El martes 18 de octubre, una asamblea feminista definió tomar la Facultad de Filosofía y Letras para sumarse a la convocatoria que impulsan mujeres trabajadoras, jóvenes y militantes de la izquierda en Argentina.

Yara Villaseñor Socióloga y latinoamericanista - Integrante del MTS - @konvulsa
Jueves 20 de octubre de 2016
Además de las actividades propuestas durante el paro, destaca la convocatoria a sumarse a la movilización internacional de este 25 de noviembre, Día Internacional de Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres. Las jóvenes organizadas en Pan y Rosas participamos planteando la enorme importancia de poner en la perspectiva de las estudiantes organizadas la necesidad de convocar este 25N a miles de mujeres a recuperar las calles superando el alcance del 24A.
Frente a la propuesta de paro, acordada por apenas un par de decenas de estudiantes, pusimos a discusión la urgencia de ir más allá, convocar a compañeras y compañeros que se movilizan a nivel nacional y enfrentan la represión, empezando por las mujeres trabajadoras en lucha -como las maestras del magisterio y las trabajadoras de intendencia del iems-.
Así como a los miles de estudiantes que salieron a luchar en el 2014 por la aparición con vida de los 43, a que retomen las reivindicaciones del movimiento de mujeres y la lucha contra las violencias machistas. La difusión de la movilización del 25N se realizará en múltiples universidades, escuelas y centros de trabajo y ya es retomada por distintas organizaciones y colectivas a nivel nacional.
Por qué movimiento de mujeres en las calles contra este régimen asesino
Aunque una asamblea feminista es un síntoma del descontento frente a las condiciones de vida que enfrentamos las mujeres, falta mucho por recorrer para desarrollar un potente movimiento de mujeres que pueda recuperar las calles y se juegue a levantar una política que pueda enfrentar los ataques del gobierno.
Por ejemplo, para obtener mejores condiciones laborales y derechos elementales como seguridad social y jubilación, hay que organizarse contra el trabajo precario y en defensa del derecho a huelga.
Contra el aumento del feminicidio de la mano de la militarización del país y contra el discurso reaccionario que sostienen la Iglesia y la utraderecha (que han despertado un alza en los crímenes de odio, en particular atacando a mujeres transexuales), hay que denunciar que detrás de las movilizaciones del Frente Nacional por la Familia se encuentra el panismo que se perfila ya hacia el 2018, demostrando que puede movilizar a una gran base social y que su salida frente a la crisis implicará siempre el recorte de garantías democráticas así como el aumento de la represión.
A la par, hay que denunciar que la guerra contra el narco ha inundado el país con fosas clandestinas y ha desatado una verdadera guerra contra la población pobre y trabajadora, que disputa el territorio que aloja los recursos naturales más valiosos del país.
Frente a las miles de mujeres sufren las secuelas de los abortos clandestinos, en particular las mujeres de pocos recursos que interrumpen sus embarazos consciente o espontáneamente y se desangran o enfrentan cargos penales, hay que exigir la legalización del aborto libre, seguro y gratuito a nivel nacional, la libertad de las más de 500 las presas por abortar y la separación efectiva de la Iglesia y el Estado.
Y es que esta situación de violencia y ataques se ha profundizado en los últimos años, justo en el marco de una aprobación sin precedentes de iniciativas legales y políticas públicas que buscan fomentar la equidad y garantizar el acceso a una vida libre de violencia para las mujeres y niñas (LGAVLVM,tipificación del feminicidio, ley de alerta de género, protocolo contra la violencia de género UNAM, ILE) así como programas de salud y derechos civiles para la diversidad sexual como el matrimonio igualitario o la ley de identidad de género.
En otras palabras, la estrategia de acumulación progresiva de derechos, mayor involucramiento estatal, implementación de políticas públicas e integración a Organizaciones No Gubernamentales o instituciones del gobierno se ha demostrado como impotente ya no se diga para erradicar, sino por lo menos para disminuir las condiciones de violencia que enfrentamos las mujeres. Esta estrategia no ha logrado arrancar una mejora sustancial para el conjunto de las mujeres trabajadoras y de sectores populares a nivel nacional.
Por una política socialista y revolucionaria para conquistar nuestros derechos
Por esta razón, desde Pan y Rosas consideramos que la clave para reorganizar al movimiento de mujeres es una política que enfrente a los partidos patronales que sostienen a este régimen al servicio de los empresarios, organizándonos en perspectiva socialista y revolucionaria. La pelea por arrancar mejores condiciones de vida a esta democracia asesina necesita ir ligada de un horizonte de emancipación que busque construir una sociedad sin opresión ni explotación, que cuestione de raíz el patriarcado y las violencias machistas que en el capitalismo se recrudecen.
