólogos, sino también economistas, historiadores, en fin. Acababa de ser publicado el libro de Paulo Freire, la Pedagogía del oprimido. En fin, hay una serie de acontecimientos en toda América Latina que hacen que se vuelva interesante mirar, volver la mirada hacia América Latina. Por supuesto, con todo el instrumental filosófico que se había desarrollado desde la época de la normalización en los países de América Latina. La normalización de la filosofía es, según Francisco Romero, cuando la filosofía se institucionaliza, aparecen las cátedras, las carreras de filosofía, la profesión de profesor o licenciado de filosofía allá por principios del siglo XX.

Foto: Daniela Higa
Foto: Daniela Higa

-Dentro de ese panorama, ¿qué particularidades tenía el pensamiento de Dussel? ¿Qué debates va a dar él?

-Claro, la particularidad del pensamiento de Dussel es justamente poner el acento en que, a diferencia de la Filosofía Moderna que todavía está presente en muchos de los pensadores de la primera mitad del Siglo XX, donde ponían el acento en el sujeto, el sujeto se enfrenta al objeto, se enfrenta al mundo para conocerlo y demás... Acá la novedad es que los planteos empiezan no desde el sujeto sino desde el otro. El otro es que el que interpela, el otro es el que tiene la palabra y entonces aparece ahí una relación, una relación, filosofía no es un sujeto absoluto, trascendental, que pone las condiciones de posibilidad de conocimiento. Sino que es el que tiene que estar atento a la palabra del otro, a lo que se inicia a partir de la interpelación del otro. Entonces esa filosofía de la alteridad, digamos así, que forma parte de lo que es, en su momento, fue una importante crítica a la Modernidad, al pensamiento moderno, es lo que va a ponerle el sello, digamos, a este movimiento de la Filosofía de la Liberación en general.

Que eso tiene otra consecuencia importante, porque toda la Filosofía Moderna, desde la perspectiva, si hacemos un análisis de la Filosofía Política. Toda la Filosofía Moderna se juega entre dos categorías, la de igualdad y la de libertad, ¿cierto? Esas son las dos categorías entre las cuales se va a jugar todas la Filosofías Modernas de una manera o de otra. Pero son las dos categorías que van a tensar el pensamiento moderno y contemporáneo, por lo menos hasta el periodo de la posguerra, eso es lo que se va a poner en tela de juicio. Entonces ahora ya no se habla de libertad, sino que se habla de liberación como un proceso, ¿no? No la libertad como un sustantivo o como un adjetivo. Sino la liberación como un proceso que se va conquistando. Y tiene que ver con los procesos que se están viviendo también en América Latina desde la Revolución Cubana, en adelante, ¿no? El proceso de Allende en Chile, en fin, y todos los movimientos que en ese momento tuvieron lugar en América Latina.

-Ahí hay una corriente muy fuerte también que va a jugar y que me parece que tiene mucho diálogo con el pensamiento de Dussel, que es la Teología de la Liberación.

-Claro, sí.

-¿Cómo trazaba él esas relaciones?

-Bueno, él había estudiado Teología y es y tiene escritos muy importantes sobre los temas de Teología y conocía muy bien este todo el movimiento de la Teología de la Liberación, obviamente, ¿no? Si bien él siempre se cuidó de no mezclar Teología con Filosofía, Sin embargo, cuando uno lee sus cosas, hay como un suelo común, digamos, ¿no?

-Hay cruces…

-Si hay cruces. Hay una frontera que es muy porosa entre una cosa y la otra. Y esto a lo largo de la historia de la Filosofía, no solamente en el caso de Dussel. Si bien cuando Dussel habla como filósofo, él argumenta filosóficamente, no teológicamente. Sin embargo, hay un suelo común, digamos, ¿no?

-En esa época, comienza ese debate que va a ser interrumpido por lo que contabas anteriormente sobre la persecución, las bombas, de hecho a él le ponen en una bomba en su estudio, es amenazado por las Tres A y tiene que exiliarse al igual que otros. Pero también hay algo que pasó a la historia importante, que le decían: esto le pasa a usted por “envenenar la cabeza de la juventud con marxismo”. Y él contaba “yo en ese momento todavía no era marxista, no conocía a Marx, tampoco era peronista”. Decía, “me acusaban de infiltrado en el peronismo, como voy a ser infiltrado si no era peronista”. Y dice que en ese momento éramos “hegelianos de izquierda", él estaba en ese proceso.

-Sí, sí.

-¿Puede explicar esto? ¿Cómo lo vivieron ustedes en la Facultad? Y dejo abierta la siguiente pregunta ¿cómo llega él finalmente, después, en el exilio, a encontrarse con la obra de Marx?

