El 15 de septiembre de 1936 el entonces presidente mexicano Lázaro Cárdenas finalizó la arenga del grito, con motivo del aniversario de la independencia mexicana con un “Viva la república española” dando comienzo así a una serie de maniobras políticas y diplomáticas para la llegada de refugiados de aquel país ibérico, las cuales traerían una serie de claroscuros en materia de trabajo, explotación y discriminación.
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Jueves 30 de marzo de 2017
La llegada de alrededor de 170,200 refugiados fue un momento histórico para México, no sólo por el apoyo brindado por diferentes sectores de trabajadores, como las obreras textiles que organizaron marchas antifascistas por la rebelión que encabezaba Francisco Franco en España, sino también por la llegada de intelectuales, creativos y ciudadanos que traían consigo mucho de la cultura de su país al nuestro.
Por otro lado, en el estado de Chihuahua se estableció la colonia agrícola Santa Clara de aproximadamente 800 refugiados, la mayoría de ellos stalinistas, poco afectos al trabajo agrícola y hostiles con los republicanos, muchos de éstos abandonarían la colonia cansados de que fueran explotados, con el clima inhóspito de la región, bajos salarios y condiciones inhumanas para la vida. La colonia cerró en 1945.
Archivos escritos hay cientos, libros y análisis sobre esta oleada, sin embargo, algunos de los documentos más importantes para recordar y comprender este suceso se encuentran plasmados en fotografías que han logrado preservarse a través de los años, para poder recordarnos al día de hoy, con cierta nostalgia y con un gran valor estético la llegada de los refugiados.
La mayoría de las fotos anónimas (debido a la falta de información de sus autores) y con un melancólico tono sepia resguardan la memoria de estas personas; uno de los documentos fotográficos más importantes es la llegada al puerto de Veracruz del barco Sinaia, que en su interior transportaba buena parte de los que con el apoyo de la Ley de Memoria Histórica se convertirían en ciudadanos mexicanos.
En este tipo de guerra civil, ante la persecución fascista unos de los sectores más afectados siempre es el de las juventudes; y para muestra se conservan algunas postales de niños españoles llegando a México, donde con una sensibilidad impresionante la o el autor de la foto logra perfectamente capturar para la posteridad a estos niños con sus ojos llenos de tristeza, desconcierto y preocupación.
Semanas después del arribo del Sinaia a Veracruz, llegaría el Vapor Flandes, repleto de más exiliados y cuya fotografía muestra el júbilo y felicidad de las personas tras su llegada a territorio mexicano, con puños alzados, enormes sonrisas y gran felicidad, está muy deteriorada fotografía posiblemente sea una de las más sensibles pues las expresiones llenas de esperanza se verían apagadas por las deficientes regulaciones del aparato político mexicano.
El entonces Partido Comunista de México, férreos detractores de la llegada de Trotsky al país y responsables unos años más tarde del asesinato del mismo, recibieron de manera reacia a los refugiados; en donde ellos se reencontraban con el mismo comunismo desvirtuado y rancio cuya política fue decisiva para la derrota del bando republicano de la guerra civil en España.
Con ropa, comida y alojamiento ciudadanos españoles que huían del golpe de Franco fueron recibidos en el país; una muestra más de que al momento de estos conflictos que orquesta el mismo sistema capitalista, de la manos con la burguesía, el proletariado es el sector que siempre se verá más afectado, obligado a desplazarse. Dejaban atrás todo por lo que han trabajado, sus seres queridos y en muchos casos obligados a exponerse a la misma explotación, xenofobia y machismo en sus nuevos lugares de trabajo y vivienda.
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