El próximo lunes de 6 del presente se rendirá la Prueba de Transición para la Admisión Universitaria, donde la situación económica de las familias chilenas se ha visto afectada por el alza de precios y los estudiantes aún no han podido regularizar su situación escolar en los establecimientos educacionales públicos y con un ministro de Educación amante de la educación de mercado.
Sábado 4 de diciembre de 2021
Con 275 mil inscritos, estudiantes se preparan para rendir la prueba que definirá su continuidad académica. La prueba se rendirá en dos grupos: el primero la rendirá los días 6 y 7 de diciembre, y el segundo, los días 9 y 10 del mismo mes. Medida que ha tomado Educación debido a la pandemia, aunque los casos han ido en aumento y la nueva variante del COVID (Ómicron) ha causado estragos en todo el mundo, donde países como Estados Unidos han tenido que poner sanciones para disminuir los traslados internacionales.
La diferencia entre el acceso a la educación universitaria entre colegios privados pagados y establecimientos educacionales públicos, según el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch), quienes ingresaron el año pasado a universidades adscritas al Sistema Único de Admisión, el 53% ingresó de colegios particulares subvencionados, un 21% de colegios particulares pagados, 23% de establecimientos educacionales y un 3% de Servicios Locales de Educación Pública. Lo que demuestra la gran brecha que hay entre colegios pagados y públicos. Lo que se traduce que de casi 77 mil estudiantes que rindieron la prueba el año pasado, casi 27 mil pudieron acceder a la educación superior. Hecho que muestra la brecha educacional que hay entre colegios pagados y públicos.
Siguiendo el análisis de esta brecha, existe un factor social y de clase que el actual sistema de educación permite. Y es que ayuda a mantener el statu quo como está. En ese sentido uno de los autores del libro “Motores de privilegio” Francis Green, comenta que existen 3 problemas con los establecimientos educacionales privados pagados. Primero que reproducen el privilegio económico de los estudiantes que acceden a estos colegios; segundo que las inversiones de los colegios privados son tan altas que resultan ineficientes en el ámbito económico, porque esos dineros podrían distribuirse para que establecimientos públicos puedan acceder a una educación de calidad; y por último, sus egresados tienen más chance de entrar a universidades como Oxford, Cambridge o Bristol y acceder luego a puestos clave: la mayoría de los ministros de Estado, jueces de corte, abogados influyentes, parlamentarios, hombres o mujeres de negocios, son egresados de establecimientos privados.
Para lograr una educación gratuita, no sexista, laica y de calidad es necesario acabar con la educación de mercado y eliminar pruebas segregadoras permitiendo el libre acceso a los establecimientos académicos, de forma gratuita para además acabar con el endeudamiento.