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Red Internacional
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SANIDAD. Éxito en la huelga de médicos en Madrid. ¿Se puede avanzar hacia una huelga general en la sanidad?

Este lunes ha comenzado la huelga indefinida de médicos de familia y pediatras en Madrid convocada para denunciar la sobrecarga de los centros de salud, las agendas imposibles y la falta de tiempo para atender pacientes. El exitoso arranque de la huelga a la que solo están llamados médicos, las últimas movilizaciones de profesionales y usuarios y la cantidad de conflictos abiertos en el sistema sanitario ponen sobre la mesa la necesidad de coordinar todas estas luchas para que confluyan en la convocatoria de una huelga general de la sanidad madrileña.

Lunes 21 de noviembre de 2022

El total de los 430 centros de salud de la Comunidad de Madrid han abierto este lunes sus puertas con los servicios mínimos ante el enorme apoyo de la huelga de la mayoría de los 5.000 facultativos convocados (4.240 médicos de familia y 720 pediatras). Según las declaraciones de AMYTS, el sindicato convocante y mayoritario entre los médicos, la huelga ha tenido un seguimiento mayoritario.

La huelga ha sido convocada en protesta por la sobrecarga de trabajo, las agendas infinitas y la falta de tiempo para atender a los pacientes. Las principales reivindicaciones están centradas en la carga asistencial, por lo que reclaman un máximo de 31 pacientes por consulta para los médicos de familia y 21 pacientes para pediatría, un mínimo de diez minutos por paciente, el establecimiento de una única agenda por médico nominal y sin tener que atender pacientes de otras agendas, tal y como está sucediendo actualmente. También reclaman mejoras retributivas que hagan atractiva la Atención Primaria. Además exigen una mayor dotación presupuestaria para este nivel asistencial que en Madrid es del 11% del total del presupuesto sanitario, una cifra que está muy lejos del 25% que aconseja la OMS.

El sindicato ha querido además destacar el apoyo de pacientes y usuarios en esta primera jornada de huelga. La movilización del pasado 13 de noviembre, así como las luchas que se vienen mantenido en los barrios estos últimos años, expresan la movilización que genera la defensa de la sanidad pública por parte de los usuarios.

Por su parte la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha vuelto a atacar a los médicos culpabilizándoles de generar un problema en las urgencias hospitalarias con su huelga. Unas palabras llenas de cinismo cuando su Gobierno ha mantenido cerradas las urgencias extrahospitalaras durante más de dos años, algo que ha sido criticado por los usuarios madrileños y por los profesionales de centros de salud y hospitales.

En este caso la desaparición de este servicio sí afectaba gravemente al funcionamiento de las urgencias hospitalarias. Además el reciente plan de Ayuso para su reapertura de estos centros extrahospitalarios era un trampantojo que no recuperaba este servicio. Este hecho ha motorizado las últimas protestas por la sanidad pública y la gran manifestación del pasado domingo 13 de noviembre.

Pero no son las únicas palabras de cinismo que se han escuchado en el día de hoy. El Presidente del Gobierno Pedro Sánchez ha criticado la gestión madrileña en la sanidad como si la situación crítica que vive hoy el sistema de salud en todos sus niveles y en todo el Estado no tuviese nada que ver con las políticas impulsadas desde el Gobierno y que hoy no están precisamente muy dirigidas a reforzar la sanidad.

Un ejemplo de ello son las prioridades del Gobierno en los Presupuestos Generales del Estado para 2023 en los que, por ejemplo, el presupuesto militar es 25,43 veces mayor que el que recibirá la Atención Primaria madrileña. No podemos hacer responsable de la gestión obscenamente liberal del PP madrileño a Pedro Sánchez pero cabría recordar que la ley 15/97 es la que abrió las puertas a que pudiese haber otras formas de gestión dentro de la sanidad pública, y esta fue una ley firmada por PP y PSOE.

Al mismo tiempo que se da esta huelga indefinida, el personal que trabaja en las urgencias de atención primaria (PAC) y en el SUMMA112 mantiene unos paros convocados por los sindicatos MATS, SUMMAT, CSIF y la Plataforma SAR. Sin embargo el propio sindicato AMYTS decidió desconvocar la huelga en las urgencias extrahospitalarias después de que este mismo sindicato llegara a un acuerdo con la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid del que no se conocen los detalles pero que no resolvía la apertura de todos los centros Puntos de Atención Continuada (PAC) que era la principal demanda. Este hecho fue criticado por el resto de sindicatos convocantes los cuales mantienen dicha convocatoria.

El éxito de esta huelga, las últimas movilizaciones de profesionales y usuarios y la cantidad de conflictos abiertos en el sistema sanitario ponen sobre la mesa la necesidad de coordinar todas estas luchas para que confluyan en la convocatoria de una huelga general de la sanidad madrileña. Esto es algo que por ahora los distintos sindicatos mayoritarios en el sector como AMYTS no plantean manteniendo una política de separación de las distintas luchas abiertas en este momento como está ocurriendo con el conflicto de las urgencias de la Atención Primaria que son separadas del conflicto de los médicos y pediatras.

La masiva movilización que vivimos hace unos días, el enorme seguimiento de esta huelga, el de la huelga de los profesionales de los PAC, el conflicto de los médicos de las urgencias del Hospital Infanta Sofía o del SUMMA, demuestra el hartazgo y el potencial que hay para frenar las políticas de la derecha contra lo público.

¿Qué pasaría entonces si mañana todos los profesionales del enorme entramado que es el sector sanitario fueran a la huelga en defensa de este servicio y por mejoras en sus condiciones laborales (cuestiones que están imbricadas); desde médicas, pediatras, enfermeras, celadores, trabajadoras del servicio de limpieza y de otros servicios de hospitales y centros sanitarios?

La capacidad para ello ha quedado demostrada en los últimos días y semana, sin embargo, es necesario superar a las direcciones de los sindicatos para imponer un plan de lucha desde abajo, discutido en asambleas de los centros y hospitales que integren a todos los profesionales de la sanidad y a usuarios y que pelee hasta el final por la mejora de la sanidad.