El Gobierno y otras figuras como Pichetto o Massa ensalzan a los delincuentes imperialistas mientras descargan su xenofobia contra los hermanos inmigrantes más empobrecidos.
Jueves 17 de noviembre de 2016
El discurso xenófobo del Gobierno y otras figuras del arco político burgués como Miguel Angel Pichetto (FpV) o Sergio Massa (FR), se encuentra completamente enderezado sobre (y contra) los sectores más empobrecidos de los hermanos inmigrantes.
Se trata de una operación político-ideológica que aporta a construir un sentido común donde palabras como pobreza, delincuencia e inmigrante queden estrechamente relacionadas. Como se ha señalado “racismo y xenofobia solo se mueven en un sentido social y cromático: pobres y de tez oscura. Ricos y de tez clara son aquellos que, desde el discurso oficialista, vienen a ’brindar ayuda’ al país, trayendo aquellas inversiones que, irónicamente, siguen sin hacerse presentes”.
Sobre esa otra clase de “extranjeros” no pesa ningún tipo de campaña de demonización. Por el contrario, son ensalzados como los adalides de la creación de los puestos de trabajo.
Esa clase de extranjeros son, precisamente, los integrantes de la clase capitalista, el gran empresariado. Una clase que, por vías legales e ilegales, no cesa de robar y saquear la nación, en detrimento y perjuicio de los intereses de la mayoría obrera y popular.
Delincuentes imperialistas
En el año 2008 la empresa alemana Siemens reconoció ante la Justicia de Estados Unidos haber pagado generosas coimas a funcionarios del Gobierno argentino para quedarse con el negocio de la confección de los DNI. Las erogaciones no fueron en vano. Carlos Menem otorgó la concesión en 1998. El monto original del negocio implicaba una cifra de U$S 600 millones, que luego se extendió y amplió al doble.
Argentina era sólo uno de los tantos lugares del mundo donde la multinacional alemana hacía negocios, acudiendo a las coimas con funcionarios públicos.
El caso está lejos de ser el único. Pone en evidencia que la gran burguesía imperialista -así como la nativa- no tiene ningún reparo a la hora de infringir normas legales y cometer delitos contra sus propias leyes, en aras de aumentar sus ganancias.
Bastante más acá en el tiempo, a fines de 2014, a partir del testimonio y de información brindada por un extrabajador de la filial suiza del banco HSBC, se destapó uno de los escándalos financieros más grandes de la historia. El banco de origen británico había facilitado un fraude financiero gigantesco a escala internacional. En términos numéricos, la cifra escalaba a más de U$S 100.000 millones.
Argentina no estuvo al margen. En el país, la denuncia involucró la existencia de más de 4.000 cuentas no declaradas en Suiza. El escándalo alcanzó al actual ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, así como grandes empresarios locales y extranjeros. Entre las firmas escrachadas se encontraban el Grupo Fortabat, Cablevisión, Central Puerto, Multicanal, Telecom Argentina, Mastellone Hnos., Loma Negra y Edesur.
Más información: Grandes empresas argentinas fugaron (i)legalmente sus dólares a Suiza
El del HBSC no es el único caso de negocios ilegales. El banco francés BNP Paribas tiene su propio historial delictivo. En septiembre de 2007, en un allanamiento en el microcentro porteño, se halló una oficina clandestina de esa entidad donde se facilitaba los medios para fugar activos al exterior sin que sean identificados. El dinero terminaba en sus sucursales en Suiza, Luxemburgo, Miami, Panamá y Bahamas.
Este tipo de escándalos financieros ilegales también alcanza al capital imperialista norteamericano. Así lo puso en evidencia Hernán Arbizu, exvicepresidente de JP Morgan, que denunció a otras entidades por la misma práctica. Entre ellas, aquella en la que se desempeñaba, Goldman Sachs y Morgan Stanley.
Saqueo offshore (y en secreto)
La banca no es el único terreno en donde la clase capitalista delinque extendidamente. Hace pocas semanas, el diputado neuquino Raúl Godoy (PTS/FIT) presentó un proyecto en la legislatura provincial para exigir la anulación del contrato celebrado entre YPF y la multinacional norteamericana Chevron.
Godoy le dijo a La Izquierda Diario que “tanto YPF como Chevron crearon empresas offshore que están detrás del contrato, desligándose además de toda responsabilidad. Por más que la petrolera norteamericana hace sus negocios en la Argentina, técnicamente Chevron no opera en nuestro país ni se hace responsable, por ejemplo, de cualquier delito o daño ambiental”.
