×
×
Red Internacional
lid bot

Santa charca. Entrevista de Télam al papa Francisco: el santo hábito de hablar de todo y de nada a la vez

La agencia estatal de noticias presentó una entrevista exclusiva a Jorge Bergoglio en su palacio romano. No fue una conversación sobre religión, sino sobre política. Un terreno en el que el “sumo pontífice” se mueve con comodidad, dando sermones como si supiera de todos los temas. Reflexiones tan “bellas” como abstractas y un silencio cómplice sobre los amigos de la Iglesia que ejecutan las políticas que él mismo dice condenar.

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Viernes 1ro de julio de 2022 13:07

Este viernes la agencia estatal de noticias Télam publicó, en formato escrito y audiovisual, una extensa entrevista a Jorge “Francisco” Bergoglio, máximo jefe de la Iglesia católica. La nota, titulada con una textual del entrevistado (“De la crisis no se sale solo, se sale arriesgando y tomando al otro de la mano”), despertó interés en varios medios argentinos ya que el papa no suele atender demasiado a la prensa de su país natal. El equipo periodístico que viajó a la residencia romana de Santa Marta estuvo encabezado por Bernarda Llorente, presidenta de Télam y esposa del ministro de Defensa Jorge Taiana.

Vale destacar que prácticamente ninguna de las preguntas de Llorente a Bergoglio se refirieron a teología y demás asuntos religiosos. Por el contrario, la conversación giró en torno al estatus de jefe de Estado del papa, es decir de sujeto político con poder. Y aunque nadie se atreva a decirle “dictador totalitario”, no es posible soslayar que se trata de un político encargado de llevar adelante los destinos de una población a partir de un régimen monárquico y antidemocrático por donde se lo mire.

En ese sentido, la crónica de Télam arranca definiendo a Bergoglio como “uno de los líderes que hoy marca la agenda social y política del mundo”. Puede parecer exagerado, a juzgar por el intrascendente efecto práctico que tiene la prédica del monarca de Roma en favor de los “pobres”, la “paz” y el “bien común”. Pero tal vez la referencia sea a que en los últimos años el Vaticano se convirtió en algo así como un centro de reuniones donde funcionarios, empresarios y dirigentes de todo el planeta (responsables de la pobreza, de las guerras y del mal común) arreglan sus chanchullos mientras le besan la mano a Francisco.

La entrevista no sólo adoleció de abordajes sobre teología. Tampoco se le preguntó a Bergoglio sobre debates político-sociales de mucha actualidad, tanto en el mundo como en su país natal. Ni la avanzada contra el aborto en Estados Unidos, ni las sistemáticas oposiciones bergoglianas a procesos que derivaron en conquistas de derechos sexuales y de género en Argentina merecieron mención alguna.

Tampoco se le preguntó a “su santidad” por el acuerdo del Frente de Todos y Juntos por el Cambio con el FMI, que implica un brutal ajuste que deja cada vez a más personas bajo la línea de pobreza. Menos aún sobre el hiperdesarrollo del extractivismo a manos de empresarios amigos de la Iglesia que depredan los recursos naturales. Para no hablar del aval de la Curia al robo de niños y la desaparición de personas durante la dictadura cívico militar eclesiástica. Nada de eso parece de interés para la agencia estatal de noticias (al menos que se haya publicado). Por el contrario, lo que se puede leer y escuchar es la habitual serie de generalidades típicas del discurso clerical. Mucho ruido y pocas nueces.

Te puede interesar: Por los siglos de los siglos: el papel criminal de la Iglesia en la dictadura

Pandemia y medioambiente

A Bergoglio le preguntaron cómo ve que está “saliendo” el mundo de la crisis económica y social ocasionada por la pandemia de coronavirus. “En algunos sectores se ha crecido, pero en general no me gusta porque se ha vuelto selectivo”, dijo poniendo como ejemplo a África, donde el hecho de que “no tenga las vacunas o tenga las mínimas dosis” indica “que algo no funcionó”. Él, que tiene llegada a todos los “líderes” mundiales, se ve que poco y nada logró endulzándoles los oídos y pidiéndoles “misericordia”.

Dejando de lado cualquier referencia al accionar del dios al que dice representar en la tierra, Bergoglio dijo que la salida de esta crisis “cada uno la hizo como pudo”. Y aunque pueda parecerlo, no resulta curioso que se abstenga de cuestionar a quienes hicieron de la pandemia un jugoso negocio para enriquecerse. Son esos mismos magnates que aportan sus limosnas para el sostenimiento de las instituciones religiosas a través de fundaciones y otras maniobras.

En ese marco destacó que “los curas se portaron bien, en general, porque las iglesias estaban cerradas, pero llamaban por teléfono a la gente” y hasta los hubo que “les preguntaban a los viejitos qué necesitaban del mercado y les hacían las compras”. Se aclara que no lo dijo en broma.

En referencia al calentamiento global y la crisis climática que atraviesa el mundo, el papa dijo que “Dios perdona siempre” y, en contraposición, “la naturaleza no perdona nunca” ya que, si “vos usas la naturaleza”, ésta “se te viene encima”. No hubo repregunta de Llorente respecto a cómo encaja esa definición en la explicación teológica de que fue el propio Dios el que creó a la naturaleza y el que, supuestamente, sigue digitando los destinos de la humanidad. Un dato menor.

