En la planta de esta empresa en La Rioja denuncian 20 despidos persecutorios. Tienen salarios que equivalen a 2 pares de zapatillas. El doble discurso en la estrategia publicitaria.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Viernes 22 de marzo 21:00
Obreras y obreros de la planta de La Rioja (foto de Diario Popular). En la esquina de abajo a la derecha, la nueva pelota oficial de la Copa América, la Puma Cumbre.
Puma es una de las principales marcas de indumentaria deportiva a nivel mundial, una corporación nacida en Alemania que provee a grandes clubes de fútbol del mundo como Manchester City, Borussia Dortmund o el Milan; acá en Argentina también provee a Independiente. Es la “tercera en discordia” un poco por detrás de Adidas y Nike, pero es mundialmente conocida como marca. Pero este año, Puma pegó un salto gigante: alcanzó un acuerdo con la federación sudamericana, la CONMEBOL, como sponsor y fabricante oficial de las pelotas que se van a usar en las principales competencias del subcontinente: la Copa Libertadores, la Sudamericana y la Copa América, el mayor evento del fútbol a nivel selecciones americanas donde se estrenará la pelota Puma Cumbre.
Sin embargo, la pelota se mancha por las prácticas antisindicales de esta empresa en su planta de la provincia de La Rioja, en la que trabajan alrededor de 900 personas y que en 2022 amplió su capacidad productiva (incluso el entonces ministro Sergio Massa estuvo en la inauguración de un ala de la planta): entre fines de 2023 y lo que va de 2024, se registran 20 despidos con la particularidad de que no responden a ninguna crisis. En comunicación con la medio FM 4 x 4 de La Rioja, Ariel Laciar -uno de los despedidos– explicaba que esta empresa incrementó los ritmos de explotación para compensar la baja de calidad de los materiales y que las quejas o reclamos por este incremento de la carga laboral o por los bajos salarios encuentran como respuesta el despido.
Puma no es una empresa que esté atravesando problemas económicos: a nivel global incrementó sus ventas en un 6,6 % en 2023 respecto al 2022 y alcanzó un volumen de ventas por un total de 8.600 millones de euros. Mientras tanto en La Rioja, el salario promedio que pagan es de 350 mil pesos por una jornada de 8 horas: se calcula que durante 2023 fabricaron 3 millones 500 mil pares de zapatillas, a razón de 10 mil por día, se estima que con lo que producen en 2 días pagan todos los salarios. Y cabe observar que cada salario equivale a lo que cuestan 2 pares de las zapatillas que fabrican estos obreros y obreras con sus propias manos.
Como toda gran empresa, Puma tiene una estrategia publicitaria de intentar asociar su imagen a “valores positivos” y en los últimos años buscó un perfil de “aliado” al rol de la mujer en el deporte: varias figuras como Lali Espósito, Rihanna o Dua Lipa fueron las caras visibles de las publicidades de Puma. En la web oficial de la corporación, su flamante CEO Arne Freudnt posa junto a la capitana de la selección alemana y reclama que “Todavía no cambiaron muchas cosas para las mujeres en el fútbol”. Sin embargo, como expresa el testimonio de una obrera despedida en la misma comunicación con la radio FM 4 x 4, entre los “valores” de Puma no hay ninguno que alcance a sus obreras, las que fabrican la indumentaria que visten las protagonistas del deporte: también las despiden por reclamar, las condenan a problemas de salud por brindarles agua contaminada de un tanque en un ámbito fabril de calor elevado, le niegan derechos a obreras bajo tratamiento oncológico. Sería interesante que le llegue un mensaje al moderno y “aliade” CEO de Puma: si quieren asociar su imagen a “valores positivos”, reincorporen a las personas despedidas en La Rioja. Terminen con las prácticas antisindicales y de una buena vez dejen de hacer pelota derechos laborales.