En el décimo aniversario de la Exposición Internacional del Agua solo quedan grandes edificios sin usar, en constante deterioro y una deuda pública millonaria.

Jorge Calderón Historiador y Profesor de Secundaria, Zaragoza
Miércoles 20 de junio de 2018
Han pasado ya 10 años de aquel 14 de junio del 2008 en el que se inauguraba por todo lo alto la Exposición Internacional de Zaragoza basada en el Agua y el Desarrollo sostenible. Ese día, según toda la prensa burguesa, la mayoría de los partidos políticos y gran parte de la sociedad aragonesa, iba a significar un “antes y después” para la capital de Aragón y los que vivíamos en ella.
La frase que repetían hasta la saciedad, como si fuera un mantra es que iba a ver una Zaragoza muy diferente a la de antes de la Expo. Por desgracia, esta premisa se ha cumplido en parte pero no precisamente para bien.
¿Cuál es este “maravilloso legado?
La Expo 2008 nos dejó como herencia de sus fastos un agujero económico de incontables millones de muy difícil cuantificación, eso sí, convenientemente maquillado por los sucesivos gobiernos. También un montón de infraestructuras de dudosa viabilidad, poco o nada usadas, muchas abandonadas a su suerte y en la ruina y de un coste de rehabilitación y mantenimiento mil millonario que hace muy difícil encontrarles rentabilidad.
Si hacemos un rápido repaso del “Mueso de los Horrores” de la Expo nos encontramos con:
1) El telecabina, que costó 11 millones, que solo se usó los dos meses que duró la muestra y que tras 10 años pudriéndose por el desuso, ahora por fin va a ser desmontado.
2) El azud (pequeña presa para elevar el nivel del agua) y el dragado (limpieza del rio de rocas y hierbas) del rio Ebro, para que pudieran navegar unos “barquitos” recreativos que ni siquiera lo llegaron a hacer masivamente durante la muestra.
3) La mayoría de los Pabellones de la muestra están abandonados a su suerte. Como el de España o el de Aragón que se han convertido en “un nido de palomas”. Lo mismo ocurre con la emblemática Torre del Agua, en desuso y cuyo mantenimiento cuesta 80.000 €/año. El Pabellón Puente iba para museo pero sigue siendo poco utilizado; el canal de aguas bravas lleva cerrado desde hace tiempo por filtraciones en su estructura; la escultura de La Gota cuyo montaje y desmontaje costó otra millonada; la Milla Digital de tan cara y larga puesta en marcha, etc.
Todo esto suma aproximadamente la escalofriante cifra de 350 millones de euros de deuda, lo que supone un tercio de la deuda total del Ayuntamiento de Zaragoza, el segundo consistorio más endeudado del país tras el de Madrid. Esta deuda difícilmente podrá ser recuperada en un corto periodo de tiempo, ya que el gran negocio que iba ser la venta al sector privado de los pabellones de la muestra se ha quedado en nada. Los pocos que se han reutilizado (un 20 o 30%) han sido para acoger organismos públicos como la “ciudad de la Justicia” o la Consejería de Educación con lo que la ganancia es cero.
No a los gran proyectos especulativos urbanísticos
Muchos pueden decir que no todo fue malo en la Expo de Zaragoza. Que se hicieron infraestructuras necesarias para la ciudad como varios puentes o la Estación Intermodal de Delicias. Esto, siendo cierto, no puede tapar la cruda realidad. De todas las grandes obras faraónicas que se hicieron para la Expo, solo menos del 10% tuvieron esta utilidad pública y social. Además, incluso estas, se hicieron con “adjudicaciones a dedo” a empresas constructoras “amigas que terminaron generando unos “sobrecostes” brutales.
El ejemplo más claro de esto es la Estación del Ave Zaragoza-Delicias. Su construcción fue adjudicada a la Constructora Hispánica al mando de Alfonso García Pozuelo. Este señor salía en los papeles de Bárcenas por un donativo que hizo de 30.000 euros al PP. Este donativo le valió la concesión de esta obra que acabo costando 23 millones de euros (casi el doble de lo presupuestado inicialmente).
Que no nos intenten engañar. La Expo 2008 de Zaragoza, al igual que la de Sevilla del 92 y otro macro eventos como los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, solo son grandes operaciones urbanísticas especulativas destinadas a “llenar” con dinero público los “bolsillos” de las principales constructoras y aceitar otra serie de negocios.
¿Desarrollo Sostenible?
Si tras 10 años la rentabilidad económica de la muestra para las administraciones públicas es un desastre aún lo es más la rentabilidad social o medioambiental. Esta expo se vendió como la de la búsqueda de un acuerdo global, de la mayoría de los países, para un uso racional del agua como bien común universal basado en el desarrollo sostenible.
Pasado el tiempo vemos como estas “buenas intenciones” han quedado en “nada”. Se ha demostrado que esto solo era la excusa temática, para crear una gran operación urbanística especulativa, que en ningún momento, por mucho que así lo dijeran los diferentes países, hubo un interés real en tratar estos asuntos.