El exgobernador de Tamaulipas se declaró culpable de lavado de dinero hoy en un tribunal federal del estado de Tejas.
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Viernes 26 de marzo de 2021
El exgobernador de Tamaulipas (1999-2004), Tomás Ysrrington, se declaró culpable de lavado de dinero en una corte federal en el estado de Tejas. Admitió haber recibido 3.5 millones de dólares en sobornos.
Durante la gobernatura de Yarrington en el estado fronterizo de Tamaulipas, permitió y se coordinó con el crimen organizado para que pudieran tener su bastión en esa entidad. En los años en que gobernó, Tamaulipas era la sede del Cártel del Golfo, en ese momento liderado por Osiel Cárdenas Guillén, y cuya organización delictiva aún mantenía lazos con los Zetas fungiendo como su brazo armado, ya que la escisión entre ambos se dio en 2010.
El crimen organizado justamente creció en Tamaulipas, en especial entre los años 2003 y 2004; las rutas de tráfico enviaban varios kilos de cocaína al vecino del norte. Sin embargo, estos nexos no sólo eran posibles gracias a las maquinaciones de la casta política mexicana, sino que también había corresponsabilidad del lado estadounidense.
Justamente el presidente en aquel entonces era el tejano George W. Bush, hijo del exmandatario George H. W. Bush (recientemente fallecido). Bush llegó a afirmar que Yarrington era "su compadre" e incluso éste hizo acto de presencia cuando el primero fue nombrado como 43 presidente de Estados Unidos; varios llegaron a afirmar que Yarrington era invitado frecuente en el rancho de Bush.
En 2012 intentó contender como precandidato a la presidencia de la república, pero Peña Nieto fue el elegido por el partido tricolor. Ese mismo año se dio una orden de aprehensión contra Yarrington por lavado de dinero y sobornos.
Sin embargo, Yarrington evadió la captura gracias no sólo a sus vínculos con el PRI, sino también con el propio Partido Republicano. Fue justamente Bush quien firmó la Iniciativa Mérida que dotaba de mejores armas al ejército mexicano; ya en la administración Obama, dicha política derivó en la Operación Rápido y Furioso, donde precisamente el Cártel del Golfo entabló una alianza con el Cártel de Sinaloa y fue uno de los beneficiados de dicha operación.
No fue sino hasta 2016 que fue detenido, con el agregado de que ya había sido expulsado del PRI. Ahora que testificó, la impunidad no ha abandonado al tamaulipeco, ya que la corte desestimó 10 denuncias que pesan en su contra y lo sentenció a pasar entre 8 y 10 años en prisión.
La pena, sin embargo, contrasta demasiado si revisamos no sólo el historial delictivo de Yarrington y sus amigos del Cártel del Golfo y los Zetas, sino también las penas que la población trabajadora tiene que pasar a ambos lados de la frontera. En México, el simple hecho de tener un aborto espontáneo en varias entidades que tipifican el aborto como delito puede derivar en una pena similar a la que enfrenta Yarrington, mientras que la posesión de mariguana lo eleva a 25 años; por el contrario, en Estados Unidos es la población negra la que más encarcelamientos sufre, con el añadido de que en Tejas es donde más sentencias de muerte hay y más de la mitad es a negros y personas de color, o donde la venta de mariguana y la falta de vivienda pueden derivar en terminar en cadena perpetua, si no lo mata la policía a uno, como sucedió con George Floyd, asesinado por un policía mientras era arrestado supuestamente por pagar con un billete falso.
Por otro lado, la admisión de culpabilidad de Yarrington significa un golpe político para la casta mexicana, en especial en época electoral y donde el PRI contendrá con sus otrora rivales, el PAN y el PRD, contra el partido oficialista. Es probable que López Obrador haga uso de esta situación en sus conferencias matutinas para tratar de salvar tierra luego de un manejo desastroso de la pandemia que ha producido, por fin, el mismo número de muertes en un año que lo que hizo en dos sexenios la "narcoguerra" de Felipe Calderón.
La podredumbre del sistema político en ambos países es medular y prueba de que sólo es para beneficio de estos parásitos que se benefician a costa de la muerte y el sufrimiento de los trabajadores y los sectores populares de este país. Por ello se vuelve importante forjar una alternativa desde abajo, de izquierda, socialista, anti-imperialista e internacionalista para que pueda tender lazos reales de cooperación y solidaridad entre los trabajadores y migrantes de México y Centroamérica y el multiétnico y poderoso proletariado de Estados Unidos, para derribar el racismo institucional y la violencia policial del país del norte y la sujeción política y económica de México y Latinoamérica.