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Red Internacional
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Iglesia y Dictadura. Estela de Carlotto justificó al papa por la entrega de rosarios a los genocidas

“El papa con esto ha denotado un gesto de ver si la Cruz o el Rosario los revive a la cristiandad vigente”, señaló la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo luego de que Bergoglio enviara rosarios a los genocidas presos por crímenes de lesa humanidad.

Gloria Pagés

Gloria Pagés @Gloria_Pages

Martes 14 de enero de 2020 23:17

Cuando se supo, la noticia fue impactante: el Papa Francisco había enviado, a través de Obispo castrense, cincuenta rosarios bendecidos para los genocidas presos por delitos de lesa humanidad. La novedad se conoció el pasado sábado.

"Algunos me reclamaban por qué a Milagro Sala sí y a ellos no y el Papa no sólo me bendijo y entregó más de cincuenta rosarios para que sean enviados a los militares que están presos en la cárcel de Campo de Mayo, de Ezeiza o están en sus casas detenidos, para que sigan rezando, sino también grabó un audio para todos los miembros de mi diócesis", había declarado Santiago Olivera, agradecido por el obsequio papal.

Luego del éxito de su gestión, Olivera señaló también que “el Papa se dispuso a dármelos y a bendecirlos para enviarlos a los que están sufriendo y a los que están presos, como ha hecho tantas veces, no es ninguna novedad”. Y agregó: "Es importante descubrir que la Iglesia está para la cercanía y el consuelo de todos; sin distinción y sin exclusión. Todos son hijos de la Iglesia y también están bajo el pastoreo del Santo Padre”. Señalemos a riesgo de ser sea redundantes, que Olivera nunca repudió los crímenes cometidos por sus feligreses y no pierde oportunidad para decir que existe “una mala praxis judicial en los llamados juicios de lesa humanidad”, ya que “a todos los imputados se los priva de libertad desde que se produce la sustanciación de la causa”, remarcó a la agencia AICA en Roma.

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Pocos días después, el pasado lunes, Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo estuvo reunida junto a varios organismos de derechos humanos con el presidente Alberto Fernández y además de reivindicar su llegada al gobierno y de volver a señalar que “volvieron los derechos humanos a la Rosada”, ubicándose de la misma forma oficialista en que lo hicieron durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, plantearon una serie de pedidos como la libertad de los presos políticos, entre ellos señalaron a Milagro Sala, la desclasificación de los archivos de la represión y acelerar los juicios contra los responsables de los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura genocida.

Pocas horas después de ese encuentro en Casa Rosada, Estela de Carlotto se refirió a los regalos que Bergoglio les mandó a los represores. Calificó la deferencia como “una intensión sana” al entregar los rosarios bendecidos a los genocidas presos.

¿Era necesario?

"Colocó el tema en su lugar: el Papa es un predicador de que todos somos hijos de Dios y que quizá el arrepentimiento, la contrición, pueda llegar a esta gente tan salvaje, que han hecho tantos delitos de lesa humanidad, que no se arrepienten y que en los juicios prometen que si fuera necesario los volvería a hacer, quizás de otra manera ya no en forma de dictadura sino de gobierno”, dijo Carlotto en Futurock al analizar la decisión de Jorge Bergoglio.

Saludó también la atención del Papa hacia los represores: “el Papa con esto ha denotado un gesto de ver si la Cruz o el Rosario los revive a la cristiandad vigente”, señaló.

La presidenta de Abuelas no desconoce el rol de la Iglesia durante la dictadura, ni las posturas de todos los obispos castrenses, incluido Olivera a quien colocó en ese cargo el propio Bergoglio en 2017. A pesar de esto, sostuvo que cree “que en el Papa siempre hay una intención sana y no de confrontación, sino de decir: ‘A ver estos miserables -porque él también los critica- si accionan ante una cruz y un rosario y se arrepiente, confiesan y se acercan a la gente que han afectado con tantos delitos’.

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Su reacción frente a la bendición de Francisco a los genocidas lamentablemente la pone en un papel obsecuente con el propio jefe de la Iglesia, la misma que bendijo los crímenes de la dictadura y a sus ejecutores, la que colaboró con el robo de bebés y a cuyos ejecutores el Papa Bergoglio encubrió y sigue encubriendo y nunca fueron siquiera echados de la iglesia curas genocidas condenados como Christian Von Wernich.

Los rosarios que llegaron a través del obispo castrense a los penales donde se alojan los genocidas son una nueva bendición, no un intento de búsqueda de introspección y arrepentimiento.

¿Cómo puede Carlotto tener esperanza en que los responsables del genocidio confiesen? Si jamás los han hecho, si durante los años en los que han tenido que declarar en los tribunales no han hecho más que reivindicar los atroces crímenes cometidos y nunca dieron ni darán datos sobre el destino de los detenidos desaparecidos y de los bebés secuestrados, si su impunidad está basada en el ocultamiento al día de hoy de los archivos de la represión.

Hubiera sido esperable que la presidenta de Abuelas hubiera repudiado la actitud del Papa, que repudiara su bendición, sin embargo optó por saludar este gesto. No sucedió lamentablemente.

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