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Red Internacional
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Elecciones México 2015. Elecciones 2015: una verdadera crisis de representación política

La jornada electoral estuvo signada por el asesinato del joven Antonio Vivar Díaz a manos de la policía federal y la represión al movimiento social en todo el país. Pero por otro lado, en muchos estados, las elecciones se llevaron a cabo y el boicot electoral le dio un cariz de profunda ilegitimad al proceso, pero no logró su cometido.

Jimena Vergara

Jimena Vergara @JimenaVeO

Miércoles 10 de junio de 2015

Foto: Antonio Vivar Díaz, asesinado por la PF durante la jornada electoral. Foto utilizada con autorización de la Coordinadora 1Dmx.

Esbozo general de las elecciones intermedias

Como plantea Pablo Oprinarien La Izquierda Diario y otros analistas, podemos decir que las elecciones a 9 gubernaturas, diputaciones federales y cargos locales expresaron diversas tendencias que configuran un escenario complejo.

Por una parte, el boicot electoral llevado adelante por sectores del magisterio, organizaciones indígenas y populares y normalistas consiguió impedir la instalación de 603 casillas y la suspensión de la elección en el municipio de Tixtla, bastión de los normalistas de Ayotzinapa.

Al mismo tiempo, la anulación del voto alcanzó cerca del 5 por ciento, que constituye 1.788.000 votos en los recuentos preliminares, cantidad sólo tiene precedente en la elección del 2009, con alrededor de 1.3 millones de sufragios.

Otras formas de repudio a los partidos tradicionales se expresaron de manera contradictoria con la masiva votación a candidatos independientes como Jaime Rodríguez pero que no expresan los intereses populares ni de lejos, si no los del stablishment, en particular de las clases dominantes del norte del país. Dice bien Luis Fernández Navarro que el fenómeno de El Bronco implica que “Estamos ante un fenómeno similar al vivido a raíz del desembarco de Manuel Clouthier y un grupo de empresarios a las filas de Acción Nacional, que tuvo en la victoria de Vicente Fox su momento más relevante, sólo que ahora, gracias a la figura de candidato independiente, no necesitan negociar con la cúpula de los partidos”. O también en el triunfo del futbolista Cuauhtémoc Blanco en Cuernavaca.

Existieron distintas expresiones del hartazgo popular. Entre ellas se cuenta el voto a Pedro Kumamoto en Jalisco, que es evidencia del clamor contra los partidos del régimen y su profunda descomposición con una campaña que cuestiona la utilización de los recursos públicos y promete donar el 70% de su salario parlamentario a las asociaciones de colonos. Y también se expresó a través de la votación a partidos emergentes como Movimiento Ciudadano.

Si bien el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el ejecutivo se jactan de una elección exitosa y no se puede negar su persistencia o recuperación en algunos lugares clave, el partido de gobierno quedó por debajo de las expectativas anunciadas semanas antes de la elección y perdió dos bastiones históricos como Guadalajara y Nuevo León donde tiene un “voto duro” importante desde hace décadas.

Probablemente lo más significativo de la jornada fue el hundimiento del Partido de la Revolución Democrática (PRD) –aunque se mantiene como una débil tercera fuerza a nivel nacional– y la emergencia del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que, sin duda alguna, se erige como alternativa de izquierda frente a sectores hartos de los partidos mayoritarios y del proyecto político y económico imperante.

Crisis de representación

En este contexto y aunque las elecciones se llevaron a cabo y el PRI persiste como primera fuerza nacional, el desenfrenado despliegue militar, el tinte a rojo sangre de la elección que costó la vida de un joven padre y estudiante en Tlapa, le expresión del voto nulo y el abstencionismo y el desplome del PRD a nivel nacional, expresan una crisis profunda de representación, como plantea también correctamente Luis Hernández Navarro. Como ya habíamos planteado en diversos artículos en La Izquierda Diario, ante millones, el régimen político está absolutamente deslegitimado y aparece como corrupto, represor y asociado al narcotráfico.

Desde el punto de vista de los desposeídos, la emergencia el Morena augura el fortalecimiento de una nueva mediación de centro izquierda que, cuestiona los aspectos más “impresentables” del régimen político, pero carece de una alternativa radical para enfrentarlo y presentar un proyecto efectivamente de los trabajadores frente a la subordinación al imperialismo, la militarización, el narcotráfico, la explotación y el despojo. Al mismo tiempo, abre espacio para que surja en México una alternativa política de los trabajadores, la juventud, las mujeres y todos lo que están hartos del sistema que sostiene esta putrefacta clase política a la izquierda del partido de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Si mientras los intelectuales de centro izquierda irán a la vera del Morena, como antes lo hicieron con el PRD, es imperativo fortalecer una alternativa política independiente y socialista en México, que se prepare para intervenir en el terreno legal –como es el electoral– aprovechando los pocos resquicios que deja la degradada democracia para ricos y al mismo tiempo se temple en la lucha de clases. No podemos renunciar y ceder el terreno de la organización política a aquellos que no nos representan. Del seno del movimiento social, de las luchas de los trabajadores y la juventud, tiene que surgir una alternativa propia.


Jimena Vergara

Escribe en Left Voice, vive y trabaja en New York. Es una de las compiladoras del libro México en llamas.

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