Sobre el tema ambiental, Bergoglio reconoció que recién en 2007, cuando ya tenía 71 años, empezó a “despertarse” y que hasta entonces se preguntaba “¿qué tienen en la cabeza?” quienes luchan por el medioambiente. De ese supuesto “despertar” surgiría la encíclica Laudato si, “una exigencia para crear la consciencia de que estamos abofeteando a la naturaleza”.

Jóvenes en la mira

Al ser consultado por cómo ve a las y los jóvenes, el papa dijo que “no se comprometen en política” y “no se la juegan”, aunque advirtió que eso es por los “arreglos mafiosos” y la “corrupción” de los adultos (muchos de los cuales lo visitan habitualmente en su residencia de Santa Marta). En ese sentido agregó que “es importante ayudar a los jóvenes” a que asuman un “compromiso socio-político y, también, a que no les vendan un buzón”.

Seguramente no habla de los miles de jóvenes que a lo largo y ancho del planeta sufrieron y sufren abusos, torturas y vejaciones de curas, obispos y “laicos” encumbrados de la Iglesia católica. Mucho menos de las niñas y adolescentes víctimas de abortos clandestinos producto de la prohibición de ese derecho elemental. En esos casos la juventud ha dado sobradas muestras de compromiso para luchar por su futuro, como la impresionante “marea verde” en Argentina. Sin embargo, esos sectores nunca dejan de recibir el desprecio de Bergoglio y sus subalternos.

Te puede interesar: Adrián Vitali: “En Argentina hay más de 650 curas abusadores ocultos por la Iglesia”

Hay guerras y guerras

Hace casi una década Bergoglio decía que el mundo se aproximaba a una especie de “guerra mundial a pedacitos”. Hoy, con las bombas que desde marzo se lanzan en Ucrania pero resuenan en toda Europa, el papa reafirma esa idea y agrega que llegó el momento de repensar el concepto de ‘guerra justa’”. A la vez, condena “el uso y la posesión de armas nucleares” porque “es inmoral”. Lo dice el máximo representante de la institución que lleva siglos haciendo de las guerras, los genocidios a pueblos originarios y la dominación colonialista-imperialista una oportunidad para “evangelizar”. Algo que en Latinoamérica, desde la misma llegada de Cristóbal Colón cargando la cruz y la espada, tiene ejemplos de sobra. Obviamente en la entrevista nada de eso fue motivo de conversación.

En ese sentido, Bergoglio cuestionó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) porque ya “no tiene poder para imponerse” ante los conflictos entre Estados y mucho menos “para parar una guerra”. Nuevamente hay que decir que habla de la institución que concentra a los jefes de Estado y líderes políticos del mundo que, en su gran mayoría, pueblan la agenda del Vaticano con sus visitas y pedidos de consejo al “sumo pontífice”. A esta altura, demasiado bla bla.

En otro pasaje de la entrevista Bergoglio afirma que “Latinoamérica todavía está en ese camino lento, de lucha, del sueño de San Martín y Bolívar por la unidad de la región”. Y hasta acusa a los “imperialismos explotadores” que siempre victimizaron al subcontinente. Pero se abstiene de ponerles nombres y apellidos a esos imperialismos. No vaya a ser cosa que se ofendan algunos de los habituales interlocutores de “su santidad”, como Joe Biden (presidente de Estados Unidos) o Kristalina Georgieva (directora del FMI).

Te puede interesar: Carta a Alberto: tras bendecir el acuerdo con el FMI, Bergoglio reza por "los más débiles"

De principios y pecados

En el mar de generalidades que el papa expuso ante Télam, sobresalen “cuatro principios políticos” que, según él, lo ayudan “para entender a un país” y a la vez “para resolver cosas de la Iglesia”. Esos principios son: “la realidad es superior a la idea”, “el todo es superior a la parte”, “la unidad es superior al conflicto” y “el tiempo es superior al espacio”. Ahí tampoco hubo pregunta de la periodista, quien podría haberle preguntado cuál es su referente en temas de “autoayuda”. Hubiera sido muy interesante su respuesta.

Otra curiosidad es la referencia que hace el papa a los medios de comunicación y al periodismo. Por un lado, siguiendo con las generalidades, dice que “hay que tener cuidado para que la comunicación no cambie la esencia de la realidad”, algo con lo que nadie estaría en desacuerdo. Pero luego pasa a mencionar “los cuatro pecados del periodismo”: la desinformación, la calumnia, la difamación y la coprofilia (el placer por manipular excrementos).

Te puede interesar: Condenaron a Gustavo Zanchetta, obispo abusador protegido por Francisco

Hay que recordarle al papa que esos “pecados”, ante todo, son cometidos casi como un deporte por la propia jerarquía de la Iglesia que conduce. Basta como muestra la constante salida a la luz, desde las propias entrañas del clero, de los más variados escándalos (desde abusos sexuales a negocios financieros con la mafia) en los que obispos y curas terminan condenados pese a los esfuerzos vaticanos por negar los hechos y salvar el pellejo de las “ovejas descarriadas”.

“Al ingresar juntos al salón, en el que todo está dispuesto para una histórica charla con la Agencia Nacional de Noticias Télam, que transcurrirá durante una hora y media, sé que en esta tarde de junio estoy viviendo un momento excepcional y único”, escribió la periodista Bernarda Llorente al inicio de su nota. Otra exageración acorde a las encíclicas, documentos y profesías papales.


Daniel Satur

Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).

X