La justicia electoral tiene hasta el 17 de septiembre para expedirse, pero la campaña comenzó con el principal candidato proscripto y la derecha se asegura la continuidad en el poder.
Viernes 17 de agosto de 2018
La fiscal general Raquel Dodge, presentó la impugnación ante el Tribunal Superior Electoral apenas 1 hora después de que el Partido de los Trabajadores presentó formalmente la fórmula Lula – Haddad. Luego reforzó su impugnación con una segunda presentación pidiendo que la justicia se expida rápidamente.
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El argumento de Dodge es que Lula es “inelegible” por las condenas que pesan sobre él y por las cuales se encuentra preso desde abril. El TSE tiene hasta septiembre para pronunciarse, pero la fiscal pidió que lo haga en los próximos 7 días.
El motivo del apuro es claro. Las encuestas le dan a Lula más del 30% de intención de voto, prácticamente doblando al que le sigue, Jair Bolsonaro (17%), el exponente de la extrema derecha semi fascista que dice que el error de la dictadura fue “torturar en vez de matar”, que el “mejor delincuente es el delincuente muerto”, que los “negros no sirven ni como reproductores”, o que la homosexualidad es producto de “no haber recibido suficientes palizas”, entre otras bravuconadas y declaraciones homofóbicas.
Tal es el temor a la postulación de Lula, que los partidos de derecha en sus distintas versiones, también se apresuraron a interponer impugnaciones a la candidatura del ex mandatario.
Impedir que Lula vuelva a gobernar, es también el principal motivo por el cual fue encarcelado antes de la resolución en tercera instancia de su condena como marca la propia ley brasilera. Y esto sin entrar en la causa en sí por la que fue condenado en primera y segunda instancia a más de 12 años de prisión por la supuesta adquisición de un departamento de tres pisos a modo de coima que nunca fue probada.
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Así las cosas, se da casi por descontado el fallo contra Lula que emitirá el TSE aunque falta ver con qué celeridad. Dicho tribunal ya se pronunció tajantemente contra la posibilidad de que el pre candidato tuviera espacios en televisión. Frente a la demanda del Partido de los Trabajadores en tal sentido, el TSE declaró que era “público y notorio que la segregación impuesta al pretendido candidato, cuyo análisis de viabilidad será oportunamente analizada, proviene de la determinación de la justicia de mantenerlo en prisión”.
Confirmaba así la proscripción política de hecho que le ha impuesto la “justicia” cuando aún no se expidió sobre su candidatura. De esta manera se realizó el primer debate presidencial televisado sin el principal pre candidato presente, que solo puede manifestarse en las redes sociales.
Los gobiernos del PT (2003 - 2016) nunca atacaron los intereses de los grandes capitales nacionales o extranjeros. Por el contrario, siempre garantizaron la continuidad de sus negocios y se integraron por completo al régimen político como mostró tempranamente (2005) el escándalo de coimas sistemáticas a legisladores conocido como Mensalao. Incluso, el gobierno de Dilma Rousseff comenzó con un profundo ajuste contra los trabajadores y el pueblo.
Pero la derecha, fiel representante de los monopolios imperialistas y el capital financiero, directamente pretende abrirles las puertas de par en par y eliminar cualquier traba para que puedan expoliar a su antojo los recursos del país, como ocurre en el caso emblemático del pre-sal, la gigantesca reserva petrolera que el golpista Michel Temer está entregando a las grandes petroleras extranjeras.
Además, la derecha nunca toleró los masivos planes sociales que, sin resolver ningún problema estructural y aprovechando el excepcional crecimiento económico que vivió la región durante la década pasada, constituían un paliativo para millones de pobres y que aún hoy sigue siendo la explicación última de la enorme popularidad que todavía conserva el ex presidente.
Tras el golpe institucional contra Dilma Rousseff en 2016, Temer viene profundizando y ampliando los planes de ajuste y reformas estructurales contra las masas trabajadoras y pobres. El último dato sobre el crecimiento de la desocupación es contundente sobre a dónde se dirige el país. El establishment, el capital más concentrado y los partidos de derecha están resueltos a mantenerse en el poder, aun forzando sus propias leyes y las garantías democráticas.
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