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Red Internacional
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Gobernadores. Ex democratacristiano y rostro del Chile neoliberal Claudio Orrego se impone en la región Metropolitana

Triunfo holgado de Claudio Orrego en la región Metropolitana con una campaña deslavada y dialogando “hacia el centro”. El resultado significa un revés para Chile Vamos y particularmente para Evelyn Mattei. Sectores de la izquierda extra oficialista volvieron a caer en el chantaje del mal menor para votar a un gobernador fiel representante del Chile de los 30 años.

Domingo 24 de noviembre de 2024

Con un 99,9% de los votos escrutados, Claudio Orrego fue reelecto como gobernador de la Región Metropolitana con 2.515.863 votos (55%). Mientras tanto, Francisco Orrego (Chile Vamos), llegó a los 2.055.711 votos (45%).

En la primera vuelta Claudio Orrego obtuvo 1.644.699 votos, llegando al 38,58%, mientras que Francisco Orrego llegó a los 1.176.628, con el 27,60% del total. Esto representa un crecimiento casi un millón de votos en el caso de Claudio Orrego, mientras que el candidato de Chile Vamos logró sumar los votos del Partido Republicano, Partido de la Gente y Partido Social Cristiano de la primera vuelta, pero no mucho más que eso.

El ex militante democratacristiano apoyado por todo el oficialismo, por organizaciones de izquierda por fuera del propio gobierno como Partido Popular o figuras como Matías Toledo, sectores de Demócratas, Amarillos y descolgados de la derecha, obtuvo un holgado triunfo electoral frente a Francisco Orrego. Esto significa también un revés para Evelyn Mattei y Chile Vamos, que definieron que la elección en la Región Metropolitana sería “la madre de todas las batallas”.

Intentaron definir que la elección sería un plebiscito sobre el gobierno, y que Francisco Orrego representaba supuestamente a votantes “comunes y corrientes”, de historia de esfuerzo y mérito, escondiendo la verdad detrás de la candidatura de “Pancho” Orrego, un fiel representante de la derecha chilena, vocero y títere de Carlos Larraín, uno de los políticos conservadores más oligárquicos del país, y que fue apoyado financieramente por los partidos empresariales y por grandes empresarios. Lejos de una historia de meritocracia, se trata de una figura que surgió gracias al patrocinio y financiamiento de figurones políticos y empresariales, y que logró hacerse popular como agitador del rechazo en Sin Filtros.

Claudio Orrego destacó por una campaña deslavada y derechizada, insistiendo en la “moderación” y en la “transversalidad” de su candidatura. El ex DC, ex alcalde de Peñalolén e Intendente, logró su reelección destacando que trabajará con alcaldes de todos los colores, incluyendo a la propia derecha de Chile Vamos y Republicanos, insistiendo en que la elección se trataba tan sólo de una decisión sobre la gestión de la gobernación regional. Llegó incluso a hacer campaña utilizando videos de figuras de la derecha como Evelyn Matthei destacando su gestión.

La campaña y candidatura de Claudio Orrego fue denunciada por organizaciones como la Coordinadora por Palestina que mostraron los vínculos que estableció la gobernación regional con el Estado sionista de Israel.

A pesar de su campaña, de ser un representante fiel del Chile neoliberal de los 30 años y antiguo miembro insigne de la ex Concertación, organizaciones de izquierda como el Partido Popular de Cristian Cuevas (parte de la lista Ecologista Popular) apoyaron públicamente la candidatura de Claudio Orrego, su candidata a la gobernación regional en primera vuelta Catalina Valenzuela también le dio su apoyo, y alcaldes del mundo del “municipalismo popular” como Matías Toledo hicieron campaña a favor de Orrego. Incluso Ítalo Bravo, alcalde de Pudahuel, estuvo en el escenario en el acto de celebración del triunfo electoral.

Se impuso nuevamente una campaña basada en el temor del mal menor con lo cual se intentó chantajear desde el oficialismo, discurso y chantaje en el que nuevamente cayeron muchas organizaciones de la izquierda extra oficialista que terminaron apoyando con su voto un candidato del riñón de los administradores del Chile neoliberal. Dicen que es con este tipo de apoyos y alianzas que se detiene a la derecha. Sin embargo, personajes como Francisco Orrego aunque no logra triunfar, queda como una importante figura y carta de la derecha. Son responsables de fortalecer la ideología del “mal menor”. La enorme decepción que significó el gobierno de Gabriel Boric y el avance de la extrema derecha en todo el mundo muestran lo peligroso que es fortalecer el “mal menor”.

