Dos agendas separan al gobierno y al pueblo trabajador. La primera son los acuerdos parlamentarios que dieron cause a un desvió al proceso constituyente. Mientras que, las familias trabajadoras desean mejores condiciones económicas para llegar a fin de mes.
Viernes 2 de diciembre de 2022

Este viernes a partir de las 10:00 horas el gobierno fijó una nueva reunión entre parlamentarios para preparar un mecanismo hacia una nueva Constitución. Se trata de un proceso que ya ha sido manoseado por el parlamento y que hoy deja por fuera del interés del pueblo trabajador.
Según un artículo de los periodistas Juan Manuel Ojeda e Isabel Caro, el diseño que ha ido tomando fuerza en las últimas horas es la conformación de un órgano constituyente 100% electo, que trabaje en base a un borrador de nueva Constitución elaborado por un grupo de expertos para llegar a una propuesta final que, antes de ser sometida a un plebiscito de salida, deberá ser ratificada por 4/7 del Congreso.
Esta fórmula es vista con buenos ojos en algunos sectores de la derecha -recoge un aspecto esencial para la UDI, que es contar con una especie de seguro para impedir “intentos refundacionales”, como lo sería la ratificación del Parlamento- y, por lo tanto, la apuesta de Gabriel Boric sería alinear a sus partidos en torno a ella.
Sin embargo, existe un gran desinterés por el proceso constituyente por la gran parte de la población. Según la Encuesta Criteria de noviembre, las preocupaciones económicas de la “Inflación”, los sueldos y la reactivación económica han subido.
Por una agenda propia del pueblo trabajador y de los sectores oprimidos
El desvío constitucional con el pacto por la paz y la nueva Constitución del 15 de noviembre de 2019 fijó una serie de elecciones que pasivizaron la movilización y despejaron la calle. La Convención Constitucional, incluyendo a sus representantes alternativos como los convencionales de movimientos sociales y los del FA y PC quienes no eran gobierno en ese momento, se rindieron por completo a los poderes constituidos respetando su ilegítima autoridad. Recompusieron la autoridad del Estado y el nuevo gobierno de Boric no ha hecho otra cosa que robustecer la represión y el orden neoliberal y empresarial del país. Acaban de extender el estado de excepción en territorio mapuche continuando en toda la línea la política del gobierno de Piñera. Para peor, el gobierno de Boric es un gobierno ajustador, pues ha cortado y limitado el gasto para servicios sociales y ayudas estatales, mientras que realiza un acuerdo millonario con el paro de camiones.
Los trabajadores debemos rechazar esta nueva cocina parlamentaria que nada tiene que ver como una discusión democrática. Es clave reponer al centro nuestras demandas con un programa que enfrente la crisis económica para que los trabajadores no paguemos la crisis, para esto, es urgente reorganizar al movimiento obrero y estudiantil independiente de las políticas y maniobras que ejerce el gobierno de Boric para desmovilizar. Ejemplos como la ocupación productiva del fundo Huite en la región de Valdivia por sindicatos y comunidades mapuche nos muestran que hay una salida a la crisis y que no vendrá de la mano de los patrones. Hace falta una izquierda de verdad, que enfrente de verdad a la derecha y su ascenso en este país.