El médico Werther Aguiar, de la Policía Federal, la noche del 17 de octubre de 2017 compartió como un “trofeo” entre sus contactos imágenes que debía preservar como pruebas judiciales. Hoy es la última audiencia.
Jueves 10 de octubre de 2019 00:04
Este martes comenzó el juicio oral y público contra Werther Aguiar, el médico de la Policía Federal Argentina que fotografió y viralizó las imágenes del cuerpo de Santiago Maldonado. Lo hizo desde el mismo Hospital de Esquel al que había sido trasladado el cadáver luego de ser encontrado flotando en las aguas del Río Chubut. Las fotos las sacó por orden del juez que supuestamente debía investigar el caso, Gustavo Lleral.
El juicio oral y público contra Aguiar se realiza entre este martes y este jueves en la sede del Casino de Oficiales de la Policía de Chubut, ubicado en calle Rivadavia y Mitre de Esquel y está a cargo de la jueza Eva Parcio.
Al médico policial, que antes de pertenecer a la Federal cumplió funciones en la Policía de Chubut, se lo juzga por “violación de secretos” e “incumplimiento de deberes de funcionario público”, según lo dictan los artículos 156 y 157 del Código Penal.
Primera audiencia
En las primeras horas del martes toda la zona aledaña al Casino de Oficiales ya estaba militarizada por un importante número de efectivos de la Infantería de la policía provincial y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, dependiente del Ministerio de Seguridad de la Nación. Al frente del operativo estuvo, nada menos, que Pablo Noceti, el funcionario de Bullrich que el día de la desaparición forzada de Santiago estuvo al mando del accionar de Gendarmería.
Como lo denunció la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos regional, presente en el juicio, se trató de un “exagerado operativo policial: escáneres, rayos x, perros, numerosos policías, vallas, cacheos, tres presentaciones de DNI... Para solamente 15 personas como público y prensa. La pregunta es inevitable: ¿a quién custodian y por qué?”.
Una vez comenzado el juicio, se dio lectura a los cargos contra Aguiar. Luego el imputado tomó la palabra y se dedicó a negar, por un lado, las acusaciones y, por el otro, a colocarse casi en lugar de víctima. De hecho terminó su relato casi llorando y hablando de su “profundo orgullo por trabajar en la Policía” y por sus “cinco hijos”. Sobre las razones de por qué filtró esas fotos, el médico lo atribuyó a mero costumbrismo: "siempre hemos compartido fotos de otros casos", dijo provocador.
Sin embargo, más allá de sus palabras, en el juicio va quedando claro que fue él quien difundió la fotos. Incluso lo están dejando bastante solo sus propios “camaradas” de la fuerza llamados a declarar como testigos.
Luego de Aguiar declararon tres testigos, todos pertenecientes a la Policía Federal. Se trata de un médico legista y dos altos mandos de la fuerza, quienes juzgaron la conducta de Aguiar como “excelente” y llevaron sus relatos hacia la búsqueda de criminalización de la comunidad mapuche de la Pu Lof en Resistencia de Cushamen, algunos de cuyos miembros reaccionaron con mucha indignación y bronca contra la Policía ese 17 de octubre de 2017.
De las declaraciones de la primera jornada quedó en evidencia que el procedimiento del 17 de octubre, a cargo del juez Lleral y con accionar de la Prefectura Naval y la Policía Federal (ambas fuerzas a cargo de la misma jefa de Gendarmería, Patricia Bullrich), fue deliberadamente caótico.
De hecho Aguiar sacó las fotos con su teléfono celular porque quien debería haberlo hecho, un fotógrafo de la Policía, “se perdió” en el operativo. Pero entre los involucrados no se ponen de acuerdo sobre por qué se perdió el fotógrafo. Mientra el imputado dijo que había sido “herido por los mapuches”, otro testigo afirmó que quedó en Leleque tras desencontrarse son un compañero.
Segunda audiencia
Este miércoles declararon varios testigos más. En primer lugar lo hizo Silvana Cardinali, médica forense que estuvo presente en la noche del 17 de octubre de 2017. Ella fue una de las personas que sugirió al juez Lleral y a la familia Maldonado envíar el cuerpo a Buenos Aires porque en Esquel no había capacidad técnica operativa para hacer una autopsia de esa magnitud.
