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Red Internacional
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ELECCIONES GENERALES. Fin de legislatura: caen los presupuestos, cae Sánchez

Pitido final y sin presupuestos. El Gobierno de Sánchez no reconduce la negociación de los presupuestos con los partidos independentistas y estos no ceden frente al ultimátum de ayer por parte del ejecutivo. No salen las cuentas y la única salida sobre la mesa son nuevas elecciones.

Ivan Vela @Ivan_Borvba

Miércoles 13 de febrero de 2019

Foto: EFE

Este miércoles se certificó el fin del gobierno de Sánchez surgido de la moción de censura. La inestabilidad del bloque, siempre cruzado por la cuestión catalana, no ha resistido la prueba más importante de la legislatura, los presupuestos generales.

Tras un agitado debate ayer martes, ERC y PDCat se han sumado a la enmienda a la totalidad de los presupuestos del Ejecutivo, que también habían presentado por su parte Ciudadanos y Partido Popular, precipitando el fin de la legislatura.

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Ya desde el lunes se especulaba con el adelantamiento electoral y comenzaba el baile de fechas, pero no será hasta el próximo viernes después de la reunión del Consejo de Ministros que Pedro Sánchez dará la fecha definitiva.

El escenario que Sánchez intentó evitar con el discurso de que de rechazar los PGE los partidos independentistas se iban a situar en el mismo bando que la derecha -cuyo programa es la aplicación de un 155 in eternum en Catalunya-, se ha producido finalmente. Después de todo, en el otro bando, en el de Sánchez, también está un representante del 155, el propio PSOE, que es una de las tres patas de las acusaciones contra los líderes soberanistas en el mega juicio del 1-0.

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La portavoz del grupo socialista, Adriana Lastra, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, han perseverado en su intento de convencer a Tardà (ERC) y a Ferran Be (PDCat), sín éxito, mientras reafirmaron la nada sorpresiva posición de que “ni queremos ni podemos incluir la autodeterminación en la negociación de los presupuestos”, cono exigían las formaciones soberanistas.

Especialmente activos han estado Alberto Garzón de Unidos Podemos y Aitor Esteban del PNV. El líder de Izquierda Unida ha asegurado que con la caída de los presupuestos se daba fin al “diálogo”, lo que suponía fallar a las esperanzas de “millones de españoles y catalanes”. En la misma línea se expresaría posteriormente Irene Montero en Twitter, asegurando que tumbar los presupuestos es una “irresponsabilidad”.

De nada han servido los buenos oficios -no reconocidos por el Gobierno- del líder del partido morado, Pablo Iglesias - que se encuentra de permiso de paternidad- ni de Irene Montero, portavoz parlamentaria de Podemos, que hasta último momento han intentado operar de manera autónoma e individual con ERC y el PDeCAT para que hubiera un acuerdo.

Por su parte el portavoz del PNV ha echado en falta discutir sobre “disquisiciones económicas” en los debates presupuestarios, aunque matizando que no es ajeno a las demandas democráticas de los partidos independentistas.

Al otro lado del hemiciclo, ni Casado ni Rivera han presenciado el debate en persona, pero no han tardado en pronunciarse una vez certificada la defunción de la legislatura. El líder del Partido Popular no ha querido entrar a valorar las fechas, pero asegura que las elecciones “acabarán con el chantaje independentista”.

Desde Ciudadanos, Rivera ha vuelto a insistir en que es “momento de las urnas”, asegurando que es la única forma de que España no esté atada “a los 21 puntos de Torra”.

Elsa Artadi, portavoz del Govern catalán y encargada de las negociaciones con el ejecutivo de Sánchez hasta la ruptura de estas, ha asegurado que Moncloa “no ha querido aprobar los presupuestos” y que la presión de la manifestación del pasado domingo en la derecha había pesado demasiado en el Ejecutivo.

Crisis política y polarización hacia las nuevas elecciones

Pedro Sánchez ha intentado mantener el Gobierno aferrándose a un clavo ardiente. Pero la cuestión catalana, agudizada por el inicio del juicio político a los líderes del procés, ha sido un clavo demasiado caliente para permanecer agarrado para uno de los pilares del régimen monárquico español.

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Lo cierto es que en el marco de la tramitación de los presupuestos no se ha visto nada nuevo. La resolución del derecho democrático del pueblo catalán a decidir su relación política con el Estado español por la vía parlamentaria y de las instituciones del Régimen es una vía muerta se mire desde el punto de vista que se mire. No hay camino que recorrer. La unidad “sagrada” del Estado español es uno de los pilares fundamentales del Régimen 78.

El PSOE del 155 y su servil aliado, Unidos Podemos, esperaban el enésimo recule de ERC y PDCat que, de no haber coincidido con el juicio al procés, quizá hubiera tenido más posibilidades de darse, pero que en ese marco resultaba imposible.

La dirección política del procés, ERC y PDCat, más allá de sus, a veces, airados discursos, no tenía más estrategia que depositar todas las esperanzas y desviar toda movilización en las calles a un hipotético (e ilusorio) pacto con el PSOE.

Es decir, nada nuevo a hace 2 meses, 8 meses, o un año y medio. Una dirección política catalana más asustada de desarrollar una movilización en las calles que les supere, como el 3 de octubre, y un PSOE y Unidos Podemos acostumbrados a vender humo, pero implacables a la hora de no reconocer el derecho de autodeterminación del pueblo catalán.

Mientras tanto la derecha y la extrema derecha siguen agitando banderas y se plantan por fin ante la convocatoria de nuevas elecciones. Con un Partido Popular y Ciudadanos obligados a comprar la agenda política de Vox, las tres formaciones inician el camino a los comicios con ánimos dispares. Según las encuestas Ciudadanos y Vox serían las grandes beneficiadas (la formación de Abascal, que hoy en día no cuenta con presencia parlamentaria, por supuesto), mientras que Casado tendrá que empezar a remar para recuperar parte de los votos que se han escapado tanto hacia la formación de extrema derecha y como hacia Albert Rivera.

La izquierda sindical y política tiene el desafío de organizar asambleas y reuniones en los lugares de trabajo, de estudios y en los barrios para levantar una alternativa política anticapitalista y de clase que supere tanto la falsa alternativa del PSOE y sus socios de Unidos Podemos, apoyada en las renuncias de los partidos catalanes, como a la salida abiertamente reaccionaria de la “santísima trinidad” de las derechas.

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