Carme Forcadell, Presidenta del Parlament, junto a Anna Simó, secretaria primera de la mesa del Parlament se han presentado a declarar ante el TSJC.
Guillermo Ferrari Barcelona | @LLegui1968
Lunes 8 de mayo de 2017
Ambas dirigentes han declarado por haber permitido el debate y la votación de las resoluciones soberanistas el pasado julio. El Tribunal Constitucional trató de evitar el debate y la votación de las resoluciones con el argumento de que estas cuestiones no son prerrogativas del Parlament catalán. La Mesa del Parlament, como es sabido, admitió la presentación de ambas para el debate en el pleno parlamentario.
El TC había advertido a los miembros de la Mesa que debían parar cualquier iniciativa para desarrollar el proceso de desconexión con el Estado español. Y, ante ello, la Fiscalía se querelló inmediatamente contra Carme Forcadel y Anna Simó y otros cinco integrantes de la Mes que votaron a favor del tratamiento en la Cámara catalana.
La declaración de las dirigentes de Junts pel Sí ha sido relativamente cortas. Tan solo veinte minutos para cada una ha alcanzado. No han respondido a preguntas de la Fiscalía, tan solo a las preguntas realizadas por cada uno de sus abogados. El argumento clave de las defensas pasa por reivindicar la autonomía del Parlament y por tanto su derecho a debatir cualquier tema que sea de importancia para los catalanes.
Forcadell y Simó, de Junts pel Sí, han salido del Parlament cobijadas por algunos centenares de cargos políticos y personas en su caminata hacia el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya. En primera fila el President Carles Puigdemont, el vicepresident Oriol Junqueras, el expresident Artur Mas, seguidos por expresidentes del Parlament, Consellers y Diputats. También hubo delegaciones de Esquerra Republicana, Catalunya Sí que es Pot, Podem y la CUP.
El paseo transcurrió por el corto tramo que une el Parlament con el Palau de Justícia. Muchas esteladas ondeaban en manos de los asistentes. Durante la caminata fluían gritos de independencia y de apoyo a las dos dirigentes que iban a declarar. Cantaron Els segadors y la comitiva se detuvo tras unas letras grandes blancas en las que se leía “DEMOCRACIA”.
El “diálogo” de manos vacías
La judicialización de la política de la Fiscalía y el Gobierno españoles no se detiene con declaraciones y manifestaciones formales. La semana pasada se armó un barullo por el problema de quién firmaba la orden de comprar las urnas, precisamente por el riesgo de inhabilitación para ejercer cargos públicos, como pasa con Artur Mas y otros dirigentes.
El Gobierno de Rajoy que inició una “peculiar” operación diálogo, vuelve a demostrar que su diálogo no “escucha”, es de manos vacías y “castiga” las diferencias políticas. Los próximos meses, la tensión irá en aumento puesto que se debe convocar el Referéndum de autodeterminación antes del verano.
La respuesta de Rajoy, el TC, la Fiscalía y los partidos centralistas, como Ciudadanos y el PSOE, seguirá consistiendo en que el Referéndum no cabe en los estrechos marcos de la Constitución del ’78. Y, serán los campeones de llevar todo al TC que se ha constituido en el árbitro que decide qué se hace en Catalunya y qué no.
El Govern de Catalunya y el Parlament han obedecido casi todas las órdenes del TC, lo más que han podido. Siempre con el cuento de que buscan un Referéndum pactado con el Gobierno. Pero es que el Gobierno ha dejado bien claro, una y otra vez, que no lo pactará. Se ve en la operación “diálogo”, en inversiones que anuncia y no hace, en la vía judicial, en sus declaraciones. No es posible pactarlo ni el PP, ni la “oposición” del PSOE y Ciudadanos, lo quieren.
Sin embargo, ésta postura provoca la pérdida de esperanzas que el 80% del pueblo catalán tiene en la convocatoria del Referéndum. Provoca confusión y desconfianza de los millones que se movilizaron. En lugar de llamar a la movilización para acabar con la judicialización y para convocar el Referéndum; Junt pel Sí y Esquerra se pelean para ver quién firma los documentos.
El Referéndum será unilateral o no será. El Referéndum se hará con la movilización de los trabajadores y el pueblo en las calles de Catalunya o no será. Exactamente lo contrario de la política de “palacio” de Puigdemont y Junqueras.