Luego declaró el fiscal Carlos Richieri, quien avisó en aquel momento a la fiscal de Esquel Silvina Ávila que se habían filtrado esas fotos y que el responsable era Aguiar.
Después le tocó el turno a Silvina Ojeda, médica del Hospital Zonal de Esquel que estaba de guardia esa noche y atendió a un grupo de policías que habían participado del operativo en el que se halló el cuerpo de Santiago.
Por su parte el enfermero del hospital de Esquel Ariel Patagua declaró que fue uno de quienes vieron las fotos aquella noche en el en el office de enfermería, mostradas por el propio Aguiar como una especie de “trofeo”. El testimonio confirma que el médico de la Federal es un reaccionario hecho y derecho. Mostró como “trofeo” las fotos de Santiago muerto.
Finalmente declararon otros dos miembros de la Federal, ambos de alto peso en la fuerza. Leandro Caporaletti, que pertenece a la sección Investigaciones, es quien le “cumplió la orden” de secuestrarle un teléfono celular a Aguiar luego de que fuera procesado. Pero ese celular resultó ser el del hijo del médico y no el suyo. Y el subcomisario Enrique Terremoto, jefe de la delegación Rawson de la PFA, eran el jefe directo del médico legista en ese entonces.
Los dos jerarcas de la Federal fueron directamente interpelados por la jueza Parcio, quien se impacientó al ver que los testigos reiteradamente apelaban a sus “olvidos” para no brindar información. “Usted tiene que hacer un ejercicio de memoria porque usted es la autoridad y no puede ser que no recuerde lo que pasó”, le dijo especialmente a Terremoto, quien empezó a “recordar” elementos que, curiosamente, involucran solamente al imputado.
En el juicio los diferentes testimonios van demostrando que alrededor del caso de Santiago Maldonado hubo grandes irregularidades, procedimiento caóticos e incluso fallas graves de protocolos de investigación. Si bien eso puede no resultar de interés para este juicio, sí lo es para la causa madre sobre la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago.
Otro elemento que no por obvio debe dejar de ser destacado es el abroquelamiento de las fuerzas represivas en casos de esta envergadura, lo que no hace más que contribuir a la impunidad. Siempre por delante está la cadena de mandos y el secretismo de cuerpo. De hecho en esta segunda audiencia quedó demostrado, por el propio testimonio de los miembros de la Federal, que al médico le permitieron “recluirse” en Córdoba tras los hechos acá juzgados alterando los propios protocolos internos de la fuerza.
A Aguiar le están soltando la mano y eso está quedando en evidencia en el juicio. Quizás el motivo sea que de no ser él el fusible a descartar se podría descubrir una trama más profunda de “desprolijidades”, errores administrativos y de procedimiento y, en definitiva, de cierto “caos” planificado por las propias fuerzas represivas, tanto federales como provinciales, para no descubrir qué pasó con Santiago y qué hizo Gendarmería desde aquel fatídico 1° de agosto de 2017.
Un dato curioso es que Aguiar está siendo defendido por el defensor oficial de Esquel, Fernando Machado. Vale recordar que él cumplió un importante rol en las primeras horas posteriores a la denuncia de la desaparición de Maldonado, cuando junto a organismos de derechos humanos de la región estuvieron al frente de la denuncia y en la presentación del habeas corpus por el joven que estaba desaparecido. Hoy a Machado se lo nota muy incómodo en su puesto de defensor de Aguiar.
Este jueves será la última audiencia del juicio oral y público contra el médico reaccionario que creyó que viralizar las fotos del cadáver de Santiago Maldonado le haría sumar unos porotos de prestigio entre sus camaradas. Capaz que los sumó. Pero al mismo tiempo demostró que la fuerza a la que pertenece forma criminales de toda calaña. La familia Maldonado, los organismos de derechos humanos y gran parte de la población, solo esperan que reciba lo que se merece: una condena.