Larreta y el Gobierno nacional hablan sobre presupuestos con "perspectiva de género", pero sólo quedan en discursos, porque a las mujeres nos siguen matando. No contemplan en sus planes la violencia que sufren las trabajadoras de la salud, las docentes, las mujeres de los barrios populares. A ellas acompañé humildemente todo el año en sus luchas y por ellas también tenemos que marchar este 8 de marzo.
Alejandrina Barry @Barry__Ale - Dirigente del CeProDH e hija de desaparecidos
Sábado 6 de marzo de 2021 13:37
El 1 de marzo, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, inauguró por zoom un nuevo período legislativo. En su discurso, informó sobre sus planes de gestión para este año y, por último, antes del cierre, se refirió al punto “Género” y dijo: “Armamos un plan de gobierno con perspectiva de género”, con el fin de “construir una sociedad más igualitaria”. Sin embargo, esto no es más que un discurso. No hay ninguna respuesta a los reclamos que vienen haciendo miles de mujeres.
A pocos días de conmemorarse el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, hablemos realmente del ejercicio de la violencia sobre las trabajadoras de la salud, las mujeres de los barrios populares, las docentes. Todas las que son parte de gremios feminizados, vinculados a las tareas de cuidado, que históricamente han recaído sobre las mujeres. A todas ellas acompañé en sus reclamos y por ellas también este 8 de marzo tenemos que movilizarnos.
Estas mujeres vienen peleando y organizándose por mejores condiciones de trabajo, porque se les reconozcan sus derechos como trabajadoras, porque el gobierno deje de precarizarlas. La precarización laboral y el maltrato, a través de largas jornadas extenuantes de trabajo y los bajos salarios, también es violencia.
Estas mujeres no pudieron ni pueden quedarse en casa, tuvieron que salir a trabajar y a pelear, por eso estuvimos con ellas.
Este 8 de marzo, estaremos junto a las trabajadoras de la salud, mujeres de la primera línea, que nos cuidan y no descansan, a quienes acompañamos durante todo el 2020 en sus reclamos, recorriendo los hospitales y en las calles. Quienes protagonizaron dolorosos actos en homenaje a sus compañeros fallecidos, a la vez que reclamaban elementos de protección personal, insumos, pase a la carrera profesional, sin ser escuchadas. Estaremos junto a esas enfermeras que, luego de trabajar largas horas, salieron a las calles junto a sus compañeros, pero la respuesta del gobierno de la Ciudad fue reprimirlas en la propia puerta de la Legislatura. Las enfermeras que están acampando hace más de un mes frente al Ministerio de Salud de la Nación, reclamando al gobierno nacional. Acompañé a Elena y Franco, que estuvieron 16 horas detenidos en una comisaría por reclamar sus legítimos derechos. También estaremos con las residentes y concurrentes de distintas especialidades de la salud, que se movilizaron todo el año contra la precarización laboral.
Este 8 de marzo tenemos que estar en la calle, por ellas y con ellas. Porque un plan para “construir una sociedad más igualitaria”, implica en primer lugar, reconocerles todos sus derechos, garantizarles una vida digna a quienes salvan las nuestras. Por eso, además de acompañarlas en las movilizaciones, estuvimos reclamando todo el año para que se aprobara en la legislatura porteña el proyecto de Emergencia laboral, que presentamos junto a Myriam Bregman, para todos los trabajadores de la salud.
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Entre las mujeres luchadoras, no olvidamos a Beatriz Flores, vendedora ambulante que murió atropellada, por tener que huir en forma desesperada de la policía. Miles de mujeres como ella sufren la persecución, represión y hostigamiento de la policía de la Ciudad, porque la venta ambulante es la única manera de llevar un plato de comida a su casa. Con Myriam Bregman, recibimos cotidianamente las denuncias de violencia institucional, producto de la política de la penalización y criminalización de la pobreza de este gobierno.