En su discurso al conocerse los resultados, Claudio Orrego destacó la necesidad de “tender puentes” y evitar “la violencia verbal”. Este resultado significa un importante respiro para el gobierno de Boric que viene golpeado por la crisis de Manuel Monsalve.

Fortaleza de la derecha, pero en el marco de un mayor equilibrio de fuerzas y peso del discurso de la “moderación”

Si bien la derecha se ubica como el sector mejor aspectado de cara a la presidencial del próximo año, estos resultados muestran que el escenario no está cerrado. “Triunfó la moderación y no la polarización”, decía Claudio Orrego en su discurso de triunfo.

De conjunto, la elección de la Región Metropolitana y a nivel general la segunda vuelta de gobernadores en el país, reafirman lo que señalábamos en la siguiente nota: Elecciones. ¿Qué significan los resultados de las votaciones?, con una votación “tendiente al centro” o marcado por cierta “moderación”, pero con un centro político tradicional prácticamente inexistente, en el marco de una enorme debilidad de los partidos políticos del régimen, tanto de la derecha como del oficialismo. A su vez, se tienden a equilibrar las fuerzas. La derecha no sólo logró triunfar en las elecciones municipales, sino que avanzó de tener un gobernador a tener seis en total. Aunque el oficialismo logra mantener 10 gobernaciones, incluyendo las estratégicas regiones metropolitana y de Valparaíso.

Se trata de un momento político marcado por los intentos de fortalecer el discurso de la “moderación”. Sin embargo, esto va a contrapelo de las tendencias internacionales y la crisis política profunda que sigue sin resolverse en el plano nacional. Habrá que ver cómo impactará en la región el triunfo de Donald Trump y su política hacia América Latina con Marco Rubio como secretario de Estado, en el marco de la disputa entre el imperialismo norteamericano con China por su predominio económico y político en la región, donde los capitales chinos vienen a la ofensiva con proyectos como el mega puerto de Chancay en Callao, Perú.

La crisis orgánica que atraviesa el país, llamada “crisis de las instituciones” por los analistas políticos tradicionales, pero que también contempla una crisis económica por la debilidad del crecimiento económico, y el hecho de que las demandas de la revuelta no han sido resueltas sino que esas problemáticas que movilizaron a millones para rebelarse el 2019 han sido profundizados, con pensiones de hambre, salarios que no alcanzan a fin de mes, crisis en la educación pública, listas de esperas interminables en la salud pública y un largo etcétera.

Hemos visto en estas elecciones el fortalecimiento del discurso y política de centro. La lógica y el chantaje del mal menor no sólo no sirve para enfrentar a la derecha, sino que además ese “centro político” sólo busca fortalecer el modelo actual de saqueo al medioambiente, de explotación a las grandes mayorías trabajadoras y se garantizan las multimillonarias ganancias de los grandes empresarios dueños del país. Ha sido ese centro político y la ex Concertación, representada también en Claudio Orrego, quienes han sido fieles administradores de ese modelo heredado de la dictadura militar.

Las demandas de la revuelta no serán resueltas por los políticos neoliberales, ni con el fortalecimiento del centro político de “los 30 años”. En ese marco, sigue siendo una pelea y disputa a contracorriente pero necesaria y urgente pelear por la necesidad de una izquierda anticapitalista y revolucionaria, peleando por la defensa de las ideas socialistas, por una alternativa de las y los trabajadores que se propongo hacerle frente al Chile capitalista de saqueo y explotación.

Eso implica luchar contra la conciencia de que al avance de la derecha se le combate votando “por el mal menor” o aliándose con la ex Concertación, porque eso sólo sirve para reafirmar los pilares del modelo neoliberal y jamás resolverá las demandas urgentes de las grandes mayorías, más ahora en un mundo convulsivo con el triunfo de Donald Trump y la crisis del capitalismo a nivel mundial.