La denuncia de Emmanuel es una síntesis de lo que cientos de jóvenes viven en el trabajo gastronómico: precarización, explotación y aprietes.
Martes 6 de julio de 2021 16:28
Hace unos pocos días atrás desde la Izquierda Diario y con la legisladora Noel Argañaraz nos hicimos eco de una denuncia muy sentida por los trabajadores gastronómicos que encontraron en este diario la forma de poder hacer visible su realidad.
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Desde ese momento no paramos de recibir denuncias de las y los trabajadores precarios de la gastronomía como la de Emmanuel que hace 12 años trabaja ien el rubro, fue ayudante de cocina, mozo, cajero, bartender y sólo dos veces estuvo registrado en blanco.
Si no fuera una realidad muy dura para los trabajadores sería una coincidencia muy triste que quienes trabajan en gastronomía y se comunicaron con este diario concordaran con lo que Emmanuel nos dice “La precarización y la falta de oportunidades para crecer en este rubro fue tanta que laburé en más de 15 bares, y sólo fui registrado en dos oportunidades, por lo tanto nunca pude gozar de una obra social, ni aportes y de casi ningún derecho laboral como corresponde. También puedo contarles que en todo este tiempo jamás pude cobrar una hora extra, ni un feriado doble, algo que debería ser corriente en este rubro, pero que parece, en la mayoría de los casos, no lo es.”
No sólo trabajo precario
“La gastronomía terminó convirtiéndose en una mala experiencia y muy agobiante, en donde siempre me sentí sobre exigido y vulnerado porque nunca pude gozar de un buen sueldo, siempre las ofertas económicas fueron malas, me exigían cumplir horarios extensos, soporté maltratos, sentí presión psicológica, discriminación, sufrí acoso para que renuncie y para mantener un puesto también”, relató Emmanuel y agregó, “me han llamado sobre la hora, y también me han dicho que me vaya, que no hace falta que esté, jugando con mi tiempo, me han apurado o negado mi descanso y mi momento para comer. Fui testigo de muchas injusticias que perjudicaron a compañeros”.
No es ninguna coincidencia que todas y todos los trabajadores gastronómicos que se comunican con nosotros de una punta a la otra de la ciudad tengan en común las mismas experiencias laborales, se ha hecho de la gastronomía un rubro en el que constantemente se intenta normalizar la precarización
Parece que para las patronales nada es suficiente y es aquí cuando llegamos a la peor parte de esta historia.
Emmanuel nos cuenta que cuando recibió nuestra denuncia vio su nombre en esta lista y pudo identificar de cuál trabajo se trataba. Recuerda:
“Tuve dos veces diferencias de gravedad con dueños y la lista es de los últimos años, tengo que suponer que fue en el segundo de los casos. Un 23 de diciembre de 2017 me llamó una escribana para obligarme a firmar un despido sin goce de indemnización. Tuve que aceptar lo que me dijeron y me hicieron firmar en el Ministerio de Trabajo para no dar lugar a reclamo alguno”.
Pero no sólo fue que desconocieron sus derechos laborales, a esto se sumaba el maltrato. “En este último lugar fue donde comenzaron mis ataques de pánico (no fui el único al que le sucedió) dada la sobreexigencia, el maltrato, y la limitación psicológica que me imponían. Un día pasó el control del Ministerio de Trabajo y se vieron en la obligación de registrarnos, a las dos semanas, la encargada y mujer de uno de los dueños, nos dijo que si no renunciábamos al otro día, que directamente no regresáramos”, detalló.
Estas prácticas no se dan en casos aislados, sino que caracterizan a la mayoría de los locales de gastronomía, un rubro en el que constantemente se intenta normalizar la precarización. Esto se refleja en lo que cuenta Emmanuel, “dejé mi último trabajo porque intentaron bajarme el sueldo cada semana durante un mes y medio, cada semana tuve que renunciar y lidiar con el ir y venir, hasta que finalmente terminó por agotarme”.
¿Cómo seguimos?
¿Debemos los trabajadores aceptar este tipo de tratos? ¿Debemos naturalizar que el trabajo es siempre precario? No, y algo tenemos que hacer si queremos dejar se ser atropellados. Es urgente unir a quienes fueron damnificados por estas listas, unir todas las voces de las y los trabajadores gastronómicos para ponerle fin a la precarización en el sector.
Como reflexión última Emmanuel expresó, “con esta circunstancia de las listas me siento desprotegido, expuesto y difamado. Necesito encontrarme con los otros damnificados, quien me defienda y haga justicia con los responsables”.
Eso intentamos hacer todos los días quienes nos organizamos en La Red de trabajadores precarizadxs ser la voz de las y los trabajadores que no la tienen, defendernos entre nosotros, unirnos buscando ser más fuertes que los patrones que están muy bien organizados como se ve con la difusión de estas listas. Desde La Red, Izquierda Diario y la banca del Frente de Izquierda estamos a total disposición de todos las y los trabajadores que sientan que no se puede seguir aguantando todo esto.