En la escuela de Comercio N° 19, de Caballito, comenzó a gestarse un centro de impresiones para producir mascarillas para donar a los trabajadores de diferentes hospitales. Mientras se agudiza la crisis sanitaria, las escuelas abren sus puertas al servicio de enfrentar esta pandemia. Los sindicatos docentes, empezando por UTE- CTERA deberían ponerse a la cabeza de garantizar y organizar estas iniciativas solidarias.
Martes 21 de abril de 2020 15:34
En medio de la crisis sanitaria, económica y social producto de la pandemia, trabajadores de la salud de hospitales y centros de salud vienen denunciando y reclamando la falta de insumos y elementos básicos de higiene y seguridad en sus lugares de trabajo. En primera línea, ellos vienen haciendo frente a la atención de pacientes en condiciones de riesgo y expuestos al contagio sin testeos.
Frente a esta situación, que se agudiza con el paso de los días, la escuela de Comercio N° 19 decidió abrir sus puertas para poner en pie un centro de impresión de mascarillas para la producción de insumos para los Hospitales. Esta iniciativa fue producto del pedido de máscaras protectoras de una de las docentes, que también trabaja en el Hospital Durand, y fue tomada en sus manos por docentes de las escuelas. Este es un gran ejemplo de solidaridad y de cómo podría planificarse toda la economía y la industria para dar respuesta a la altura de enfrentar esta pandemia.
Esta tarea se realizó en junto a los trabajadores de la escuela y en colaboración solidaria de trabajadores capacitados en impresoras 3D como 2G-Tech y Argentino 3D para poner las impresoras en funcionamiento, junto al personal de formación profesional y decenas de docentes que organizaron las tareas, los turnos y las medidas de higiene y seguridad. Las máscaras serán donadas al Hospital Durand, el Hospital Tornú, entre otros.
Carolina Gaetmank, docente de la Escuela de Comercio N° 19 y parte de la agrupación docente 9 de abril, que impulsa el PTS, cuenta que “la mayoría de las escuelas de nivel secundario y superior de la Ciudad de Buenos Aires, de diferentes orientaciones, cuentan con impresoras 3D, las cuales pueden ser usadas en este contexto para elaborar algunos recursos básicos que hacen falta en hospitales y centros de salud, como máscaras o alcohol en gel. Hoy, junto a mis compañeros de trabajo y docentes de otras escuelas, estamos trabajando de manera solidaria, mostrando la potencialidad de abrir las escuelas y usar los recursos disponibles para producir estos insumos básicos que reclaman tantos trabajadores y trabajadoras de la salud ante la crisis sanitaria”.
Un ejemplo para seguir reproduciendo en otras escuelas
Desde hace décadas, el desfinanciamiento de la salud pública se agudiza, aún más en este contexto de crisis. Sin embargo, mientras las empresas, de la mano de los gobiernos que los avalan, quieren sacar una tajada más de ganancia, somos muchos los docentes que nos ponemos a disposición para realizar esta tarea solidaria y contribuir con los recursos que son necesarios en nuestros hospitales.
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Desde la Corriente Nacional 9 de abril, realizamos un petitorio al Gobierno de la Ciudad hace varias semanas exigiendo que se abran las escuelas que cuentan con impresoras 3D y laboratorios aptos para la realización de materiales sanitarios.
Carta a la comunidad educativa:
Los trabajadores de la educación vienen siendo un ejemplo de solidaridad ante la crisis. Con el amparo judicial presentado desde las bancas de las diputadas porteñas por el PTS/FIT Myriam Bregman y Alejandrina Barry junto a las familias, docentes y cooperadoras escolares, venimos peleando por una alimentación saludable para nuestros alumnos y alumnas, denunciando la terrible situación de miles de familias que están siendo golpeadas por la crisis y el hambre, frente a la pérdida de sus trabajos.
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Pero no se trata de sumar “voluntades”. Exigimos que los principales sindicatos docentes UTE y Ademys, se pongan a la cabeza de organizar y pelear porque se multipliquen estas iniciativas de escuela solidarias; que impulsen comités por escuela junto a docentes y familias por una alimentación de calidad y que alcance; que peleen por un salario de cuarentena de 30 mil pesos para que no haya una sola familia con hambre.
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La clase obrera y los estudiantes muestran su potencial
Mientras los grandes laboratorios y empresas siguen lucrando con la venta de elementos de higiene, existen importantes muestras de solidaridad y respuesta de trabajadoras y trabajadores que ponen sus conocimientos y herramientas al servicio de enfrentar esta crisis. Lo muestran los ejemplos de Madygraf y la textil Neuquén, fábricas bajo control obrero que reconvertirán su producción para ponerse al servicio de elaborar barbijos.
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La reconversión de la producción de las empresas que producen distintas mercancías que hoy no son necesarias durante la crisis, como las automotrices, línea blanca, textiles, ensambladores de televisores y celulares, entre otras, pueden ser declaradas de utilidad pública para ponerlas al servicio de la construcción camas, respiradores, ropa de trabajo para el personal de salud, etc.
Las medidas de aislamiento obligatorio deben complementarse con un plan de emergencia que incluya mayor presupuesto para salud para poder realizar los testeos necesarios con prioridad al personal de salud, centralizar el sistema de salud público y privado y declarando de utilidad pública todos los laboratorios medicinales y fábricas de elementos sanitarios.
La clase trabajadora muestra el camino: hay recursos y se pueden poner en función de las grandes mayorías y las necesidades sociales.
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