En medio del peor momento de la crisis sanitaria y social, conversamos con los feriantes de Los Hornos. Nos contaron cómo se organizan. Cómo está costando la vida en los barrios de La Plata, la falta de trabajo, la necesidad de feriar para sobrevivir a la crisis.
Sábado 22 de mayo de 2021 17:32
La pandemia está en su peor momento, con picos de 35.000 contagios ya somos el país con más muertos por millón de habitantes del mundo. El presidente Alberto Fernández volvió a hablar por cadena nacional y anunció nuevas restricciones. Sin embargo, no indicó ninguna medida de fondo que permita enfrentar la crisis económica y social que sufren millones de familias.
Con un presupuesto de ajuste que recorto recursos para la salud pública, sin IFE y con un salario mínimo de $ 23.500 pesos, cada vez son más los que salen a trabajar la calle y cada vez son menos los recursos que se destinan a necesidades de la población. En lo que va de 2021 se destinaron $ 116.584 millones del Presupuesto Nacional al pago de intereses de deuda pública.
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Este es el marco general en el cual los vecinos de Los Hornos se organizan para feriar y poder pelearle un futuro a la vida. Hacen comidas casera, organizan ferias americanas, venden sus artesanías y ofrecen sus plantas y flores a los vecinos que salen a caminar por el parque Julio López, uno de los parques más grandes del barrio que lleva el nombre del albañil y vecino desaparecido en dictadura y democracia, uno verdadero símbolo de impunidad.
Pasadas las 11 de la mañana, nos acercamos al Parque y conversamos con los feriantes. Nos contaron cómo se vive la crisis en uno de los barrios más populares del gran La Plata.
"Soy madre soltera y de alguna manera hay que salir adelante”
"Antes de la pandemia estaba en la Uocra y trabajaba en los paros de planta y en las obras. Pero desde que llegó la pandemia la construcción de cayó y se corto el trabajo” nos cuenta Gisela, una de las primeras feriantes que habló con nosotros.
”Así me vine a la feria a vender ropa, tengo una nena de diez años, soy madre soltera y de alguna manera tenemos que salir adelante.” Agregó que su madre falleció hace poco. Estuvo internada unos meses por un problema en el corazón, se agarró Covid y no la pudieron salvar.
"Con tanta gente, amigos del poder, que vacunaron, a mi vieja la tuvieron semanas hospitalizada y sin vacunarla. Un desastre”, nos dijo con mucha bronca, cansada de los privilegios de los de siempre. Mientras los Moyano, los Duhalde, los Massa se vacunan y se atienden en clínicas privadas, la mayoría sigue esperando.
"Nos organizamos entre los vecinos para que no le falte comida a nadie"
Caminando la feria, también hablamos con Manecio, obrero de la construcción, “en negro como la mayoría“ agregó. Es papá de una hija chiquita y visitaba la feria después de atenderse en el UPA.
“Hay muchas ollas populares, se nota mucho la falta de trabajo, muchos negocios cerrados. La gente se ayuda entre los mismos vecinos para que no falte la comida, pero la verdad la ayuda del Estado no se ve", nos dijo.
“Te pongo un ejemplo, vos tenés un hijo y estás desempleado, una asignación por hijo son $800, ¿Cuánto tiempo vivo con $2.800?. Un nene de un año usa tres bolsas de pañales por mes, está $600 la bolsa, sacá la cuenta”.
Sin trabajo y sin IFE: "Alberto me desilusionó"
Después de visitar varios puestos, nos quedamos charlando con Erika. Ella tiene 42 años, y una hija adolescente. Trabaja cuando puede de empleada doméstica y los fines de semana arma su puesto en la feria, desde hace ocho años.
Nos comentó que votó a Alberto Fernández, pero que está desilusionada: “Pensé que iba a haber algún cambio, pero todavía siguen haciendo las cosas mal y después de un año y medio parece que no aprendieron nada. Los trabajadores de la salud están agotadísimos, y decir que se relajaron… acá el que se está relajando es otro me parece. Tanto yo como mi hija estamos sin trabajo y a las dos nos rechazaron la ayuda del Estado, sin ningún motivo".
Agregó que quiso acceder al IFE pero la rechazaron porque cobraba un fondo de desempleo. "El año pasado la pasamos muy mal y lo único que hicimos fue sustentarnos con la feria y sobrevivimos gracias a nuestros amigos que nos bancan".
"Así nos tratan a los jubilados"
Entre charlas y recorridas se acercó Mario, no se quería perder la oportunidad de contar también su historia.
“Soy jubilado” nos dijo, presentándose. “Trabajé 35 años en la construcción y ahora tengo que salir a feriar para que alcance la plata en la casa. Hace meses que no como asado y estoy vendiendo el auto por que no puedo más, así nos tratan a los jubilados, a los que aportamos toda una vida”, nos respondió con un nudo en la garganta.
Y agregó "Por eso estamos acá con mi señora, para poder llevar la comida y pagarle los estudios a nuestros hijos, ellos están estudiando mecánica en el Dardo Rocha, por que saben que la situación está muy mal y sin un oficio mucho peor".
Sueldos atrasados y falta de vacunas
Terminando la recorrida nos acercamos al UPA que funciona en la esquina del Parque, a unos metros de la feria. Queríamos hablar con los trabajadores de la salud que nos cuenten cual es su situación. Pudimos hablar con Mateo, del servicio de ambulancias del Same, quien nos contó que ahora les había tocado trabajar en los Hornos, pero que en realidad
están cubriendo guardias por todos lados, con malos sueldos y sin vacunas.
“Estamos como todos los trabajadores del país, los sueldos están atrasados, la comida cuesta muchísimo y la plata cada vez alcanza menos. Mucha gente nos aplaude y reconoce lo que hacemos, pero lamentablemente con aplausos no comemos”.
Al preguntarle por el plan de vacunación fue contundente. "Es lento, se está vacunando de a poco, pero bueno es algo. Yo no estoy vacunado todavía y la mayoría de mis compañeros tampoco, la compañera con la que estoy trabajando hoy apenas tiene la primera dosis, así que tratamos de cuidarnos mucho".
La solidaridad y la ayuda de los de abajo es lo único que nos queda
Hace un poco más de un año, Los Hornos fue noticia en la tapa de todos los periódicos locales por la enorme toma de tierras que organizó un grupo de vecinos, para hacerle frente a la crisis. Salieron a la luz los problemas estructurales de una provincia con las tierras más ricas del país y la pobreza mas concentrada.
Una provincia que produce millones de toneladas de alimentos y donde los chicos se tienen que llenar la panza en los comedores del barrio. Donde sobran las promesas del Estado de trabajo y vivienda.
Desde entonces la feria no para de crecer y cada vez más vecinos se suman y organizan para ser parte. El Municipio intentó desalojarlos varias veces, pero los vecinos resisten y defienden su trabajo. Frente a la ausencia del Estado, los vecinos del barrio apuestan a la solidaridad entre ellos, como nos decía Cecilia: "Nos ayudamos entre vecinos como siempre, entre los de abajo".