Telecomunicaciones de Guatemala (Telgua), privatizada en 1998 y ahora filial de América Móvil en Guatemala, fue acusada de pagar sobornos por 2 millones de dólares al entonces ministro de Comunicaciones Alejandro Sinibaldi.
Martes 15 de agosto de 2017
Autoridades guatemaltecas arrestaron recientemente a 17 personas señaladas de pertenecer a una red de lavado de dinero y financiamiento electoral ilícito, una investigación en la que se mencionó a una unidad local de la empresa América Móvil, de Carlos Slim.
Las investigaciones también indican que la red de corrupción está comandada por Alejandro Sinibaldi, ex ministro de Comunicaciones e Infraestructura durante el gobierno del ex presidente Otto Pérez Molina, quien estuvo al frente de la presidencia de Guatemala entre 2012 y 2015 y ahora se encuentra preso por encabezar la red criminal “La Línea” junto a su mano derecha de la ex vicepresidenta Roxana Baldetti.
El jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, Iván Velásquez, explicó que Alejandro Sinibaldi conformó una serie de empresas fantasmas para lavar el dinero, que cobró en sobornos a constructoras proveedoras del gobierno del país centroamericano. Parte de ese dinero también financió al Partido Patriota, de Pérez Molina, agregó.
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En las investigaciones, las autoridades guatemaltecas encontraron pruebas de pagos de Telecomunicaciones de Guatemala (Telgua), una subsidiaria de América Móvil, en la cuenta de Alejandro Sinibaldi, dijo Iván Velásquez.
De igual manera se ha dado a conocer, por medio de entrevistas a un ex ejecutivo de Telgua, que dichos los pagos tenían por objeto asegurar a la empresa un “trato favorable” en una disputa con una firma rival. Un caso que involucra el nombre de uno de los hombres más ricos del mundo, Carlos Slim, sin que éste haya hecho algún comentario hasta el momento.
Nuevamente la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), creada por la ONU para desmantelar grupos de crimen organizado en el país ha ventilado el caso de corrupción del cual se dieron a conocer documentos sobre las propiedades de Sinibaldi, que evidencian los pagos realizados por la compañía telefónica a por lo menos 6 empresas fantasmas, creadas por el ex funcionario para cobrar a compañías constructoras que funcionaban como proveedoras del Estado para captar recursos durante la campaña electoral del Partido Patriota (PP).
Cadena de corrupción del régimen guatemalteco favorece a empresarios
La implicación del nombre Telgua en este caso de corrupción y lavado de dinero es apenas una pequeña parte del contexto nacional guatemalteco sobre la corrupción que impera en el país. La situación en el último periodo ha involucrado a conocidas empresas, partidos políticos y funcionarios de distintas administraciones que han gobernado Guatemala, que además tienen nexos con los casos brasileños Odebrecht y OAS, cuyos nombres han aparecido bien documentados en los llamados “Panama Papers” y en los despachos de los reguladores telecom y financieros de Estados Unidos y Suecia.
A pensar de que el actual gobierno de Jimmy Morales alardea sobre el fin de la corrupción en el país, esto no es ajeno a su gestión, pues sus vínculos familiares lo delatan.
El nuevo caso de corrupción en Telgua anuncia ya que puede terminar comprometiendo algo más que la imagen de su controladora América Móvil del empresario mexicano Carlos Slim, destapando además el origen de la problemática; un litigio comercial valuado en 400 millones de dólares y de hace 19 años contra el competidor Tigo, cuando AMX ni siquiera era el dueño de Telgua.
Si bien la CICIG ha evidenciado este nuevo caso de corrupción, el régimen guatemalteco y el propio gobierno de Jimmy Morales sigue intacto ante los casos de corrupción pues son apoyados por las instituciones y los empresarios. Estos “negocios” evidencian quiénes son los grandes beneficiados en la tarea de servir a los planes empresariales y capitalistas, subordinando los intereses de la gran mayoría de la población en Guatemala, donde los trabajadores y el pueblo no pueden esperar nada favorable a sus necesidades por parte de un régimen político que sólo sirve a los grandes empresarios y las trasnacionales imperialistas.