La filtración de una serie de documentos internos de Facebook publicados por el Wall Street Journal muestran que la empresa ha priorizado las ganancias mediante el cambio de algoritmos a la seguridad y la incitación al odio, y que Instagram genera angustia y ansiedad entre adolescentes.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Lunes 4 de octubre de 2021 21:18
Si bien este lunes la noticia fue la caída de las aplicaciones administradas por Facebook, en las últimas semanas la empresa ha estado en el centro de las miradas por la divulgación de informes que muestran que la obtención de ganancias está por encima de todo. Esto incluye cambios en el algoritmo que permiten aumentar mensajes de odio y desestimar informes sobre el impacto de Instagram en los y las adolescentes.
La filtración por parte de una exempleada de varios documentos internos de Facebook al diario The Wall Street Journal ha desatado el último escándalo para la red social, y reveló al público que la empresa actúa de una forma muy diferente al discurso que mantiene de forma oficial.
La exempleada de la compañía, llamada Frances Haugen, es una científica de datos de 37 años, que tras filtrar los documentos al Journal concedió este fin de semana una entrevista al programa ‘60 minutos’, de la cadena CBS, declarará este martes ante el Senado de Estados Unidos.
¿Qué revelan los documentos de Facebook?
La principal conclusión que puede extraerse de la documentación filtrada es que los directivos de Facebook saben que las plataformas de la empresa (Instagram, WhatsApp y Messenger, además de la propia red social) son, en muchos casos, nocivas para los usuarios.
Así, el elemento que más indignación ha generado entre la prensa y las redes son las investigaciones por parte de la propia empresa que determinan que Instagram es perjudicial para una parte de sus usuarios más jóvenes, y especialmente "tóxico" para las adolescentes.
Según los informes de la compañía, la red social de fotografías "agrava" los problemas que una de cada tres chicas tiene de su imagen corporal.
Otra revelación destacada es que los cambios en el algoritmo llevados a cabo en 2018 bajo el pretexto de "mejorar" la plataforma tuvieron el resultado opuesto y la convirtieron en un entorno más negativo, promoviendo contenidos que animasen a la confrontación y la discusión.
Haugen afirmó que "Se daban conflictos de interés entre lo que era bueno para el público y lo que era bueno para Facebook. Y Facebook una y otra vez elegía aquellos que le beneficiaban como ganar más dinero"
Además señaló que Facebook está priorizando el contenido que incluye mensajes de odio o que “divide o polariza”, ya que este les genera más vistas y más interacción.
“Es más fácil inspirar ira en la gente que otras emociones (...) Facebook se ha dado cuenta de que si cambian el algoritmo para que sea más seguro, las personas pasarán menos tiempo en el sitio, harán clic en menos anuncios y ganarán menos dinero”, agregó.
Haugen testificará este martes ante el subcomité de Protección al Consumidor del Senado de Estados Unidos, que investiga las prácticas en Facebook a raíz de lo publicado en el Wall Street Journal.
Altos directivos de Facebook como el propio consejero delegado, Mark Zuckerberg, ya han testificado múltiples ocasiones ante el Congreso de EE.UU. y siempre han defendido a la empresa a capa y espada, los documentos filtrados podrían revelar inconsistencias o contradicciones con esos testimonios.
Si se demostrara que directivos de Facebook mintieron o escondieron información del Congreso de forma deliberada, podría considerase un delito de perjurio.
Facebook ha respondido con evasivas a las acusaciones y no lo ha hecho mediante sus principales figuras sino a través de su "equipo de respuesta estratégica".
En primer lugar dijeron que los datos de las investigaciones eran incorrectos y se encontraban fuera de contexto, lo que enfureció a los propios analistas de la empresa que habían trabajado en los documentos filtrados. Ellos y ellas sabían que la información era clara y precisa lo que generó malestar dentro de los propios chats corporativos y obligó a Facebook a retroceder en sus afirmaciones previas.
Los trabajadores de Facebook también se mostraron indignados por la respuesta interna de la compañía sobre la influencia de Instagram. Según el New York Times la empresa dijo internamente que era incorrecto afirmar que Instagram puede dañar la salud mental de las adolescentes y que lo correcto era decir que "Las adolescentes que tienen una menor satisfacción con la vida tienen más probabilidades de decir que Instagram hace que su salud mental o la forma en que se sienten sobre sí mismas sea peor que las adolescentes que están satisfechas con sus vidas".
Facebook tiene un problema más grave que la caída de este lunes y es el hundimiento sin fin de su nave insignia, que los llevará a profundizar aún más cualquier método que les permita maximizar ganancias sin importar las consecuencias sobre los usuarios.
Como indica un columnista del New York Times "la compañía ha estado elaborando estrategias sobre cómo promocionarse entre los niños, refiriéndose a los preadolescentes como una "audiencia valiosa pero sin explotar" (...) El uso de Facebook entre los adolescentes en los Estados Unidos ha estado disminuyendo durante años, y se espera que caiga aún más pronto: los investigadores internos predijeron que el uso diario disminuiría un 45 por ciento para 2023. Los investigadores también revelaron que Instagram, cuyo crecimiento compensó la disminución del interés en Facebook. aplicación principal durante años, está perdiendo participación de mercado frente a rivales de crecimiento más rápido como TikTok, y los usuarios más jóvenes no publican tanto contenido como solían hacerlo".
Esta caída no indica que Facebook vaya a hundir de un día para el otro, pero una empresa de su tamaño que maneja datos sensibles de miles de millones de personas en todo el mundo de manera poco transparente, por decir lo menos, y que privilegia sus ganancias ante todo, es un peligro en potencia. Un peligro que como demuestran los informes ya hace daño a personas de carne y hueso, y que todo indica va a ser aún peor a medida que sus aplicaciones se vuelvan menos rentables.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario