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Red Internacional
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Impunidad imperialista. Estados Unidos admitió haber asesinado a diez civiles en Afganistán

Siete de ellos eran niños. El general McKenzie, jefe del Comando Central, lo llamó cínicamente un "trágico error". El secretario de Defensa, Lloyd Austin, pidió disculpas.

Viernes 17 de septiembre de 2021 20:39

Entre condolencias y disculpas, las autoridades estadounidenses admitieron el asesinato de diez personas, siete de ellas niños, en una operación antiterrorista con drones en Kabul, la capital de Afganistán. Los hechos ocurrieron el domingo 29 de agosto, en el marco de la dramática retirada de Estados Unidos y sus aliados luego de 20 años de ocupación.

Joe Biden había anunciado el viernes anterior que iban a atacar al Estado Islámico en Afganistán por los atentados ocurridos el jueves en el aeropuerto de Kabul. Las operaciones con drones comenzaron el mismo viernes a la noche y según fuentes del Pentágono habrían alcanzado a dos de los líderes del Estado Islámico.

Según el diario New York Times, "Horas después de un ataque con aviones no tripulados estadounidenses en Kabul el domingo [29/8], funcionarios del Departamento de Defensa dijeron que había hecho estallar un vehículo cargado de explosivos, eliminando una amenaza al aeropuerto de Kabul del grupo Estado Islámico Khorasan (ISIS-K). Pero el lunes [30/8], sobrevivientes y vecinos de una casa familiar en Kabul dijeron que el ataque había matado a 10 personas, incluidos siete niños, un trabajador humanitario de una organización benéfica estadounidense y un contratista del ejército estadounidense".

El testimonio afirma que "Zemari Ahmadi, que trabajaba para la organización benéfica Nutrition and Education International, se dirigía a casa desde el trabajo después de dejar a sus colegas el domingo por la noche, según familiares y colegas entrevistados en Kabul. Cuando entró en la calle estrecha donde vivía con sus tres hermanos y sus familias, los niños, al ver su Toyota Corolla blanco, salieron corriendo a saludarlo. Algunos subieron a bordo en la calle, otros se reunieron mientras él estacionaba el auto en el patio de su casa. Fue entonces cuando dicen que atacó el dron".

Un operador de drones estadounidense, probablemente a miles de kilómetros del lugar, confundió a niños corriendo a saludar a su familiar con un grupo de peligrosos terroristas y sin más decidió disparar contra ellos.

El misil estalló contra la parte trasera del auto y la onda expansiva rompió puertas, ventanas y esparció metralla y restos de la bomba por todo el lugar. "El Sr. Ahmadi y algunos de los niños murieron dentro de su automóvil; otros resultaron heridos en habitaciones adyacentes, dijeron familiares. Un funcionario afgano confirmó que tres de los niños muertos fueron trasladados en ambulancia desde la casa el domingo".

Esa atrocidad es a lo que el general Kenneth F. McKenzie, en declaraciones a los periodistas en el Pentágono, llamó un "trágico error". Sin embargo, las operaciones con aviones no tripulados, que se multiplicaron de forma exponencial durante el Gobierno de Barack Obama, traen aparejadas la muerte de civiles, a lo que las autoridades estadounidenses suelen referirse como "daños colaterales".

Según informó McKenzie al secretario de defensa Lloyd Austin, el ataque iba dirigido contra una amenaza "inminente" para el aeropuerto internacional Hamid Karzai de Kabul, pero resultó ser un error. El dron atacó un vehículo conducido por Zemari Ahmadi, un trabajador de una ONG estadounidense, que según concluyó el propio Departamento de Defensa, no tenía conexión con el EI y realizaba actividades completamente "inofensivas".

"En nombre del Departamento de Defensa, ofrezco mis más profundas condolencias a las familias de quienes fueron asesinados, incluido el señor Ahmadi y al personal de Nutrición y Educación Internacional, compañía del señor Ahmadi", dijo Austin.

Uno de los responsables por este verdadero crimen de guerra dijo que ordenaría una investigación a fondo para dilucidar lo ocurrido, y curiosamente que "los responsables" rendirán cuentas por el "error". Con estas definiciones, tanto el Comando Central como el Departamento de Defensa eluden la responsabilidad estatal en general y del presidente Joe Biden en particular sobre los hechos.

Este tipo de asesinatos contra la población civil utilizando aviones no tripulados se han convertido en una constante durante los últimos años y en particular en Afganistán durante los 20 años de ocupación estadounidense. Decenas de miles de afganos perdieron la vida en medio de este tipo de ataques de Estados Unidos que llegaron a su punto máximo bajo el Gobierno de Obama, que recibió el apodo de "El señor de los drones". El cálculo era simple, reducir al mínimo las bajas de soldados estadounidenses en el terreno sin importar que las bajas civiles eran una constante.