Para nosotras, es posible arrancarle a la democracia de los de arriba mejores condiciones de vida y más derechos, pero no es posible acabar con el patriarcado, que se ha vuelto un instrumento fundamental para sostener la explotación capitalista que se ve beneficiada de mantener la esclavitud del trabajo doméstico y la división de la clase trabajadora y popular entre trabajadores de primera y de segunda -entre los que estamos las mujeres, la población migrante y los sectores indígenas y rurales-.
La lucha por nuestra emancipación y la del conjunto de la humanidad, requiere de la movilización revolucionaria de las grandes mayorías de oprimidos y explotados contra este sistema de explotación. La clase trabajadora y en primer lugar las mujeres trabajadoras, deben encabezar la lucha contra este régimen político asesino y pro patronal, pues sólo con la acción independiente del movimiento obrero puede soldarse la alianza revolucionaria entre los trabajadores del campo y la ciudad para expropiar a los capitalistas y levantar un gobierno obrero y popular sobre la ruina de su Estado y sus instituciones.
Cualquier respuesta seria que el movimiento feminista quiera dar contra los ataques del gobierno y del capitalismo patriarcal, debe reconocer a la clase trabajadora como sujeto y convertirla en un interlocutor privilegiado.
Por eso te invitamos a organizarte con nosotras rumbo al 25N, en clave socialista y revolucionaria, sumándote a los festivales culturales, conversatorios y actividades que realizaremos contra la violencia feminicida, por la separación de la Iglesia y el Estado así como por el derecho a decidir, contra al homolesbotrasnfobia y por erradicar el trabajo precario. Nos apostamos a construir una gran columna encabezada por maestras y trabajadoras en lucha.
Breve referencia obligada para activistas estudiantiles
No podemos dejar de mencionar que, a pesar de denunciar los mecanismos antidemocráticos de diversas organizaciones estudiantiles durante las asambleas de la FFyL, resulta contradictorio que compañeras que buscan construir una forma distinta de organización, más incluyente y horizontal, consideren poco problemático definir la toma de una facultad de más de 13 mil estudiantes con un “sondeo” que arrojó el acuerdo de 20 compañeras a favor de la toma.
Más allá de la discusión sobre cómo aumentar la representatividad de las acciones votadas por el núcleo organizado de estudiantes, destaca la poca voluntad de ligarse a un sector más amplio de la comunidad estudiantil. Sin embargo, quizá lo más cuestionable es la poca claridad sobre la deriva a la que puede llevar la lógica “separatista” de un ala del movimiento feminista, que en los hechos, divide al movimiento estudiantil, entierra la posibilidad de soldar la unidad entre jóvenes y trabajadores y confunde sobre el enemigo.
Desde Pan y Rosas consideramos que nuestro enemigo no son los varones, que muchas veces pueden convertirse en grandes aliados en la lucha contra los capitalistas y sus agentes en los sindicatos, centros de trabajo y estudio. Nuestra lucha es contra el patriarcado y el capitalismo que lo sostiene, y contra la burocracia sindical, los empresarios y las autoridades que quieren dividir nuestras filas, separándonos de nuestros compañeros de lucha para debilitarnos.
El “separatismo” tiene graves implicaciones políticas y nos ubica como sujetos a la defensiva, renunciando a la posibilidad de ganar a nuestros compañeros a la perspectiva de la liberación de las mujeres y la lucha antipatriarcal y contra la heteronormatividad. Frente al acoso sexual de la patronal y las autoridades, respondemos con la acción independiente de la juventud y el movimiento obrero. Retomamos el ejemplo de las obreras de Kraft que en el 2011 en Argentina impusieron junto a sus compañeros de trabajo un paro productivo para denunciar el acoso sexual de capataces, lo que generó pérdidas de millones de dólares a la patronal y soldó la unidad entre las filas obreras, debilitando la influencia de la burocracia sindical.
En el caso de la UNAM, es indispensable reconocer como enemigo político a las autoridades universitarias, garantes de la antidemoracia, de la impunidad de investigadores y académicos que acosan a estudiantes y trabajadoras, y responsables de aplicar los planes del gobierno para privatizar la educación pública.
Y al mismo tiempo, reconocer que la lucha contra estas autoridades está por la mitad si renunciamos a convocar al resto de los estudiantes, trabajadores y académicos que quieran democratizar esta casa de estudios y a convencerlos de nuestra perspectiva, de no pedir sino exigirlo todo, nuestro derecho al pan y también a las rosas.