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Tampoco nos olvidamos de Ramona Medina, quien falleció por covid-19, luego de denunciar por más de 10 días la falta de agua, en el pico de la pandemia en el Barrio 31. Ni de las mujeres que acompañamos de la villa 1 11 14 en los cortes de calles, pidiendo algo tan básico y elemental como agua, para cocinarles a sus hijos y poder mantener la higiene.
Este 8 de marzo también nos movilizamos para repudiar la represión y los desalojos a las mujeres con sus hijos pequeños, quienes no pueden pagar el alquiler y son víctimas de violencia de género, como en el Hotelito del Barrio 31. “No nos quedó otra, no tengo trabajo y el subsidio no me alcanza ni para pagar una pieza”, decían estas mujeres, con las que marchamos codo a codo peleando por una vivienda digna, como también junto a las mujeres de Guernica.
También marcharemos junto a las docentes, que se están organizando en las escuelas junto a las familias y estudiantes, denunciando las condiciones laborales, de infraestructura, y la falta de insumos.
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Marcharemos junto a las trabajadoras de la Dirección General de la Mujer de la Ciudad, que tuvieron que realizar un paro de 48 horas por sus pésimas condiciones laborales. Son quienes están detrás de cada llamado a la Línea 144, de la atención y sostén de los refugios para mujeres en situación de violencia. Denuncian condiciones precarias de contratación, salarios congelados hace más de un año, y la situación de los dispositivos que atienden. “Paramos porque estamos cansadas, sentimos que nos descuidan a quienes estamos cuidando, no podemos más”, nos dicen.
Todos estos ejemplos de mujeres que salen a luchar, muestran que el plan con “perspectiva de género” de Larreta es un discurso de tribuna electoral, que se cae por su propio peso. Redujo el presupuesto casi un 18% en el Área de Dirección de la Mujer, en el contexto que crecieron un 50% las llamadas de denuncias durante la pandemia.
Se negaron durante todo el 2020 a tratar los proyectos sobre violencia de género, que presentamos también con Myriam Bregman, exigiendo la construcción de refugios para mujeres, planes de viviendas, créditos accesibles, y subsidios acordes a la canasta familiar. Medidas concretas elementales, para ayudar realmente a miles de mujeres a salir de las situaciones de violencia.
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Porque el patriarcado no se terminó, como nos anunció Alberto Fernández, que también en su discurso habla del presupuesto con “perspectiva de género”, pero luego anuncia la apertura de ¡sólo 14! Refugios para mujeres víctimas de violencia. Siguen matando brutalmente a una mujer cada 23hs, pero tampoco desde el gobierno nacional hay medidas elementales que afecten la vida cotidiana de las mujeres: un plan real de emergencia frente a la violencia de género.
Aquí en la Ciudad de Buenos Aires las peleas de estos gremios feminizados de la salud y educación, son conducidos por el Frente de Todos, que a su vez cuenta con la mayor cantidad de bancas en la Legislatura. Las denuncias a Larreta son muchas, pero no ponen todas esa fuerza en medidas de lucha efectivas para enfrentarlo, para que las luchas de las trabajadoras docentes y de la salud sean escuchadas y se logren sus reclamos.
Todas estas mujeres aguerridas y luchadoras enfrentan la violencia de género, como también el maltrato laboral, se organizan y marchan este 8 de marzo por sus derechos. En la Ciudad de Buenos Aires y en todo el país. Porque el patriarcado no se terminó. Sigue en la violencia que sufrimos cotidianamente, negándonos nuestros derechos.
Por ellas y con ellas este 8 de marzo, tenemos que salir de casa, con todos los cuidados, pero tenemos que estar movilizadas. Junto a las voces de las trabajadoras de la salud, de las mujeres de los barrios populares, las docentes, las vendedoras ambulantes, las feriantes, las estudiantes, las jóvenes de la marea verde, que se harán oír nuevamente en las calles.
Alejandrina Barry
Diputada de la ciudad por el PTS-FITU