Este mes de junio, se cumplen 3 años desde la muerte de Natali Madriz, “Naty”; que son traducidos como 3 años de impunidad y complicidad el Estado.
Viernes 17 de junio de 2022
El "Observatorio de Violencia de Género contra las Mujeres y Acceso a la justicia" del Poder Judicial de Costa Rica, señala que en nuestro país se presentan al menos dos feminicidios al mes y se tramitan un aproximado de 132 medidas de protección por día. Al 23 de mayo de este año, se registran un total de 17 muertes violentas de mujeres, de las cuales 13 aún están pendientes de clasificación.
Naty, fue asesinada hace 3 años contando con tan solo 36 años, hecho que ocurrió un 15 de junio del 2019, en San Pedro de Montes de Oca. Y su familia y seres queridos aún hoy esperan que se haga justicia y enfrentan la indiferencia y negligencia del Estado.
Ante esta situación la familia de Naty así como las de muchas otras mujeres víctimas de violencia patriarcal y los movimientos de mujeres exigimos justicia y señalamos la responsabilidad del Estado y de sus instituciones que en sus procesos “revictimizan” y culpabilizan a los seres queridos de estas mujeres e incluso a las propias víctimas.
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Desde Pan y Rosas señalamos al Estado como el responsable de reproducir las condiciones básicas que legitiman la violencia patriarcal que va en aumento en medio de la actual crisis sanitaria y económica. Y enfatizamos que la justicia patriarcal, privilegia unos cuantos por encima de otros. Desde este panorama los otros, son la cara de las mujeres víctimas de feminicidio y sus allegados quienes sufren su ausencia.
La solución a esta situación no puede ser un voto de confianza a la “buena voluntad” del Estado y sus instituciones, ya que es más que evidente que no desea garantizar los derechos de las mujeres, mucho menos nuestras exigencias de justicia y por el contrario, se convierte en cómplice y responsable de perpetuar la violencia patriarcal desde sus cimientos, en primera instancia al desproteger a las mujeres por no garantizar las medidas inmediatas y necesarias para su protección y en segundo lugar, al no brindar justicia a sus familiares cuando ya es tarde.
Es necesario abogar por un movimiento de mujeres que tenga independencia del gobierno. En donde desde su organización junto con la clase trabajadora y estudiantil, exija y garantice un alto a los femicidios. Son necesarios más refugios transitorios para las víctimas de violencia y de sus dependientes (personas menores de edad que muchas veces quedan con los mismos agresores o en albergues separados de sus madres) y un adecuado acompañamiento psicológico, salarios de cuarentena y las medidas necesarias para evitar que vuelvan al círculo de violencia en el que se encontraban.
Finalmente, nos pronunciamos por la creación de Comisiones de Investigación también Independientes del Estado, conformadas por organizaciones sociales, políticas y feministas, así como familiares de las víctimas de violencia patriarcal, que exijan la apertura de todas las carpetas de investigación y el acceso a estas. Todo esto garantizado desde los recursos del Estado.
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