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Red Internacional
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ELECCIONES EN TURQUÍA. Erdoğan perdió la mayoría y el partido pro kurdo ingresa al parlamento

El pasado 7 de junio tuvieron lugar las elecciones parlamentarias. El partido gobernante AKP de Erdogan perdió la mayoría absoluta, mientras ingresó al parlamento el partido de izquierda pro kurdo, HDP, llamado por algunos el “Podemos” turco.

Martes 9 de junio de 2015

A pesar de la campaña mediática de Erdoğan para introducir un sistema presidencial, a pesar de haber utilizado el aparato estatal y la corrupción, el partido gobernante AKP (Partido por la Justicia y el Ascenso) perdió la mayoría absoluta después de 13 años. En consecuencia, Turquía tiene que volver a un gobierno de coalición, si bien el AKP no descarta aún la opción de nuevas elecciones anticipadas.

Según los resultados oficiales, cuatro partidos lograron entrar al parlamento turco. El partido gobernante neoliberal y autoritario AKP cayó del 49,95 % y 341 escaños a 40 % y 258 escaños y perdió por lo tanto su mayoría absoluta después de 13 años de gobernar sólo. Para lograr la mayoría hubiera necesitado 276 de los 550 escaños.

El partido burgués kemalista CHP (Partido Popular Republicano) que durante su campaña prometió una restauración liberal del régimen, obtuvo el 25 %y 132 escaños en el parlamento. El partido de derecha MHP (Partido del Movimiento Nacionalista) aumentó sus votos en comparación con las últimas elecciones parlamentarias del 2011 por 4 puntos, logrando el 16 % y 80 escaños. El hecho sin duda más interesante de la campaña electoral es que el HDP (Partido Democrático de los Pueblos) logró superar el piso proscriptivo del 10 %, al obtener el 13 % de los votos y estará representado en el parlamento con 80 diputados.

Después de las elecciones, el CHP y el HDP volvieron a expresar su rechazo a una coalición con el AKP mientras que el MHP se pronunció contra el sistema presidencial pero no se negó a una coalición con el AKP. Por el contrario, el MHP pretende coalicionar con el AKP, pero bajo la condición que el ex-primer ministro y actual presidente Recep Tayyip Erdoğan no tenga influencia en esa coalición. Eso significaría una ruptura dentro del AKP que sería un paso en la decadencia del AKP.

Dado que el apoyo electoral al AKP se debilitó por su rumbo autoritario, su corrupción y sus derrotas en la política exterior, los otros partidos se distancian de una posible coalición, preparándose para -en posibles elecciones anticipadas- ganar más de la base del AKP.

Por otro lado, la opción de una coalición entre el CHP, el MHP y el HDP parece imposible, lo cual deja abierto el escenario de nuevas elecciones. El Plazo para fundar un gobierno de coalición es de 45 días. Si los partidos no llegan a un acuerdo, el presidente puede llamar a elecciones anticipadas.

La entrada del HDP al parlamento es una conquista democrática contra el gobierno anti-obrero y corrupto del AKP. La juventud de Gezi, muchos trabajadores, la población kurda y otros sectores oprimidos votaron al HDP y se referenciarán en él. El piso proscriptivo del 10 %, una ley de la constitución golpista del 1982, es un muro construido por la burguesía turca para mantener a la izquierda y a los sectores oprimidos por fuera del parlamento. En un período de avance del rumbo autoritario y neoliberal -que incluye ataques masivos contra la nación kurda, los trabajadores, las mujeres y la juventud-, el HDP pretende representar a esos sectores.

La entrada del HDP le costó la mayoría absoluta al AKP. Frente a la masiva represión y campaña mediática contra el HDP, su entrada al parlamento significa un éxito. Justo dos días antes de las elecciones, hubo un atentado con bomba contra un acto electoral del HDP en Diyarbakir, matando a tres personas e hiriendo a cientos más. Pero ese éxito es un resultado de una táctica electoralista completamente populista. En la región kurda, el HDP presentó candidatos conservadores y burgueses para sacarle la base al AKP. En el resto del Estado turco, el HDP presentó a candidatos de izquierda, seculares y feministas para ganar apoyo de la base del CHP kemalista y sectores de izquierda.

El HDP, comparado por comentaristas europeos con el partido español Podemos, ahora tiene que probar en el parlamento que se opondrá verdaderamente a la política autoritaria del AKP. Pero si bien dice que quiere abolir el piso proscriptivo del 10%, la orientación parlamentaria reformista del HDP no podrá brindar una oposición de verdad contra el autoritarismo de Erdogan. El rumbo autoritario del AKP se podrá parar solo con la movilización de las masas en las calles contra el sistema electoral antidemocrático, contra la opresión de la nación kurda, las mujeres y otras minorías, y con el despertar del joven proletariado kurdo.

Si bien aún no son visibles en la superficie, hay tensiones dentro del AKP que podrían dar lugar a una ruptura en fracciones pro y contra Erdogan. El presidente Recep Tayyip Erdoğan – que hasta antes de las elecciones en los hechos “gobernó al gobierno”, cuyo rumbo en la política exterior llevó a una derrota, y cuyo régimen personal es un peligro para los intereses a largo plazo de la burguesía turca e imperialista – está directamente relacionado con el debilitamiento del AKP.

Si bien el primer ministro Ahmet Davutoğlu después de las elecciones presentó al AKP como vencedor de las elecciones, existe una preocupación profunda en ese partido. En la reunión del gabinete del lunes, hubo distintas opiniones sobre la coalición. Mientras el ala pro-Erdoğan define los resultados electorales como un golpe contra la estabilidad y declara como superfluo el sistema parlamentario, el ala “moderada” no descarta categóricamente un gobierno de coalición. Es un hecho que el proyecto del sistema presidencial que otorgaría al presidente Recep Tayyip Erdoğan un estatus como bonaparte, se tiene que posponer.

Hay muchos escenarios posibles sobre el destino del régimen turco en el período actual de crisis económica y política. Por ejemplo, bajó la bolsa durante el día después de las elecciones. Sin embargo, una cosa quedó clara: la burguesía turca está en una crisis política, mientras que una nueva generación de trabajadores está despertando y mostró con sus huelgas en el período anterior a las elecciones que pueden sacudir al país en esos tiempos inciertos. Es el momento justo para un salto adelante.