-No es que él no conociera Marx, lo que pasa es que dentro de su crítica a la Modernidad, Marx es uno más de los modernos. Entonces desde la perspectiva de sus primeros textos sobre la Filosofía y la Ética de la Liberación, Marx es visto como uno más de los modernos que piensan desde la totalidad, la revolución se hace desde la totalidad y no desde la perspectiva de la alteridad, no hay esa apertura a la alteridad. Entonces desde ese posicionamiento, la filosofía de Marx no resultaba interesante, digamos, para ese momento del pensamiento de Dussel, incluso en el primer volumen de Para una ética de la liberación latinoamericana, cuando se refiere a Marx, se refiere negativamente, no se refiere positivamente a Marx. ¿Qué pasa? Que cuando él se va al exilio, bueno, está el hecho este que lo acusan de marxista. Entonces, ¿por qué me acusan de marxista? ¿No? La pregunta. Pero por otro lado, él llega a México y en México se habla de Marx. Hay una cátedra de Filosofía de la Praxis, muy importante en la UNAM. Donde lo que se enseña es Marx y el marxismo, toda la trayectoria, digamos, del marxismo, desde la Filosofía de la Praxis. Entonces, él tiene que poder interactuar, mantener diálogo con filósofos que manejan muy bien el pensamiento de Marx. Entonces, así de obsesivo, como era para todas sus cosas, se pone a leer a Marx en los textos originales, se va al archivo, lee y se pone a leer a Marx en los textos originales. Y él descubre, él dice un Marx desconocido, tiene un libro que se llama Un Marx desconocido. Claro descubre los textos de Marx, donde él entiende que aparece el planteo de la alteridad, porque al hacer el análisis del trabajo, qué es el trabajo, sino la vida del otro, que está haciendo arrebatada desde la totalidad.

-Sí, es curioso, bueno, por un lado, por la forma en la que llega, que contabas, y después, porque en general va a ser tomado desde distintos referentes del marxismo, como una lectura original, como un aporte de aire fresco en el Siglo XX. Y trazando distintos diálogos con la obra de Marx y su interpretación de los manuscritos de El Capital, también tratando de relacionarlo un poco con lo que él tenía de su formación teológica encontrando metáforas y buscando en ese sentido rearmar ¿Cómo logra él darle algún tipo de cohesión en su pensamiento, en qué aspecto se puede decir que cambia y en qué aspecto permanece como algo paralelo con respecto a lo que él era?

-Claro, yo creo que es todo un proceso de transformación y de crecimiento. Es una lectura muy novedosa de los textos de Marx, de textos que no habían sido, que no eran incluso conocidos en el momento porque no habían sido publicados. Entonces, por una parte, esa lectura de Marx enriquece a Marx, pero al mismo tiempo enriquece su perspectiva de la liberación. Su perspectiva de la Ética concretamente. Hay una distancia enorme, si vos lo podés comparar, leyendo Para una ética de la liberación latinoamericana y La Ética de la liberación en la era de la globalización y la exclusión hay una distancia enorme. No porque se modifiquen las bases, siempre es una ética de la liberación, siempre está presente el tema de la exterioridad. Pero eso que antes era alteridad, ahora es exterioridad del otro. ¿No? Es cómo desde la exterioridad se inicia el proceso de liberación. Entonces, claro, hay yo diría un enriquecimiento mutuo, hay un enriquecimiento de lecturas de Marx que enriquecen a Marx mismo, porque es una perspectiva no academicista, no es escolarizada, no dogmatizada de Marx. Y por otro lado hay un enriquecimiento de la propia perspectiva de la liberación.

-¿Qué le gustaría transmitirle a las jóvenes y los jóvenes que empiezan a hacerse sus primeras lecturas en la filosofía, que se sienten atraídos por el mundo de las ideas, qué pueden llegar a encontrar en la obra de Dussel y de su generación, de profesores. ¿Qué pueden encontrar en estos libros, en estas obras, que puedan ser valiosos para los tiempos presentes y para su formación?

-Yo creo que lo más valioso, tanto en Dussel como en toda esa generación de profesores y que dejan ellos como legado es pensar situadamente. ¿No? Entonces, no es lo mismo pensar a Platón tratando de pensar como si uno fuera griego, que leer a Platón desde nosotros mismos.

Es el caso de Roig, es cierto, Roig era profesor de Filosofía Antigua y él publica un libro que se llama Platón o la filosofía como libertad y expectativa y también es una lectura novedosa de Platón. Renueva completamente a Platón desde la perspectiva de la libertad y la expectativa. Entonces, ¿por qué? Porque está pensando, situadamente, está pensando desde nosotros, desde la afirmación de un sujeto que no trata de ponerse en el lugar del otro, tratar de entender al griego como si uno fuera griego, si no entender al griego de nosotros mismos. No por eso falsearlo ni nada de eso, pero sí ver qué nos dice a nosotros. ¿Qué hacemos nosotros con eso? Y me parece que eso es lo interesante de todos estos pensadores latinoamericanos. Y en el caso de la Argentina, bueno, porque la filosofía de la liberación digamos tuyo su lugar de gestación ahí en esas semanas académicas que se organizaron a partir de 1970 y hasta el 75. Se hizo la última semana académica en el 75. Ese fue el ámbito de gestación, fue el ámbito donde se discutía la Filosofía, toda la Filosofía universal, pero es desde la perspectiva de los problemas nuestros. Desde la propia situacionalidad. En Filosofía se habla del locus de enunciación, desde dónde estoy diciendo lo que digo, bueno, lo estoy diciendo desde una situación que es la mía, la de un país subdesarrollado, dependiente, con una cultura colonizada. Entonces ¿qué me dice a mí cualquier filósofo Heidegger, Platón, incluso Levinas o Marx? Eso es lo interesante de estos filósofos, que renuevan, digamos, así la historia de la filosofía.

