Después del exitoso estreno de su ópera prima conversamos con el realizador oriundo de Andalgalá el catamarqueño Martín Musarra
Sábado 3 de diciembre de 2016
Antes que nada felicitaciones por el gran éxito de Mi Mamá Lora tu ópera prima producida con apoyo del INCAA. Contanos un poco. ¿Cómo se gestó esta obra?
MM: En primer lugar muchas gracias por el interés, la dedicación y el tiempo a esta nota y al cine, las películas. Es algo poco habitual entonces uno está muy agradecido siempre que se difunda la actividad de lo que uno hace.
Es cierto que Mi mama lora es mi ópera prima. Yo debuto con esta película como director después de haber trabajado en 6 películas anteriores en distintos roles, desde jefe de locaciones en Gallero en 2008, asistente de producción en Uritorco en Córdoba, en 2010 en Grava y El Guri y ahora con Mi mamá lora.
La productora me permite dirigir Mi mamá Lora por una modalidad que existe que son las películas de “primera vía” que se las otorga el INCAA a productoras con antecedentes, con más de 5 películas. La “primera vía” permite que la productora ponga un director opera-primista, con el respaldo de la trayectoria de la productora. No es un concurso, estos generalmente son para productoras o directores sin antecedentes, entonces se concursa y se gana un premio. En este caso la productora ya viene laburando hace mucho tiempo. Escribieron el guión Paula Mastellone y Diana Russo.
Presentaron en el año 2012 esta película que fué muy bien recibida por el INCAA y que, bueno, finalmente terminó estando la dirección a cargo mío. Fué algo muy anhelado por mí. Tengo que reconocer que no pensé anteriormente en dirigir películas para niños. “Mi mamá lora” fue muy bien recibida por en el INCAA por sus valores y por generar contenidos para toda la familia. Yo nunca pensé anteriormente en esta posibilidad.
Cuando me lo ofrecieron fué una gran sorpresa que no dudé en aceptar, más allá de que por ahí contradecía los preceptos que decía Hitchcock, de “no filmar con niños, con animales ni con barcos”; bueno los dos primeros están presentes en esta película. Quizás Hitchcock hubiera dicho que no, pero un inconsciente que no había filmado nunca se embarca en esta atmósfera.
Después de filmar entendí porque Hitchcock decía lo que decía. Realmente es complejo. Así se gestó un poco la obra y luego fue mutando cuando encontramos las locaciones, los actores, ir puliendo el sentido día a día, ensayos, el rodaje, así fue tomando cuerpo la película que hoy está muy cerca de estrenarse.
Ya está terminada y entró en el Festival Internacional de Cine para Niños de Chicago (la única en todo Latinoamérica) y ahora en la sección Panorama en el Festival de Cine de Mar del Plata. En Diciembre nos dieron la recibida en el Festival de La Habana, que es un festival muy importante porque priman los valores y la identidad y de todas las películas que hizo esta productora esta es la primera que entra.
Me siento muy honrado y muy orgulloso de que Mi mamá lora esté en la vigésima octava edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, nada más y nada menos que en La Habana, un lugar que admiramos mucho, sobre todo por la escuela de cine que fundó Gabriel García Márquez y toda la trayectoria y trascendencia que tiene este festival para la identidad latinoamericana.
¿Cuáles fueron las repercusiones del film?
MM: Además del Festival de Seattle en enero... y otros que escribieron a partir de estos festivales que sirvieron de vidriera. Estas son un poco las repercusiones.
El estreno se está pensando para enero en el territorio nacional. Estos estrenos que se están haciendo en festivales tienen ese marco, y el estreno comercial será en enero. Esperemos que con la cantidad de copias necesarias para cubrir todo el territorio y que el público valore el trabajo que hay detrás.
Esta es una película muy humilde, con mucha identidad, con mucho criterio y un poco desandando un camino de mega-multinacional o de construcciones identitarias muy fuertes. Si bien son lindos los valores que manejan todas las películas para la familia que vienen y arrasan con la taquilla, creemos que tenemos que construir una identidad propia y latinoamericana.
Creo que esta película tiene un poco esta impronta y que haya sido la única de Latinoamérica en Chicago, en La Habana, y que en Mar del Plata sea la única película para niños, tiene qu ever con que hemos apuntado a ese lugar corriendo todos los riesgos.
Por ahí yo como opera-primista no tomo dimensión de los riesgos que se tomaron, pero me embarqué en esto. Quizás un director con experiencia o trayectoria hubiese elegido otras opciones o lugares. Creo que Mi mamá Lora sirve mucho de referencia para mí mismo para pensar en futuras películas. Esta es nuestra manera de contar, desde el interior del interior.
Yo desde el interior de Catamarca termino dirigiendo una película en Entre Ríos con una productora que se mudó allí. Estamos haciendo contenido internacional, representando a Latinoamérica desde el interior del país y creo que es un gran logro. Por lo que implica y por lo centralista que termina siendo la producción, más allá de que se han intentado generar propuestas que fomenten la federalización de los contenidos. Sigue siendo muy unitario y por eso creo que es un gran logro producir desde el interior y saltar y llegar a los lugares que llegamos con esta película.
¿En qué pensas que más aportó a tu desarrollo como creador cinematográfico este trabajo?
MM: Y en casi todo. Creo que esta película me atravesó, me interpelo en todo sentido. Desde lo técnico, como ser humano y como padre. En esta película sacrifique mucho la familia, a mis hijos, fue mucho el tiempo que le dedique a la película. Creo que porque un poco como director uno se pone como padre de otros niños que van a ver esta película y entonces empezar a seleccionar qué cosas vamos a contar, cómo van a ser nuestros personajes, que búsquedas tienen; un poco hay que desandar, en como están construidos los personajes, tanto los buenos como los malos, tratar de no reproducir los modelos que nos vienen imponiendo.
Más allá de que es un riesgo, creemos que en esta película hay un cambio de paradigma en cuanto al conflicto y a “los malos”. Creo que la estigmatización del malo tiene que ver con una manipulación muy grande del mensaje. Creo que más allá del error, de haberse equivocado, todos los seres humanos, todas las individualidades tienen la posibilidad de redención, creo que en esta película hay una identificación muy grande con el antagonista.
Me parece que es una de las perlas que trabajando con la productora y los guionistas intentamos que quede claro que hay otra manera de construir. Me parece que me aportó mucho, crecí mucho en aspectos técnicos, y también por responsabilidad de contar una historia que queda “para siempre”, el cine es así de maravilloso y cruel, creo que no solo pensando en los niños que van a ver esta película ahora sino los del mañana, que serán los futuros espectadores y críticos, de un manera de ver, de vivir.
Los niños también reproducen en la película algunos modelos machistas, que hay otros personajes que los cuestionan, entonces creo que nos vemos atravesados por muchas cosas que nos están pasando como sociedad y creo que ahí están contados y puestos a disposición. El crecimiento ha sido muy hermoso, me ha tocado hacer muchas cosas que no me imaginaba. Es muy grande la tarea de dirigir y muy intensa.