Un caso de abuso sexual extremadamente grave vuelve a profundizar la crisis abierta de la Iglesia Católica. Esto a raíz de una entrevista que dio el sacerdote Tito Rivera el miércoles 13 de marzo a un canal televisivo tras ser acusado de cometer abusos sexuales. Denuncia que viene desde junio del 2018. En dicha entrevista negó dicha acusación declarando “esto es un montaje con el fin de sacar dinero”.
Camila Acuña Trabajadora Social y militante de Pan y Rosas
Viernes 15 de marzo de 2019
Ante esta situación el Arzobispado condenó las declaraciones del sacerdote y solicitaron la dimisión inmediata de su estado clerical. Pero, al mismo tiempo Ricardo Ezzati pidió “misericordia del señor” ante este gravísimo caso. Es curioso ya que es el mismo Ezzati quien está imputado por la Fiscalía por encubrimientos de abusos sexuales en los casos perpetrados por los sacerdotes Jorge Laplagne y Oscar Muñoz.
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Es más, Rivera manifestó “me atrevería a decir que el 50% de los sacerdotes chilenos son homosexuales y en la Institución se da el ambiente para estas conductas de relaciones homosexuales”. Dichas declaraciones fueron rechazadas tajantemente por el Arzobispado.
Los argumentos utilizados por el sacerdote, nada tienen que ver con la denuncia. Debido a que no va al caso la comparación que ocupa entre los casos de abuso sexual de los que fue acusado hacia un hombre de 40 años y a niños menores de edad con el tema de la “orientación sexual”. Es más, sólo demuestra su desesperación y un “salvavidas” que intenta lanzar para descartarse de la grave situación.
Las autoridades eclesiásticas no hacen más que “golpearse en el pecho” y fingir arrepentimiento, lanzando suplicas “al cielo” para obtener misericordia. Lo cierto es que ya no pueden borrar los casos de pedofilia y violaciones que han efectuado contra miles de personas a nivel mundial, sobre todo niños y jóvenes. Es el mismo Jorge Bergoglio quien ha intentado reiteradas veces mantener una buena imagen de la Iglesia mostrándose como un “ejemplo clerical”. Pero, en realidad es el más conservador de todos los reformadores de la “casa de Dios”.
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El cuestionamiento y repudio a la Iglesia también se hizo escuchar el pasado 8 de marzo, en donde retumbaba alrededor del mundo la consigna “Separación de la Iglesia y el Estado ya”. La perspectiva moralista de la Iglesia ha salido a la luz y deja entrever que las víctimas de estos abusos no callarán más. Incluso la exigencia de “Fuera las iglesias de todas la escuelas” para tener educación sexual integral es una demanda que vuelve a hacer eco en un movimiento de mujeres que demostró tener un gran potencial para echar abajo la perversión de esta Institución.
