A pesar de la enorme cantidad de contagios y los más de 1200 fallecidos por tres días consecutivos, sigue la reapertura en los principales estados del país.
Sábado 20 de junio de 2020 00:54
Brasil es el segundo país del mundo en superar la barrera del millón en la estadística de contagios por Covid-19. Estados Unidos fue el primero. La cantidad de casos se incrementó en 54.771, un nuevo récord diario, alcanzando los 1.032.913 confirmados.
Según el boletín diario emitido por el Ministerio de Salud, en las últimas 24 horas se registraron en Brasil 1.206 fallecidos, lo que elevó el total de muertes a 48.945. Sin embargo, hay todavía 476.759 pacientes en observación, por lo que es posible que esa cifra siga en aumento en los próximos días.
Desde el comienzo de la crisis sanitaria, el presidente Jair Bolsonaro desplegó la misma estrategia negacionista utilizada por Donald Trump en Estados Unidos, una línea genocida como lo demuestran los datos de ambos países, donde la pandemia se encuentra en plena expansión.
El Ministerio de Salud se encuentra hoy encabezado por Eduardo Pazuello, un general del Ejército carente de experiencia en el área de salud pública, y en esas condiciones deberá enfrentar el invierno, donde a los casos de Covid-19 se sumarán los casos de enfermedades respiratorias invernales, lo que probablemente agravará la situación en los hospitales.
Por otro lado, la Corte Suprema, los gobernadores de los estados y las corporaciones mediáticas, sectores que han sido críticos a la estrategia sanitaria del Gobierno, tampoco han ofrecido una alternativa. La población sigue sin acceso a testeos, barbijos, alcohol en gel y equipos de protección, entre otras medidas básicas, mientras sigue la implementación de la reapertura en varios estados del país, a pesar de los enormes riesgos, exponiendo la vida del pueblo pobre.
El millón de casos en Brasil fue alcanzado a 100 días de la declaración oficial de la pandemia por la OMS, el 11 de marzo. En ese momento Brasil tenía 52 casos confirmados y recién una semana después se registró el primer fallecimiento. Desde entonces la curva de crecimiento ha sido muy empinada.
Si bien algunos especialistas consideran que el crecimiento podría estabilizarse, lo haría con una cantidad enorme de muertos diarios, más de 1.000, y se espera que se mantenga en ese nivel por varias semanas.
En números absolutos, San Paulo es el estado con más muertos (12.232), con un promedio de 266 por millón de habitantes. Le sigue Rio de Janeiro con 8.595 fallecidos, aunque es el primero en términos relativos (498 por millón de habitantes).
La cantidad relativa de fallecimientos, es decir, la cantidad de fallecidos por millón de habitante, permite comparar distintos territorios. En Brasil, tomado de conjunto, es de 233, menos que en Estados Unidos, donde alcanza los 358,8.
Sin embargo, hay mucha disparidad entre los distintos Estados. Rio de Janeiro, por ejemplo, tiene cerca de 500 y no es el Estado que más tiene. Ceará, en el noreste del país, y Amazonas, en el noroeste, encabezan este ranking con 600 y 640 fallecidos por millón de habitantes respectivamente.
A pesar de este panorama, la mayoría de los gobernadores de Brasil continúan la reapertura de las actividades económicas y el proceso de desconfinamiento social. Uno de ellos es San Pablo, que lidera los ranking alcanzando ya los 211.658 contagios y a un total de 12.232 muertos.
También Rio de Janeiro, que este viernes batió el récord de contagios en 24 horas con 6.061 nuevos casos, alcanzando los 93.378 contagiados y 8.595 muertos. A pesar de ellos, las autoridades de Río de Janeiro también promueven la retomada de todas las actividades económicas e incluso de todos los espectáculos deportivos, lo que incluye al fútbol, que volvió a ser jugado este jueves, sin público, en el estadio Maracanã.
El riesgo de saturación del sistema de salud, en particular el sistema público que atiende a la inmensa mayoría de la población trabajadora, es preocupante, en particular porque los gastos en salud pública se encuentran limitados por una enmienda constitucional aprobada durante el Gobierno del golpista Michel Temer. Sin camas suficientes ni testeos que permitan un aislamiento social inteligente, la derogación de esa ley es urgente.
También lo es la readecuación de la producción hacia la producción de los elementos necesarios para enfrentar la crisis sanitaria y la estatización del sistema de salud bajo control de sus trabajadores, para garantizar la atención adecuada para el conjunto de la población.