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Red Internacional
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10 DE JUNIO NO SE OLVIDA. Ex detenidos del 10 de junio: 7 años de impunidad

A 7 años de la represión del 10 de junio de 2013 perpetrada por la policía de Miguel Ángel Mancera, no hemos obtenido respuesta a nuestros reclamos por reparación integral del daño ni ninguna garantía de no repetición.

Nancy Cázares

Nancy Cázares @nancynan.cazares

Martes 9 de junio de 2020

Este 10 de junio conmemoramos 49 años de un crimen de Estado cuyo castigo para los responsables materiales e intelectuales sigue pendiente. La represión perpetrada por un grupo paramilitar entrenado con la cooperación de Estados Unidos fue un mensaje represivo con dos destinatarios: uno, la juventud, que, a tres años de la masacre de Tlatelolco volvía a tomar las calles en contra del autoritarismo y la antidemocracia. El segundo, el movimiento obrero y popular mexicano que llevaba movilizando sus músculos desde los años cincuenta.

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Fue precisamente en 2013, durante una marcha que conmemora esta fecha, que se repitieron escenas de detenciones arbitrarias, golpes, tortura y todo un despliegue mediático para criminalizar la protesta y a una veintena de jóvenes entre los que se encontraban cinco militantes del Movimiento de los Trabajadores Socialistas, de la Juventud Anticapitalista, Socialista y Revolucionaria y de la Agrupación de Mujeres Pan y Rosas.

Acusados por medio del artículo 362 -promovido por el actual presidente durante su mandato como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal- la condena por “ataques a la paz pública” superaba los treinta años de prisión. Fue gracias a las marchas, plantones, tomas y a la enorme campaña de solidaridad nacional e internacional desplegada por distintas organizaciones, articulado a la labor de integrantes de la Liga de Abogados Democráticos 1° de diciembre y de la Coordinadora 1° de diciembre, que se consiguió arrebatar al Estado la libertad de los detenidos.

A 7 años de la represión del 10 de junio de 2013 perpetrada por la policía de Miguel Ángel Mancera, no hemos obtenido respuesta a nuestros reclamos por reparación integral del daño ni ninguna garantía de no repetición.

A pesar de haber obtenido una recomendación favorable por parte de organismos de DDHH que acreditaron detenciones arbitrarias y tortura por parte de la policía de la Ciudad de México, hoy se cumplen 7 años de impunidad que nos saben a medio siglo. Esta recomendación y el proceso legal no han sido producto de la buena voluntad de ninguna dependencia o institución del Gobierno, sino de 7 años de movilización y lucha.

Es la lucha por verdad y justicia la que nos hermana no sólo con aquella generación heroica de los años sesentas y setentas, sino también con toda una generación que, con nombres como Marco Antonio y Giovanni como bandera, ha sido testigo de la repetición y sofisticación de escenarios y cuerpos represivos en contra de la población más precarizada y de la protesta social.

La lucha contra el autoritarismo y la violencia estructural de ayer y hoy tiene a miles tomando las calles no sólo en nuestro país, sino por todo el globo en exigencia de justicia para George Floyd y todas las víctimas de la brutalidad de los cuerpos represivos en contra del pueblo pobre y trabajador.

A casi medio siglo de distancia del “halconazo” y en medio de una crisis sin precedentes, la clase obrera, los de abajo, cumplen su cita con la Historia y se levantan con paros desde las maquilas con un mismo reclamo por la vida. Con un sentir de hartazgo que se engendra en los call centers y en los hospitales, con protestas que hoy forman parte del panorama nacional.

La juventud, por su parte, ha sabido ocupar el proscenio una vez más, encabezando protestas contra la violencia de un Estado que, como ayer, sigue representando los intereses de unos pocos por encima de los de las mayorías. Un Estado que no duda en emplear la fuerza para imponer cuarentenas, megaproyectos y “vueltas a la normalidad”; para reprimir migrantes y a quienes protestan por sus derechos. Un Estado que se ha revelado cómplice y garante de la violencia y su impunidad.

Hoy son las y los manifestantes en Jalisco quienes, a través del reclamo por Justicia para Giovanni, evocan el clamor por miles de víctimas que no sólo han padecido la brutalidad policíaca, sino también los abusos militares y el asedio de cuerpos armados solapados por el Estado en los últimos 14 años. La respuesta autoritaria del gobierno local ante las protestas desnuda una vez más el verdadero carácter de los cuerpos represivos y vuelve más vigente que nunca el reclamo por su disolución inmediata.

Como ayer, hoy estamos conscientes de que no se trata de casos aislados ni de una cuestión que pueda resolverse por medio de cursos para enseñar a reprimir con perspectiva de género o con apego a los DDHH. Quienes hemos enfrentado la represión del Estado y sus mecanismos tenemos claro que no sólo es “abuso policial”, sino un todo un entramado criminal. No basta con contener el ataque, sino que hay que detener a quien da las órdenes.

Hoy, como ayer, es indispensable unir nuestras voces a nivel nacional contra la represión, por comisiones independientes que arrebaten la verdad de las garras del Estado y por un gobierno de las y los trabajadores que garantice justicia para las víctimas, la disolución inmediata de los cuerpos represivos y la vuelta del Ejército a sus cuarteles.

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