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Red Internacional
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Fernanda Bachelet Coto: la cara del nepotismo del gobierno de Piñera

Sebastián Piñera está involucrado en un caso de nepotismo tras el insólito ascenso que tuvo la recién egresada Fernanda Bachelet Coto al asumir su cargo de agregada comercial de Chile en Nueva York con un sueldo de 10 millones de pesos

Lunes 7 de enero de 2019

Bachelet Coto, de 27 años, sin estudios de postgrado y una acotada experiencia laboral, asumió en octubre de 2018 uno de los puestos más codiciados y mejor pagados del Estado: jefa de la oficina comercial de Chile en Nueva York.

Además, este jueves se conoció que la profesional de la Universidad Católica vio mejorado su contrato y aumentado su sueldo a más de 10 millones de pesos mensualmente.

Otro de los aspectos de su vida que llamó la atención fue su padre, el empresario Ricardo Bachelet Artigues, quien es primo en segundo grado de la ex presidenta Michelle Bachelet, además de amigo y ex socio de Sebastián Piñera.

La presión fue tal que este viernes el Gobierno anunció que la agregada comercial de Chile en Nueva York, Fernanda Bachelet Coto, experimentará una rebaja de sueldo.

Lo anterior es supuestamente _“parte de los planes de austeridad fiscal y del compromiso de buen uso de los recursos fiscales por parte del gobierno del presidente Sebastián Piñera”_, dijo en un comunicado el director de Prochile, Jorge O’Ryan Schütz, como una evidente forma de lavar la imagen del gobierno.

Constantemente estamos viendo como el botín del Estado es repartido descaradamente por los gobiernos y sus familias. Esto en contraste con las familias pobres del país que con el sueldo mínimo no alcanza siquiera para la canasta básica familiar.

Mientras esta recién titulada ostenta un empleo que es inalcanzable para las y los profesionales, en la clase trabajadora cada día los empleos se vuelven más escasos, se hacen más común los despidos y para que hablar de la próxima reforma laboral que busca impulsar Piñera, la cual buscará precarizar aún más las condiciones de las y los trabajadores con su flexibilidad laboral, a coartar el derecho a organización, a aniquilar el derecho a huelga, entre otros ataques.

Con todo esto, una cosa queda clara: En la ultratumba quedaron las promesas de Piñera de más trabajos y tiempos mejores.