El próximo 8 de marzo nos encontramos encontraremos nuevamente en las calles para reivindicar el Día Internacional de la mujer trabajadora. Esto en el marco de que en los últimos años el movimiento de mujeres viene tomando una renovada y fortalecida presencia en las calles por nuestras demandas.

Suhey Ochoa Ciencias Políticas UCV / @SuheyLts
Sábado 5 de marzo de 2022
Este 8 de marzo Día Internacional de las Mujeres, a dos años de pandemia seguimos saliendo a las calles contra la violencia patriarcal y machista, contra los feminicidios, los salarios de hambre y el trabajo precario, por ni una menos, por nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, contra la criminalización de la protesta y por la libertad de las trabajadoras presas. Una vez más tenemos que hacer sentir la voz de las mujeres en este día de rebeldía, de lucha y de protesta.
Como parte de la jornada de protestas y manifestaciones que estaremos realizando en Caracas junto a diversas organizaciones y corrientes feministas, así como activistas, desde Pan y Rosas nos sumamos este 8M al #EstamosJuntas8M #MarzoRebeldeYDeLucha. Desde las 9 am en la de Parque Carabobo, en Caracas, frente al Ministerio Público hasta las 5:00 pm, marcará el punto referencial de la jornada, y en paralelo a las 9 am diversas organizaciones que hacen vida en el Espacio de Mujeres contra las Violencias se concentrarán en la plaza El Venezolano, para marchar hacia la OPSU en acompañamiento a Yudennis Sanchez, trabajadora de la FUNDAUNELEZ. A la 1pm en Parque Carabobo habrá Asamblea pública de mujeres, organizada por Mujeres Contra las Violencias (MCLV).
Basta de salarios de hambre y precarización laboral
Nuestras condiciones de vida se han venido deteriorando en medio de una de las más brutales crisis económicas que hemos sufrido. Los salarios de hambre, la profundización de la carestía de la vida, la precarización del trabajo, la anulación de las contrataciones colectivas, nos ha llevado a situaciones de extrema miseria. Mientras sobre nuestros hombros lanzaron situaciones de calamidades, el gobierno de Maduro lleva años imponiendo un gran paquetazo capitalista anulando derechos históricos de la clase trabajadora, de lo que se aprovechan todos los empresarios y los grandes grupos económicos para tener mano de obra casi esclava, una política laboral que privilegia los intereses de los sectores privados y trasnacionales.
Las mujeres hemos visto a través de los años cómo de la crisis hemos pagado los platos rotos y somos las más perjudicadas. El paquetazo hambreador de Maduro y la pandemia aumentaron exponencialmente la situación que padecemos: en la gran mayoría somos las mujeres las que nos encargamos solas del hogar, las que pagamos alquileres altísimos, las madres que dejan de comer para alimentar a sus hijos porque no alcanza, las que sobreviven en los sectores populares.
La angustiante situación del salario donde las mujeres seguimos representando la gran mayoría en los sectores con trabajos más precarios, mal pagados, las subcontratadas e incluso somos la principal línea de defensa del Covid y la pandemia en un país donde la salud pública está completamente desmantelada. Y por si faltara más, el gobierno se sigue burlando de la clase trabajadora anunciando un miserable aumento del salario mínimo llevándolo a 28 dólares al mes, más 10 de cesta-ticket, como si con un dólar diario se pueda mantener una familia. Desde Pan y Rosas seguimos levantando la bandera por un salario igual a la canasta básica indexado mensualmente de acuerdo a la inflación.
Basta de femicidios y violencia patriarcal
Y luego de más de 20 años de gobiernos supuestamente “socialista y feminista”, ¿el patriarcado se cayó? No, todo lo contrario. Las cifras de violencia machista y femicidios no dejan de aumentar año tras año, esto impacta brutalmente en la vida de las mujeres y las niñas. El 2021 cerró con 239 femicidios, y solo en enero del 2022 se contabilizaban 23 femicidios. Esto demuestra que desde el Estado no existe ninguna política concreta para enfrentar esta problemática.
Si una mujer víctima de violencia no tiene a dónde ir ella y sus hijos para estar a salvo, si no tiene cómo garantizar su manutención y la de los hijos, está más expuesta, vulnerable y en riesgo. Poder alejarse de la situación de violencia y/o liberarse de la dependencia económica para con el agresor, es una primera condición básica y necesaria para parar la cadena de violencia. ¡Exigimos casas de abrigo para las mujeres víctimas de violencia y una subvención estatal que cubra sus necesidades!
Las mujeres en situación de violencia requieren atención de especialistas de diversas áreas, ¡en Venezuela no exista ninguna red de instituciones públicas que garanticen esta atención a las mujeres! Lo muy poco que había fue desmantelado por el gobierno en medio de la catastrófica crisis económica que nos lanzaron encima. ¡Exigimos recursos para eso! ¡Exigimos la creación de una amplia red de atención, que cuente con los recursos suficientes para que abarque realmente todo el país, para que cubra el volumen de usuarias que demanden esos servicios, para que funcione con calidad!
Desde Pan y Rosas denunciamos que el Estado es responsable, porque, aunque la violencia machista es difícil de resolverla y es imposible terminar con ella con una simple ley o decreto, son completamente evitables los femicidios, ya que este expresa el último eslabón de una larga cadena de violencia, una cadena que se puede cortar si se toman las medidas necesarias. Seguimos exigiendo justicia para Ángela Aguirre y tantas otras muertas y desaparecidas. Basta de femicidios.