El mecanismo permite a la empresa de capitales norteamericanos continuar el proceso de saqueo que ya había desarrollado Repsol anteriormente, bajo la indulgencia del Gobierno kirchnerista. No está de más recordar que aquel sólo procedió a una estatización parcial cuando los índices de importación de combustibles alcanzaron números escalofriantes. Hasta que eso ocurrió, la multinacional de origen español pudo saquear libremente.
El mecanismo de las firmas offshore estuvo amparado con la firma de un convenio con cláusulas secretas. El acuerdo, celebrado bajo el kirchnerismo, fue garantizado y continuado en el Gobierno de Macri.
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Saqueo, contaminación y muerte
El modelo de saqueo y destrucción del medioambiente no es propiedad exclusiva de las petroleras.
Los nombres de Adnan Kashoggi (Arabia Saudita) y Peter Munk suenan como parte de los “fundadores” de Barrick Gold. Mientras el primero estuvo implicado en el tráfico de armas, el segundo fue denunciado por lavado de dinero en Inglaterra, Canadá y Estados Unidos.
Más información: Barrick Gold: emblema del capitalismo
La Barrick es conocida en el mundo entero por la destrucción del medio ambiente y la contaminación extendida de regiones enteras, resultado de su actividad minera.
Los efectos deletéreos sobre la salud de la población son una consecuencia efectiva. Los habitantes de Jáchal, provincia de San Juan, lo saben y lo sufren. Allí, en el transcurso de tan sólo un año, ocurrieron dos derrames masivos de cianuro. El resultado, ya demostrado científicamente, ha sido la contaminación de la región, con consecuencias sobre la salud y la vida de las familias de la región.
Quienes no han sufrido consecuencia alguna han sido los funcionarios públicos y las autoridades de la empresa. No resulta extraño. Cuando tuvo lugar el derrame de 2015, la planta fue reabierta gracias a la presión del entonces gobernador José Luis Gioja y del -también entonces- candidato presidencial del FpV, Daniel Scioli.
Historia del saqueo imperialista
Los discursos contra los inmigrantes y el “peligro social” que representan no tienen nada de novedoso en la vida política nacional. Se remontan hasta los años de la conformación del Estado nacional, bajo el signo de la oligarquía terrateniente que, al decir de Sarmiento, “se hizo rica mirando parir vacas”.
La continuidad también debe buscarse en el hecho de que ese discurso de demonización era y sigue siendo la contracara de la entrega de las riquezas nacionales a manos del gran capital extranjero. Proceso que no se detuvo a lo largo de la historia nacional, incluso bajo el peronismo o el kirchnerismo.
Como se ilustra en otra nota de esta edición, el ciclo de la llamada “década ganada” fue un período glorioso para las ganancias del gran capital imperialista. Ello ocurrió, incluso, a pesar de los discursos sobre la “soberanía”, repetidos por cadena nacional innumerables veces.
Se hace preciso añadir que el delito es consustancial a la dominación capitalista y a sus mezquinos intereses. Karl Marx escribió, hace ya tiempo, que “la burguesía viene al mundo chorreando sangre y lodo”. En Argentina, la clase capitalista en su conjunto ha demostrado no tener ningún tipo de limitación legal a la hora de garantizar el reinado de sus ganancias.
El genocidio de clase perpetuado entre 1976 y 1983, con los 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos, está ahí para evidenciarlo. Ese período fue el que permitió uno de los grandes negociados para el capital nacional e imperialista, a través de la estatización de la deuda externa por parte de Domingo Cavallo.
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Los años 90 marcaron un nuevo salto en esa escalada de dominación y saqueo imperialista. Las privatizaciones -sostenidas durante todo el kirchnerismo- significaron un robo generalizado de la riqueza nacional.
Hoy, cuando las consecuencias del ajuste en curso empiezan a impactar sobre amplias capas de la población, reaparece con fuerza el discurso contra los hermanos inmigrantes.
Ese discurso xenófobo, que despliega parte importante del arco político burgués argentino, no roza siquiera a las grandes empresas de capital extranjero. La casta política que se enriquece en su función -como los Pichetto, Avruj o Sergio Massa- se pliega sumisa ante el mando del gran capital imperialista y rechaza cuestionar las formas de robo y saqueo, tanto por vías legales como ilegales.
Eduardo Castilla
Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.