Convocada por organizaciones barriales, sindicales y políticas, y por familiares de víctimas del gatillo fácil y la violencia institucional, la caravana se movilizó por el centro de la ciudad de Rosario.
Miércoles 28 de marzo de 2018
El domingo pasado, la caravana se concentró a las 14 en Tribunales Provinciales y partió por Oroño hacia el parque de las colectividades, donde se llevó a cabo la lectura de un documento (ver link al pie) y se realizaron distintas actividades participativas, debates, talleres, y se estamparon prendas con la consigna “Mi cara, mi ropa, mi barrio NO SON DELITO”.
“Luchamos contra la impunidad de ayer pero también la de hoy, lamentablemente el grito de Nunca Más debe renovarse cada día ante cada acto de injusticia, ante cada asesinato impune por parte de las fuerzas represivas”, “debemos cuidarnos y acompañarnos entre todos, siempre tener un teléfono a mano por cualquier eventualidad, la policía muchas veces actúa violentamente sin mediar palabra”, “se criminaliza la pobreza y se infantiliza la criminalización” fueron algunas de las reflexiones que surgieron entre las rondas de mates y debates bajo el sol de la otoñal tarde rosarina.
No fue una marcha común y corriente. Los protagonistas en este caso fueron los pibes y pibas de los barrios. Fueron ellos quienes pintaron los carteles con sus propias consignas, y quienes encabezaron la caravana con una gran bandera que rezaba “Basta de matarnos”.
La necesidad de terminar con el hostigamiento que se vive a diario en los barrios por parte de la policía, gendarmería y ahora también la prefectura fue el motor para salir a las calles y hacerse escuchar. La caravana fue creciendo en intensidad durante el trayecto, llegando con mucha notoriedad a la feria de artesanos de Bv. Oroño al grito de “¡Vecino, vecina, no sea indiferente, que a los pibes los matan en la cara de la gente!”.
Al reclamo se sumaron Luciana Escobar y Julieta Herrera, hermanas de Pichón Escobar y Jonathan Herrera, ambos asesinados por la policía. También participó Sasha Ventura junto a su padre y a su hermana. Sasha fue víctima junto a seis amigos de una brutal agresión por parte del Comando Radioelectrico y la policía de Acción Táctica el viernes pasado, donde luego de ser detenidos arbitrariamente, los mantuvieron durante 15 horas en la comisaria recibiendo golpes y maltratos.
En el parque de las colectividades, luego de la lectura del documento que realizaron las distintas organizaciones, el padre de Sasha expresó sentirse confiado y acompañado por tantas personas hasta el momento desconocidas por él, y comparó las prácticas actuales de las fuerzas de seguridad con las que recuerda realizaban los militares en la época de la última dictadura cívico-militar.
La jornada cerró con algunas intervenciones teatrales que satirizaban típicos actos discriminatorios por parte de ciudadanos y policías, y se plagó de risas y aplausos ante la evaluación final que destacó haber realizado una actividad muy organizada y fortalecedora en la que, a pesar del cansancio por la marcha del sábado 24 de marzo, se puso el cuerpo y las ganas de seguir creciendo y compartiendo ese camino de lucha en las calles que –reafirmaron- “son de todos y todas”.
