Cuando el cansancio laboral perturba la percepción de los sentidos.
Viernes 10 de enero de 2020 12:58
“Crack, crack, crack”
adentro de mi boca
¿Está en la muela o en la oreja?
No sé, ya se hizo pasta.
Y ahora siento las semillitas de lino,
en la lengua.
Va desapareciendo la comida de ahí y se va a otro lugar.
No quiero pensar por donde va ahora, me cansó.
Muevo la cabeza para adelante y trato de estirar
Apoyo las manos ni bien comienza a ser cuello,
y amaso fuerte hasta la nuca,
luego un poco más, entre los pelos.
Se siente suave, cálido, lindo.
El adentro y el afuera se conecta.
Puedo decir que hoy se terminó mi jornada laboral.
............
Desmayo en la cama, 5 horas profundas hasta que suena el despertador.
Me cuesta mucho ponerme el sweater,
se enreda y pegotea en el pelo cuando pasa por la cabeza,
y los brazos se arrugan.
Me siento en la silla y se ablanda,
caigo al piso y está frío.
Me craquelo.
No entiendo, algo está pasando.
Quiero caminar pero los pies retroceden.
Me doy vuelta
Y miro al espejo:
Observo las arrugas y los labios resecos.
Las ojeras sentencian que necesito vacaciones
¡Me habló el reflejo!
¡Basta!