-Me gustaría agregar una nota sobre algo que mencionó recién, que era la participación de las mujeres en ese momento.

-Sí, sí, me interesa mucho. Claro, justamente. Cuando yo vi que estaba, que el elenco que siempre se mencionaba era masculino, yo digo, bueno, caramba, ¿qué pasó con las mujeres acá? Entonces me puse a hacer un rastreo de las publicaciones que se hicieron en ese momento. En particular, de la Revista de Filosofía Latinoamericana, que era el órgano a través del cual se difundía el pensamiento, lo que surgía de estas jornadas y algunos de los libros que van acompañando eso. Y lo que veo es que efectivamente en esa revista participan muchas mujeres, participan con artículos, o sea, tienen voz propia en artículos, pero también participan haciendo comentarios de libros, reseñando acontecimientos filosóficos, en fin, distintos tipos de actividades, pero hay muchas mujeres participando. Incluso en las mismas jornadas académicas aparecen como invitadas para los paneles, dos mujeres que, bueno, que han tenido una trayectoria importante, una de ellas es Alcira Argumedo, desde la perspectiva de la Sociología. Ella forma parte de uno de los paneles donde se trabaja el tema de la Sociología latinoamericana. Y la otra que parece que es filósofa es Amelia Podetti. En las 5° Jornadas, Amelia Podetti participa de uno de los paneles. Amelia Podetti fue la creadora de las cátedras nacionales.

-Sí, sí. Recientemente mencionada nuevamente, traída al debate por el Papa Francisco.

-Exactamente, sí, sí, ahí hay toda una cosa interesante que hacer. Y, sin embargo, lo que quiero decir es que tienen un lugar importante en el debate, porque son invitadas como panelistas, pero no son las únicas. Hay otras mujeres que también están participando, incluso desde las letras, desde otros ámbitos teóricos. Y bueno, hay que reivindicarlas a esas mujeres. Hay que hacer una tarea, digamos, de rescate, una tarea hermenéutica, a ver qué es lo que esas mujeres tenían que decir. Eso en filosofía es muy difícil. Porque también anecdótico, con la recuperación de la democracia, en el año 86, si no me equivoco, se hace un Congreso Mundial Extraordinario de Filosofía en Córdoba. Por supuesto, lo organizan los profesores de Filosofía de la Universidad, de la UBA y de Córdoba. Y cuando le van a solicitar que en el programa incluyan Filosofía feminista, se niegan. Los de la Comisión organizativa, dicen no, si eso es ideología, no es filosofía. Entonces, fíjate y es el año 86. Ya estamos, toda la historia del feminismo a nivel mundial y a nivel latinoamericano ya tiene avances importantes en ese momento. De hecho, bueno, la sesión de Filosofía feminista se realizó de todas maneras, pero no en el ámbito del Congreso, sino en una plaza de Córdoba. Ahí tuvo lugar la sesión de Filosofía feminista. También costó mucho, así como costó, cuesta, que ese tema aparezca, costó mucho que apareciera el tema de la Filosofía latinoamericana. Porque siempre que se refería a la Filosofía, a Latinoamérica, se hablaba de Pensamiento, latinoamericano, de Historia del Pensamiento, pero costaba reconocerlo como Filosofía. Como si eso no fuera filosofía, ¿no? La Filosofía tenía su cuna en Grecia, con tales características y lo que se practicaba acá no era propiamente Filosofía. Entonces también costó que se le diera en ese Congreso un espacio a la Filosofía latinoamericana como Filosofía. Bueno, ahí hubo muchas peleas, pero finalmente se logró.

-Bueno, Adriana, queríamos hacerle un regalo de parte de las Ediciones del Instituto del Pensamiento Socialista, que es un libro de Facundo Nahuel Martín, llamado Ilustración sensible. Hacia un giro materialista en la teoría crítica y es nuestro pequeño presente de agradecimiento por esta clase magistral realmente que nos ha dado.

-Una conversación.

-Sí, una conversación sumamente agradable además, pero le agradecemos muchísimo lo que nos ha transmitido.

-Bueno, yo les agradezco a ustedes que me inviten y también les agradezco la conversación, ha estado muy interesante. Gracias.

-Nos vemos en un próximo episodio del Talón de Hierro.