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Red Internacional
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Escocia después del referéndum

A pesar del alivio inicial expresado por Cameron, la Reina y la oposición ante la victoria del NO por el 55% de los votos, no hay duda de que este desenlace repercutirá más allá de la coyuntura política actual. La ‘respetable’ diferencia del 10% a favor del ‘NO’ ha complicado el panorama político de los partidos en el gobierno y en la oposición.

Martes 23 de septiembre de 2014

El 1,6 millón de votos por el ‘Sí’ da cuenta de que la campaña fue un polo de politización que recogió las aspiraciones de amplios sectores de la población afectados por los recortes, el desempleo y el descontento con el gobierno de Westminster al que no han votado y sienten que no los representa.

Distritos obreros como Glasgow, Dundee, West Dunbartonshire y North Lanarkshire han favorecido el voto independentista. Según varias fuentes, los partidos independentistas vieron un explosión en las solicitudes de afiliación, el Partido Verde de Escocia por su parte recibió 3.000 peticiones, el doble de su cantidad actual, mientras que el SNP sumó cerca de 20 mil miembros nuevos en sus filas, un aumento del 70%, ubicándose en la carrera por transformarse en el tercer partido del Reino Unido.

La campaña independentista ganó la simpatía de miles de jóvenes, que rompieron la apatía política luego de décadas de una sentida derrota del thatcherismo y la continuación del gobierno de Blair. La campaña por el “Sí” fue adquiriendo una dinámica anti-austeridad, contra la privatización y sumó activistas atraídos por la idea de que una Escocia bajo el SNP iba a estar libre recortes. Sin embargo, este movimiento no está exento de contradicciones, ya que el SNP, que gobierna con mayoría propia en Escocia, es quien viene aplicando las políticas de recortes dentro de Escocia y propone recortar los impuestos a los empresarios.

El hecho de que muchos trabajadores, abandonados por el laborismo, su partido ‘tradicional’ sumado al relato anti-Westminster del SNP llevó a que muchos grupos de izquierda participaran en el campo del “Si”, de manera acrítica a la dirección, como si la escisión de Gran Bretaña en sí mediante el establecimiento de un país ‘independiente’ bajo la clase empresaria pudiera cumplir las aspiraciones de las masas.

Por otra parte, el “No’ se impuso en Edimburgo, la capital del país, con mayor peso de la clase media y en sectores de trabajadores con empleo estables y menos afectados por la crisis. La campaña llevada adelante una semana antes de la votación, con las promesas de devolución de poderes y de darle mayor autonomía a las regiones, logró captar algo apoyo en la recta final. A su vez, la incertidumbre que se abrió alrededor de la divisa y la perspectiva económica ayudó a la opción unionista. El partido laborista, como parte de la campaña ‘Mejor Juntos’, se ubicó del lado de los grandes negocios y jugó la carta del patriotismo, elogiando el rol de Escocia en las aventuras imperialistas, para justificar su pertenencia a la Unión.

Una vez conocidos los resultados, quienes se habían unido para salvar a la Unión ya están preparando el recambio burgués de las próximas elecciones generales que tendrán lugar en mayo de 2015. No hay duda de que de estas negociaciones solo emergerán propuestas reaccionarias, como ser la limitación de voto de los diputados nacionales escoceses, fomentando el nacionalismo inglés y las divisiones entre los trabajadores a ambos lados de la frontera.

Al laborismo también se le representa un panorama difícil. En primer lugar en los ocho circunscripciones que controla en Glasgow, el distrito de mayor concentración obrera, ganó el “Sí”, distanciándolo aún más de sus desencantadas bases. El lunes 22/9 empezó a sesionar la Conferencia Nacional del Partido Laborista, allí, Ed Miliband, líder del partido, anunció que aumentaría el sueldo mínimo si su partido gana las elecciones. Pasado el susto del referéndum, se ha empezado a ‘despegar’ del Partido Conservador, diciendo que el país no puede funcionar de esta manera, como dice el dicho ‘muy poco, muy tarde’.

El impacto de la vitalidad y masividad de la campaña del “Sí” ha pegado fuerte. La ‘democracia de la calle’ dicen algunos, para otros se trató de ‘un festival de la política’, pero más allá de estas aseveraciones, ha surgido una generación de jóvenes, los llamados pos-referéndum, que cuestionan el orden de cosas, el poder de Westminster, los planes de austeridad.

El anuncio de la renuncia de Alex Salmond, como primer ministro de Escocia y como líder del SNP ha tomado a muchos por sorpresa, en ambos bandos. En la próxima conferencia nacional del partido se votará a su sucesor. Casi todas las fuentes, estiman que la viceprimer ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, será votada cabeza del partido. No obstante, el paso a un lado de Salmond, deja abierta la puerta para la camada de jóvenes, post-devolución, que dará continuidad a la lucha independentista.

Durante la campaña del referéndum los trabajadores y los sectores oprimidos estaba atrapados entre un ‘próspero’ futuro con el SNP y la alianza reaccionaria de los tres principales partidos británicos que vienen desmantelando el estado de bienestar y rescatando a los bancos. Ninguna de estas alternativas recogía las verdaderas demandas de los oprimidos y los trabajadores. Lamentablemente la mayoría de la izquierda se acomodó al frente del ‘Sí”, y abandonó la idea de luchar por una alternativa independiente de los trabajadores y el pueblo empobrecidos.