Por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos
Si la vida de las mujeres trabajadoras, jóvenes y de los sectores populares se ha visto brutalmente afectada por la inconmensurable crisis económica que hoy atraviesa el país, cuando nos referimos a los derechos sexuales y reproductivos parece que retrocedimos a la edad media. Si el acceso a los elementales métodos anticonceptivos se ha vuelto imposible por la vorágine de precios, el gobierno de Maduro sigue negando el más elemental derecho a decidir.
Son muchísimos años en los que las mujeres tenemos que hacer malabares para poder conseguir métodos anticonceptivos, si acaso podemos costearlo: la terrible realidad es que muchas de nosotras debemos decidir si comemos o nos cuidamos de una enfermedad o de quedar embarazadas. Esto tiene nombre, es una falta enorme de garantías para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. Esto limita las libertades sexuales y el derecho al placer de nuestros propios cuerpos.
A la par de todo esto las mujeres continuamos siendo criminalizadas por decidir sobre nuestro cuerpo, siendo que el gobierno de Maduro es uno de los más restrictivos para el acceso al aborto en la región. Hasta Colombia se ha avanzado en materia de despenalización del aborto, mientras tanto en nuestro país el Código Penal venezolano no ha sufrido cambios en materia de interrupción del embarazo desde 1873, ¡son 140 años de atraso con respecto a los derechos sexuales y reproductivos! Todo este tema ha pasado por debajo de la mesa, incluso con los gobiernos chavistas, que se han autodenominado “feministas y revolucionarios”,
Desde Pan y Rosas venimos organizándonos junto con activistas feministas y mujeres para movilizarnos lo que es nuestro por derecho. Así como hicimos el pasado 28 de septiembre, desde Pan y Rosas nos seguimos plantando firmes para poner al frente una agenda feminista que levante las banderas con tres importantes bases: ¡Educación para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal, seguro y gratuito para no morir!
La “marea verde” en Argentina y la legalización del aborto, es un gran ejemplo a seguir y hemos visto el impacto que ha causado en América Latina, tal como se ha expresado recientemente en Colombia donde se ha despenalizado el aborto hasta la semana 24 de embarazo. Los cual deja claro que movilizarnos este 8M por esta bandera es imperante para las mujeres trabajadoras, de los sectores populares y las jóvenes.
Este 8 de marzo también decimos No a la guerra
En este día internacional de la lucha de las mujeres, también tenemos una tarea primordial saliendo a las calles en defensa de un movimiento contra la guerra reaccionaria, exigiendo el fin de la invasión rusa y contra el intervencionismo imperialista de la OTAN, uniendo a mujeres y trabajadores en una sola batalla, en todo el mundo. Las mujeres, que somos la mayoría de la clase obrera, esta clase que no tiene fronteras, como parte de nuestras banderas de construir un feminismo antiimperialista, debemos posicionarnos con independencia en este conflicto en Ucrania. El 8 de marzo nació internacional y hoy nos toca a todos seguir esta tradición diciendo: ¡Por la unidad de la clase obrera internacional! ¡Por una política independiente en Ucrania para enfrentar la ocupación rusa y la dominación imperialista!
Para luchar por estas banderas necesitamos organizarnos
Son muchas las razones por las cuales nuevamente nos encontramos este 8 de marzo, pero para ello necesitamos poner en pie un movimiento y organizaciones independientes de mujeres del Gobierno de Maduro y todas las variantes de la oposición de derecha, que por supuesto tampoco ha movido un dedo por todos nuestros derechos.
El gran reto es recuperar nuestras capacidades de lucha, lo que implica fortalecer los espacios democráticos, por ejemplo asambleas en los puestos de trabajo que nos permita organizarnos contra la destrucción del salario, contra los despidos, la persecución a los que luchan, contra la precarización de nuestras vidas.
Consolidar un movimiento de mujeres que frene la violencia machista, que ponga en el centro de la escena nacional el gran problema de los femicidios, no queremos seguir muriendo. Que juntemos las fuerzas en las calles para poder arrancarle al Estado nuestro derecho de decidir sobre nuestro propio cuerpo, basta de criminalización a quien se lo practican, basta de abortos clandestinos donde las que más sufren son las mujeres trabajadoras y de los sectores populares.
Frente a las calamidades que nos ha impuesto a punta de represión y paquetazos económicos decimos ¡QUE NO!, nuestro camino es junto a la clase trabajadora, que sufren en sus carnes el aumento de la precariedad, junto con las mujeres que sufrimos la opresión patriarcal y la explotación del capitalismo. El Estado nos quiere condenar, desde Pan y Rosas queremos convertir su opresión en rabia, esa rabia en organización y esa organización en lucha por nuestros derechos más elementales, por un verdadero feminismo socialista, y con la perspectiva estratégica de la revolución socialista, para acabar con este sistema de explotación y sentar las bases para la completa emancipación de las mujeres.
Desde Pan y Rosas, consideramos que nuestro deber irrenunciable es impulsar, en las más amplias unidades, las luchas de las mujeres por las mejores condiciones de vida posible. Pero nuestra lucha no se limita a la ampliación de derechos formales en el sentido del marco de las democracias capitalistas: ni tampoco solo a reivindicaciones económicas de la clase trabajadora. Nuestra apuesta está en la organización, la movilización y la lucha de la mujer por una perspectiva realmente revolucionaria y socialista y no la fantochada del gobierno. Que nos permita acabar de una vez por todas con este sistema de explotación y opresión, de acá forjar la bases para la emancipación de las mujeres y la liberación de la humanidad.
¡Por un salario igual a la canasta básica familiar! ¡Basta de precarización y miseria!
Frenemos la violencia machista, basta de femicidios: ¡Ni una menos! ¡Vivas nos queremos!
¡Educación para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir!