La Izquierda Diario habló con jóvenes que visitaban la Expo Empleo Joven sobre cómo viven el desempleo y la precarización laboral, y acerca de la propuesta del Frente de Izquierda para reducir la jornada laboral sin afectar el salario.
Lunes 8 de noviembre de 2021 19:39
Los días 5 y 6 de noviembre se celebró a la vuelta de la Facultad de Derecho la Expo Empleo Joven, la feria organizada por Larreta y sus empresas amigas. Allí estaban las que resuenan cuando se habla de precarización laboral: Burger King, McDonald’s, Cat Technologies, Atento, y más. La Expo contaba con charlas y cursos de “cómo armar un currículum”, juegos para medir la “empleabilidad” de los visitantes (es decir, qué tan rompible son para las empresas) y la promesa de 4000 nuevos puestos de trabajo. Pero una vez que alguien quería aplicar en alguna empresa simplemente le daban un formulario para anotarse a través de las páginas. Algunos de los jóvenes opinaron sobre la precarización laboral y el desempleo, que hoy en esa franja etárea llegan al 70% y 40% respectivamente. Pero no son solo estadísticas. Hay personas, hay vidas. Además comentaron acerca de la propuesta de repartir las horas de trabajo que levanta el Frente de Izquierda-Unidad que implica la reducción de la jornada laboral a 6 horas, 5 días a la semana con un salario igual a la canasta familiar.
“Mis padres la pelearon y nosotros estamos en la misma situación”
Uno de los visitantes de la Expo Empleo tiene 27 años y cuenta que se quedó sin trabajo apenas empezada la pandemia: “No pude tener entrevistas en el último tiempo. [En mi último trabajo] laburé en negro. Ibas a laburar te pagaban; no ibas, no te pagaban. Genera una informalidad tremenda. Cada vez abunda más el trabajo en negro y después uno no tiene una obra social, un aporte jubilatorio, genera muchos problemas a la larga. Lo veo en mucha gente alrededor. Trabajan de albañiles, de ayudantes, en un mercadito, de repositores”. Sin embargo, sabe que esto no le pasa solamente a él, sino que la situación es más general. “En mi caso soy descendiente de croatas que vinieron acá a pelearla. La generación de mis padres la peleó y nosotros estamos en la misma situación peleándola y parece que la historia se sigue repitiendo, salvo que..., habría que cambiarlo. Se tendría que revertir.”, dice. “No hace falta ir muy lejos para darte cuenta que hay condiciones de indigencia extrema. Te puedo decir que me tomo el tren a Zárate y va pasando por Villa Ballester y te das cuenta que hay una pobreza extrema, indigencia, chicos que no sé si tienen para comer, no sé qué comen. Viven al lado de la basura, del agua podrida. Las condiciones no son de progreso.”
Otra de las jóvenes tiene 20 años. “Estoy buscando trabajo hace dos años. Algo con perfil técnico, porque soy Técnica química con especialización en ingeniería de alimentos. Apliqué en un montón de puestos y aún no tuve ni una entrevista. Generalmente te piden experiencia. Yo con mi título tuve prácticas profesionales el último año y me dio un montón de experiencia, teníamos que ser puntuales, ir a la zona a higienizarnos ponernos la cofia y todas esas cosas... a esa formación yo ya la tengo y no te lo toman como experiencia laboral”.
Una de las visitantes de la Expo tiene 26 años y busca trabajo hace 5 meses. Mientras, está informal en un bar. “El trabajo es más que nada a la noche, me dificulta para poder estudiar”, cuenta. Describe su paso por las entrevistas de trabajo como una escena de ’Los juegos del hambre’. “Hay mucha competencia porque las entrevistas son en grupo y tenés que debatir con tus compañeros.”
“Llega un momento que te replanteás por qué tenés que vivir tu vida laburando”
Otro chico de 30 años dice que “las oportunidades son reducidas. Yo pruebo y no paro de probar, pero está medio difícil. El último trabajo en serio que tuve fue en el 2018. Después todos trabajos informales“. El último lugar en el que trabajó era una fábrica: “Las condiciones eran horrendas en los los lugares donde comíamos y los baños.” Además estaba tercerizado: “No toman las empresas, le tiran a una consultora para que haga todo el trabajo sucio, digamos. Y listo, ahí termina. Es medio para lavarse las manos”.
Otro tema que forma parte del combo de la precarización laboral son las enfermedades. “Tuve mi primer ataque de pánico en mi primer trabajo. Nunca me había pasado y me pasó en el trabajo.”, comenta una visitante de 19 años. “Llegaba a mi casa y no me podía concentrar para estudiar porque llegaba con la bronca de no haber hecho algo cuando me trataban mal. Llegaba y le contaba por dos horas a mi mamá cómo me daba bronca no poder contestarle, porque si le contestaba me re cabía el trabajo, básicamente”. Y sigue “Sufrí mucho maltrato en empresas. Y nunca hacen nada, simplemente te cambian por alguien más que va a sufrir y así consecutivamente. Tenía una jefa que era pasivo-agresiva. Me hacía sentir inútil, no solo a mí, fueron varias chicas que renunciaron, un grupo entero de 5 chicas. Lo peor es que me habían hecho firmar un contrato de no a la violencia laboral”. “Me cuesta encontrar laburo y veo que no hay nada relacionado con lo que estudiamos. Siempre hay que trabajar en cosas que no te gustan de verdad pero tenés que llevar el plato de comida a tu casa. Tenés que ayudar a tu familia y no queda otra. Como cuando sos feminista y estás trabajando con un jefe que te cosifica y te la tenés que fumar, entendés, ¿por qué tenés que estar así?”
Su amiga comenta: “a mí me pasó que entré a una heladería y decía ‘debe ser fácil, debe estar bueno, dentro de todo me gusta el helado, voy a estar en un ambiente que me gusta’...y cuando entré me encontré con que tenía que cargar cosas pesadas, con que ni siquiera teníamos una faja, nos dolía la espalda a todos.”
Uno de los chicos que tiene 19 años cuenta que él prioriza el estudio. Sin embargo, ve las condiciones en las que trabajan sus compañeros: “sé que después de una noche de trabajo llegan y están muertos porque son trabajos de fuerza, como albañiles. Yo no veo que se quejen pero porque no conocen otra cosa. Pero sí sé que llegan con dolores musculares y uno llegó lesionado. Al menos conozco cuatro de mis amigos en esas condiciones. Yo creo que deberían tener la oportunidad de que si están trabajando, hacerlo en condiciones mínimamente dignas y puedan acoplar el estudio. Muchos compañeros perdieron casi todo el año de clases porque no se podían conectar, . Otro estudiante de 18 años ve que un amigo “tuvo que renunciar a su trabajo porque lo estaban explotando brutalmente” con una jornada laboral de 12 horas en un lugar de comida rápida. “Yo también participé de ese trabajo y no valía tanto la pena por la paga”.
A la salida de la Expo conversamos con dos enfermeras: “hace una semana que vengo buscando laburo. Estuve trabajando en el Hospital Santojanni y estoy buscando en un privado”. Estuvieronen la primera línea contra la pandemia, con “ contratos eventuales, de 3 o 6 meses, de acuerdo a la necesidad de cada clínica. No había posibilidad de efectivizar. Estamos a la búsqueda porque obviamente necesitamos complementar con algo.” La otra amiga que la acompaña, también enfermera, comenta: “Era levantarme a las 6 de la mañana y volver a la 1. Dormir 3 horas, 4 horas y volver y así de lunes a viernes.... no disfrutas nada, no tenés vida prácticamente. Llega un momento que te replanteás por qué tenés que vivir tu vida laburando
Trabajar menos, trabajar todxs
“Me parece que sería útil. Primero para las personas que estamos en la búsqueda y para la gente que está en la calle. Capaz hace falta eso, un cambio pero posta”, opina el joven que se quedó sin trabajo en 2018, sobre la propuesta del reparto de horas de trabajo que levanta el FITU.
La enfermera que trabajó en el Santojanni dice que les serviría una propuesta así “para descansar nosotros, porque el sueldo no alcanza”.
El muchacho que perdió el trabajo cuando empezó la pandemia dice: “hay lugares donde se propone trabajar menos horas para tener más productividad y capacidad en el trabajo. Porque se ha demostrado que mientras más horas trabajás, menos capacidad tenés”.
Las amigas de 19 años comentan con la cámara, pero también entre ellas la propuesta. “Me parece que está re bien porque si estas multinacionales y las grandes empresas pueden poner part time y darte un salario digno… todas lo podrían hacer”. Habrían más oportunidades y estarían dos empleados en vez de uno. Hoy terminás explotado porque hacés un trabajo que no es sano... no te queda vida al final. ¿para qué estás trabajando? para sobrevivir nada más”.
La puerta de la ExpoJoven es giratoria, como la de los trabajos precarizados, las changas, que son una marca en la vida laboral de estas generaciones. Los jóvenes entran y salen con bajas expectativas y sin seguridad sobre su futuro. Pero la bronca y el hartazgo pueden hacer reventar a un termómetro puesto en el aire. Ya no hay ganas de seguir agachando la cabeza, y la propuesta del reparto de horas de trabajo es una demanda cada vez más sentida. Habrá que ver si con la fuerza de la marea verde y el movimiento socioambiental, con la fuerza de la lucha por vivienda digna y trabajo genuino serán los y las jóvenes quienesque lleven esta demanda hasta el final para terminar con la desocupación y el trabajo precario.