El evento organizado por el PRO en la Ciudad sirvió para visibilizar de forma brutal, la realidad de miles que hacen cola para conseguir trabajo todos los días en todo el país.
Juana Galarraga @Juana_Galarraga
Luigi Morris @LuigiWMorris
Jueves 1ro de junio de 2017 10:51
En las bocas del subte, las paradas de los bondis, los cruces peatonales, donde se mirara, se veían miles de jóvenes dirigiéndose a la Expo Empleo Joven 2017 en La Rural. De jeans, zapatillas y con un abrigo para bancar el frío. Otros fueron de traje, con ropa formal, porque se habían preparado para asistir a alguna entrevista laboral.
Algunos traían el CV en mano, otros en la mochi o en una carpeta. Otros incluso, como contó Francisco a La Izquierda Diario, habían llevado otros papeles para dar cuenta de sus aptitudes. Él llegó a la Rural con copias de su analítico en la mochila. Con las mismas copias volvió para su casa. A simple vista, la gran mayoría parecían ser hijos de familias de laburantes. Iban a buscar su primer empleo, a cambiar el que tienen por uno mejor o con la idea de salir de una serie de trabajos informales.
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Ezequiel tiene 19 años y se vino desde Rafael Castillo, zona oeste del conurbnano. Se levantó a las 6:30 para tomarse un mate y arrancar. Le esperaba un viaje de dos horas y media hasta el barrio de Palermo. Su primera sensación al llegar, como la de muchos, fue de sorpresa por la interminable y confusa fila que iba a tener que hacer junto a decenas de miles de pibes que están en una situación similar.
La cola alcanzaba las 6 cuadras. Era como un caracol, una fila que serpenteaba y daba una vuelta sobre sí. En una misma vereda, la misma fila pasaba tres veces. Los primeros minutos de cada pibe que llegaba, se le iban en tratar de entender dónde empezaba y dónde terminaba. Algunos, tuvieron que hacer la fila dos veces, porque cuando llegaban a la puerta les decían que no podían entrar porque no se habían inscripto previamente en la página web. "Inscribirse ¿para qué?, al pedo, si adentro no te daban nada", cuestiona Francisco.
Ezequiel hizo la fila en tres horas y media. Para él la situación económica es preocupante. Su viejo “se está deslomando trabajando de albañil”, mientras que su vieja sufre de artrosis después de una vida como obrera textil y la plata no alcanza para nada. Su expectativa es conseguir su primer laburo en blanco. A pesar de su corta edad, lleva años haciendo changas, alguna más “estable” que otra: ayudante de albañil, ayudante de carnicería, lavando autos y desde muy chico, trabajando junto a su vieja. Ezequiel quiere trabajar para aportar plata a su casa. "Ya da cosa pedir plata a mis viejos, de salir olvidate, no les puedo pedir", explica.
“No tengo ni idea de cómo me va a ir con esto”, fueron sus palabras al salir de la Expo. Entró y se llevó una desilusión. Participar de la Expo prácticamente se trataba de recolectar direcciones de mails para mandar el CV por internet. Se iba con las manos vacías de propuestas concretas, pero llenas de folletos. La misma desazón tenía Francisco al salir. "Me vuelvo con todos los papeles que traje. Para esto hubieran hecho una página donde cada uno subía su CV y no te tenías que venir hasta acá y comerte esta cola", decía.
La realización de la Expo Empleo Joven se promovió con bastante tiempo de anticipación, a través de distintos medios de comunicación afines y propios del macrismo. La apertura del evento iba a contar con figuras claves del Gobierno: Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli. Iba a ser “un gran evento”.
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En su fanpage, Santilli, vicejefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, subió un spot publicitario que adelantaba lo que tenían para ofrecer a la juventud. De las supuestas “10 mil ofertas laborales”, eligieron tres para mostrar como ejemplo: Burger King, call center y administrativa.
Mirar los anuncios en la página web de la Expo, era casi como estar frente a una de las típicas agencias de trabajo, que pactan negocios con los empresarios en beneficio de ambos, pero que a la juventud le ofrecen nada más que precarización laboral.
La agencia Suministra, proveedora de mano de obra barata para supermercados, publicaba una oferta de Repositor. Al clickear en "más información", se veía la exigencia de siempre: “Tiempo completo con horarios rotativos y disponibilidad para trabajar sábados y domingos”. Macri contento.
