Estudiantes denunciaron que no se aplica la ley a partir de la pérdida de regularidad académica de una estudiante trans, luego de años de haber hecho el cambio de DNI. Decisiones políticas y trabas burocráticas: cuando la igualdad ante la ley, no es igualdad ante la vida.
Lunes 10 de abril de 2017 11:30
El pasado martes 4 de abril fue llevado al Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Letras el reclamo por la no aplicación de la Ley de Identidad de Género en la Universidad. Sabrina Bölke es estudiante de Historia de la Facultad desde 2014, realizó su cambio de identidad de género, según lo establece la Ley 23.743 aprobada en 2012, pero la Facultad al dia de hoy desconoce su identidad en su legajo. Esta situación de discriminación y transfobia llegó al extremo ya que se le fue quitada la regularidad académica tras haber realizado el trámite de cambio de nombre de su título secundario. En otras palabras, la UBA la dejó libre por ser trans.
El Artículo 12 de la Ley establece que “deberá respetarse la identidad de género adoptada por las personas, que utilicen un nombre de pila distinto al consignado en su documento nacional de identidad. A su solo requerimiento, el nombre de pila adoptado deberá ser utilizado para la citación, registro, legajo, llamado y cualquier otra gestión o servicio, tanto en los ámbitos públicos como privados”. Precisamente que se respete este artículo y en función de eso se resuelva la situación de Sabrina, fue lo que las Consejeras Estudiantiles exigimos ayer.
Según las autoridades encabezadas por la Decana Graciela Morgade, del espacio kirchnerista, que manifestaron su apoyo y solidaridad ante la presencia y la exigencia de la compañera en la sesión, el problema excede a la propia Facultad y debe resolverse a instancias de Rectorado (que dirige la Franja Morada y encabeza el ex candidato a Ministro de Educación de Scioli, Alberto Barbieri), ya que en todas las dependencias de la Facultad debe figurar la misma identidad de un o una estudiante.
Pero esto, aunque en sí mismo es un problema, da cuenta del atraso absoluto y el carácter retrógrado de la Universidad de Buenos Aires, ya que si efectivamente no se resuelve, hay estudiantes como Sabrina que no pueden ni siquiera cursar y tienen que depender de la “buena voluntad” de tal o cual docente, también puede traer problemas futuros a la hora de tramitar el título de cualquier persona que haya accedido al DNI con la identidad con que se autopercibe y no otra, que es la que la UBA no reconoce hasta que las personas no denuncian y realizan una catarata de trámites burocráticos que los exponen y reinciden en la discriminación. Es decir, básicamente la UBA estaría una vez más, violando la ley.
Además la gestión, pasándole la pelota otra vez a los morados del Rectorado, hizo hincapié en la necesidad del inicio del trámite correspondiente por parte de la compañera. Ante esto, se les respondió que dicho trámite ya estaba iniciado desde hacía mucho tiempo. Quedará en su responsabilidad y el “compromiso” que a priori expresaron en la sesión no solo las autoridades, sino también los no docentes (que están encargados de recibir de tales oficinas) revisar cuál es el estado de ese trámite, si se se encuentra trabado y por qué.
Por nuestra parte, como Consejeras estudiantiles de Pan y Rosas/FIT, planteamos que “más allá de la insoportable burocracia administrativa -contra la cual la compañera no ha dejado de batallar desde que ingresó a la universidad-, el hecho de que en las actas, listas de cursadas, su propia libreta, siga apareciendo otro nombre que no es el suyo, es un hecho claramente violento y transfóbico. Una violencia que la universidad -como todas las instituciones que reproducen el orden social capitalista y patriarcal- ejerce de manera sistemática sobre todos aquellos y aquellas que no se ajustan a la heteronorma”.
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Como lo dijo Sabrina en su intervención en la sesión del martes, la solución pasa por decisiones políticas, por cómo encontrarle una salida y cómo pelear por la implementación real de la Ley en toda la Universidad. Son pocas las compañeras y los compañeros trans que pueden ingresar a la universidad, si pudieron terminar su secundario, transitar un carrera universitaria y recibirse.
Desde Pan y Rosas, como Mayoría Estudiantil en el Consejo Directivo y Presidencia del CEFyL, creemos que esta es una pelea contra todo el régimen universitario, que escudándose en su burocracia infinita, devela su carácter retrógrado y transfóbico, discriminando y ejerciendo violencia contra las y los trans, negándoles su identidad de género. Pero además destacamos la necesidad imperiosa de la aplicación definitiva y efectiva del “Protocolo de acción institucional para la prevención e intervención ante situaciones de violencia o discriminación de género u orientación sexual”, votado hace ya dos años en la Universidad de Buenos Aires. Y esto, lejos de ser una declaración de intenciones, puede aportar a cambiar efectivamente la vida material de los y las compañeros en situación de vulnerabilidad, ya que contemplaría asistencia psicológicas, legales, campañas de concientización y difusión de las problemáticas para toda la comunidad educativa, y centralmente, un combate cotidiano a la violencia de género en todas sus formas.
Por eso esta lucha, contra estas instituciones hostiles tendremos que profundizarla en Filosofía y Letras y en cada una de las facultades, hasta que llegue a Rectorado, para sentar el precedente de que no vamos a permitir que se viole el reconocimiento de la identidad de género autopercibida que cada compañera y compañero conquistó tras años de lucha en las calles. Pero fundamentalmente tenemos que apostar a la organización de los estudiantes como venimos haciendo desde la Comisión de Mujer y Diversidad Sexual del CEFyL, independiente de todas las autoridades y los gobiernos, para pelear no solo por la igualdad ante la ley, sino también por la igualdad ante la vida.
En diálogo con La Izquierda Diario, Sabrina nos decía: “Ayer los estudiantes dimos una prueba sólida de que estamos dispuestos a lucha por nuestro derechos; estamos a la altura del contexto político en el que estamos viviendo, somos conscientes de cómo se viene avasallando los derechos de todas y de todos, desde el gobierno nacional y en este contexto donde se ven envalentonados para generar una quita sistematiza de derechos a todas las personas, tanto en lo social, cultural, económico y laboral”.
¿Qué respuesta recibiste de tus propios compañeros estudiantes?
Entiendo y agradezco a todos los compañeros que acompañaron el reclamo, que tiene que ver en concreto con que se respete la Ley de Identidad de Género dentro de Filosofía y Letras y de la UBA en general, esto que ocurre en la facultad es una consecuencia de lo que ocurre en los ámbitos generales de la UBA, donde no se respetan las leyes nacionales y se malinterpreta lo que significa la autonomía universitaria, que justamente se pensó para cuidar los derechos de los y las estudiantes de la universidad y no para vulnerarlos. Entiendo que por la lucha colectiva que se llevó adelante desde el claustro de estudiantes, conseguimos en el Consejo Directivo la aprobación a nuestro proyecto y que la Facultad de Filosofía y Letras esté completamente a disposición de lo que necesitamos a los estudiantes, para poder llevar a este reclamo a una solución concreta, pragmática lo más rápido posible.
¿Cómo sigue esta pelea que empezaron ayer?
Lo que sí entiendo también como dijeron todos la lucha continua en el Rectorado, porque es quien en última instancia tiene que tomar estas decisiones para que se aplique en toda la universidad, creo que la lucha tiene que continuar sostenida en el Rectorado, con una plan de lucha y movilización, que sirva y que sea efectivo para que se cumplan todos los derechos de lo que deberíamos gozar todos los estudiantes que transitamos todos los días los pasillos de nuestras facultades.