La sesión de control del pasado miércoles dio el puntapié inicial par a otro largo periodo electoral, esta vez hasta el 10 de noviembre. El quinto en cinco años. Los candidatos se han echado en cara la imposibilidad de conformar gobierno.
Ivan Vela @Ivan_Borvba
Jueves 19 de septiembre de 2019 00:00
La sesión de control del pasado miércoles dio el puntapié inicial par a otro largo periodo electoral, esta vez hasta el 10 de noviembre. El quinto en cinco años. Los candidatos se han echado en cara la imposibilidad de conformar gobierno.
El Presidente en funciones, Pedro Sánchez, que no pudo conseguir los apoyos necesarios ha repartido responsabilidades entre Partido Popular (PP), Ciudadanos (Cs) y sobre su competidor Unidas Podemos (UP) de la falta de acuerdo para formar gobierno luego de largas y rocambolescas negociaciones.
Especialmente crítico ha sido con la formación de Pablo Iglesias al asegurar que ha sido la cuarta vez que han evitado “un gobierno socialista”.
En resumen, Sanchez ha tildado al líder del PP de pecar de “falta de sentido de Estado”, a Rivera de Ciudadanos de “irresponsable” y a Pablo Iglesias, que más concesiones programáticas y actitud “leal” frente a los intereses de Estado (Catalunya) y del mercado (reforma laboral) no ha podido tener en los últimos meses con el PSOE, lo ha tachado como “dogmático”.
Frente a esta situación Sánchez ha pedido a los “españoles que nos den la fuerza necesaria para gobernar”, llamando así a una movilización del voto que le permita gobernar con mayoría absoluta, una situación que los sondeos más recientes y la actual fragmentación de los espacios políticos dibuja como muy poco probable.
Desde la bancada del PP se ha reprochado la “falsedad” y el “teatro” por parte del partido socialista en este “simulacro de investidura”. Su líder Pablo Casado acusaba a Sánchez de haber decepcionado a todos “de derecha a izquierda”.
El punto más caliente ha sido con la intervención de Gabriel Rufián, de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), cuando este ha tildado de “incompetente” a Sánchez si de verdad había intentado por todos los medios la investidura o de “negligente” si estaba mintiendo. “En noviembre se tendrán que volver a acercar a nosotros y volveremos más fuertes”, advertía Rufián.
En el próximo mes se conocerá la sentencia a los líderes políticos y sociales del procés, la declaración unilateral de intedependencia de Catalunya que siguió a las elecciones del 1O. Se espera sea una demostración de venganza del Régimen del 78 que habrá que ver cómo impacta en las calles de Catalunya.
Un escenario que complicará un acercamiento al PSOE tan claro y evidente como lo ha sido durante estos últimos meses.
No se ha contenido el presidente en funciones al recordarle al portavoz de ERC que “si la Generalitat violenta la ley, la legalidad y la integridad territorial aplicaremos cualquier artículo de la Constitución".
Durante este proceso de negociaciones desde UP se ha intentado blanquear y a adornar de “progresismo” el ADN del partido socialista y su responsabilidad para con la defensa del Régimen del 78. Bien, ni toda esa falsa propaganda esconde el verdadero rol del PSOE que a la mínima se esfuerza en dejarlo claro.
Precisamente desde los bancos de la formación morada se ha vuelto a insistir en el relato de la investidura fallida por responsabilidad directa del PSOE, que no ha querido gobernar con UP “porque entonces no podrían hacer lo que quisieran en materia económica”.
La socialista Carmen Calvo, vicepresidenta, ha atacado directamente a la figura de Pablo Iglesias, asegurando que no ha habido pacto “porque si su líder no estaba en el Gobierno ustedes rompían la baraja”.
Una diputada de UP, Ángela Aguilera, ha asegurado este miércoles que sería “el momento de presentarnos como Adelante Andalucía en estas elecciones para que haya una presencia de Andalucía en Madrid".
La diputada ha precisado que es una opinión personal, pero que es un aspecto que ha comentado con Teresa Rodríguez, diputada por Andalucía y una de las líderes de Podemos. Ahora bien, nada surge al azar, y más bien parece una avanzadilla del debate que quiere instaurar el sector de Anticapitalistas, uno de los agrupamientos internos de la formación morada.
De confirmarse esta decisión, que todavía no cuenta con pronunciamiento oficial por parte de Anticapitalistas, no bajarían tranquilas las aguas para Iglesias y los suyos en las próximas semanas.
Se abre por lo tanto una nueva y larga etapa electoral, la quinta en cinco años, una muestra inequívoca de la crisis de gobernabilidad en el Estado español, unos datos que ya lo hacen único en la Unión Europea. Unos nuevos comicios que además, según todos los sondeos no solucionarían el entuerto.
La crisis de representación que expresó el 15M y que dio lugar a la actual fragmentación parlamentaria y las crisis políticas del Régimen en los últimos años (Corona, Catalunya, corrupción) ponen en evidencia la necesidad de una verdadera izquierda capaz de romper la baraja, que reconozca sin cortapisas el derecho de autodeterminación de los pueblos, con un programa que plantee las medidas necesarias en materia de vivienda, trabajo, migración o medioambiente contra el IBEX35 y los capitalistas para revertir la situación actual. Ese es el reto y la necesidad planteada ahora mismo.