ZonaJobs hacía su parte: "Repositor”, “vendedor”, “representante de ventas", (por esto último léase call center). Bumeran ofrecía la oportunidad de trabajar 8 horas sin descanso (ni para comer) en un puesto que llama: "Vendedor Dual/Playero" ¿Qué quiere decir eso? Que el empleado atiende la caja, repone la mercadería, hace control de stock, limpia el salón y además se encarga del suministro de combustible a los automovilistas. Quizás, este tipo de puesto explica un poco los afiches de promoción de la Expo, en los que se veía a los jóvenes pertrechados con casco, delantal de cocina, anteojos protectores y una vincha de call: polifuncionalidad.
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Hoy los jóvenes se cansan de mandar CV sin recibir ningún tipo de respuesta o llamado, salvo la devolución automática de los mails. Ante la dificultad de conseguir laburo, una expo que supuestamente ofrecía la posibilidad de encontrar uno, generó muchas expectativas en los pibes y las pibas que decidieron acercarse.
El nuevo spot de la fanpage de Santilli también es revelador. El funcionario posteó un video en el que un joven festeja porque fue preseleccionado para trabajar en un call center. Los call, como miles que han pasado por ahí saben, destruyen el cuerpo: la vista, el oído, la garganta. Son establecimientos de precarización que "rompen" en cuestión de meses o un año, el cuerpo y la mente de sus empleados. Problemas como ataques de ansiedad o pánico, son comunes entre las víctimas de los call center. TN por su parte, muestra a David, el primero (¿y único?) en conseguir trabajo durante la Expo: será “asistente de un CEO”.
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La receta de las ganancias de los empresarios sigue siendo la misma: precarizar a la juventud. La Expo tuvo esa particular contradicción de ser un “éxito” para el Gobierno por su concurrencia y difusión. Pero a su vez la convocatoria es reflejo del desempleo juvenil que alcanza un 20 %, del trabajo en negro que afecta a 6 de cada 10 jóvenes que laburan y del drama de los Ni-Ni (jóvenes que ni estudian ni trabajan) que en Argentina son más de un millón.
Nada nuevo
Las prácticas del Gobierno son una continuidad, o en todo caso una profundización, de la “década ganada” que mantuvo las principales leyes neoliberales que permiten que las empresas contraten trabajadores a través de agencias, consultoras, con contratos temporales y otras maniobras más para reducir costos. María es de Paraná Entre Ríos y se vino a Capital hace un año para tratar de conseguir algo mejor. Ella es un ejemplo de que la precarización preexiste a Cambiemos. "Siempre trabajé en negro ya sea en atención al cliente y ventas. Estaba trabajando en un sistema de cobranzas pero estaba a prueba y me despidieron. Me voy de acá media desinflada", cuenta.
A las empresas convocantes, se les hace agua la boca. Su sed de ganancias, ve en las largas filas una oportunidad para ofrecer trabajos más precarizados, con salarios a la baja, jugando con la necesidad de cientos de miles de jóvenes. La amenaza de presionar contra las condiciones de trabajo actuales, con la desocupación acechando de fondo, está a la orden del día en el plan de ajuste de empresarios y políticos patronales.
Lejos de caer en la competencia o aceptar los ataques a las condiciones de trabajo, la juventud tiene el desafío de mostrar que su vida vale más que las ganancias de esos empresarios. Como proponen Nicolás del Caño y Myriam Bregman, en la campaña del PTS en el Frente de Izquierda, trabajar 6 horas y 5 días, también tiene el objetivo de repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados para que todos tengan trabajo. "No conocía esta campaña, pero parece una buena idea, estaría genial", manifiesta María. "Uno podría aprovechar esos cinco días para trabajar y los otros dos para descansar, no solo física sino mentalmente. Yo en el último trabajo terminaba desgastada porque trabajaba los sábados. Llegaba con la cabeza desgastada a mi casa, no podía estudiar, yo estoy estudiando abogacía".
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La fila que se vio en la puerta de la Rural se arma y desarma todos los días, en distintos lugares simultáneamente. Ante puertas de agencias laborales, de fábricas, de comercios. Cada anuncio en los clasificados de un diario convoca a un tramo de esa fila que se forma hoy aquí, mañana allá. Probablemente algunos de los que se cruzaron el martes y el miércoles en la Rural, se encuentren compartiendo nuevamente la espera en una fila en otro lugar. La Expo Empleo Joven solo contribuyó a la visibilización brutal de un drama que viven cientos de miles en todo el país, sometidos al manoseo de un Gobierno que juega con sus expectativas y a la depredación de las empresas que se roban sus vidas en función de las ganancias.