En un ajuste que dejaría en la calle a miles de trabajadores y trabajadoras, la multinacional norteamericana oculta sus crecientes ganancias y el aumento de la precarización. El SMATA lo ve como “una oportunidad”.
Ulises Valdez @CLAVe
Viernes 15 de enero de 2021 14:37
El pasado lunes 11, Ford Motors anunció el cierre de sus últimas tres plantas en Brasil. Lo hizo con argumentos de rentabilidad, aumento de costos y otras excusas, que ocultan la realidad.
La “estrategia de negocios” de Ford dejaría en la calle de miles de trabajadores y trabajadores. Como reflejamos esta semana en La Izquierda Diario, el cierre de la planta en Camaçari (Bahía), resultará en el despido de al menos 12.000 trabajadores, según el sindicato. Se trata de empleados de Ford (5.000) o empresas que producen directamente para él.
A eso se suman las fábricas de Taubaté, en el estado de São Paulo y Horizonte, en Ceará. En 2019 ya había cerrado la de San José Dos Campos.
La noticia causó impacto en Brasil. Motivados por el anuncio, los trabajadores de Camaçari ya hicieron una manifestación este martes. Mientras tanto, Ford siguió con su campaña de mentiras para justificar su decisión.
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Más ganancias, aún en la crisis
La empresa aduce cuestiones de rentabilidad y “efectos de la pandemia”; los grandes medios hablan del “costo brasileño”, pero son puras mentiras.
El futuro de la industria automotriz está en discusión, como otros sectores de la economía. Si bien la producción y ventas cayeron en 2020, hay muchos CEO que son optimistas en relación al futuro del negocio. Pero aprovechan la crisis para reestructurarse y descargar las “pérdidas” sobre la clase trabajadora.
Pero lo cierto es que, como refleja una investigación de Esquerda Diario Brasil, Ford no se ha visto afectada negativamente por la grave crisis económica acelerada por la pandemia del covid-19. La multinacional estadounidense anunció una ganancia neta de $ 2.4 mil millones en el tercer trimestre de 2020, que es seis veces el índice del mismo período del año anterior. Además, tuvo un beneficio por acción tres veces superior al previsto por los analistas.
En América del Sur, el fabricante de automóviles tuvo una caída en los ingresos, pero no en las ganancias, que también aumentaron. "En América del Sur, Ford informó su cuarta mejora interanual consecutiva en el Ebit trimestral, con aumentos de precios y reducciones de costos que ayudaron a mitigar la inflación y las presiones cambiarias", había reconocido recientemente el informe de resultados de Ford.
Menos costos: más subsidios y explotación
Tampoco hay un problema de “costos”, más cuando hablamos de una multinacional de punta.
En una reveladora nota del conocido abogado laboralista Jorge Luiz Souto Maior, también publicada en el portal brasileño de nuestra red de diarios, explica que en realidad las grandes empresas han sido favorecidas desde la dictadura de los 60 por una serie de ataques precarizadores que van desde el trabajo temporal en 1967 hasta las últimas reformas laborales de Temer y Bolsonaro, pasando por el banco de horas, el contrato a tiempo parcial, la ley del Primer Empleo, el aumento de las condiciones para adquisición de beneficios, la extensión de la tercerización, entre otras. Todas fueron mantenidas por los gobiernos del PT.
Pero además, recibió importantes “incentivos fiscales”, de los estados donde están las fábricas así como nacionales. Según un informe serio, los incentivos a las automotrices totalizaron $ 69 mil millones de reales, en el período 2000 a 2021.
En 2014, por ejemplo, como señala Washington Luiz Moura Lima, las exenciones tributarias para los fabricantes de automóviles fueron del orden de R $ 12 mil millones, y “aun así despidieron a 12.400 trabajadores”.
La exigencia de más subsidios fue de hecho una de las polémicas de los últimos días, donde el propio presidente Bolsonaro, un amigo del imperialismo norteamericano, dijo que no estaba dispuesto a darle más subsidios a Ford.
Lo cierto es que la marca del óvalo aprovechó, como sus competidoras, la coronacrisis para avanzar con su objetivo de “un negocio más saludable y estable”, como lo definió su CEO en Brasil.
La “oportunidad” argentina
El ataque a miles de metalmecánicos del país hermano, sin embargo, no fue visto con preocupación por el dirigente del SMATA argentino, Ricardo Pignanelli.
En una entrevista con El Destape dijo que "Brasil atraviesa una crisis mayor que la Argentina. Ellos tienen una población mayor y la crisis se siente más, porque es más rotunda su caída. "La Argentina y Brasil son socios comerciales, entonces el impacto se va a sentir. Ellos fabrican autopartes que son necesarias para nuestra industria, pero creo que si somos inteligentes podemos salir fortalecidos. Le pido al gobierno que no afloje, porque estamos ante la oportunidad de lograr el verdadero desarrollo".
Ese es el mensaje que transmiten los dirigentes gremiales argentinos: que los cierres y despidos de metalmecánicos es una “oportunidad” para “el país”. El anuncio tiene el correlato de anuncios de inversión de Ford para un nuevo modelo.
Del otro lado, las direcciones de Forca Sindical y la Central Única de Trabajadores ligada al PT, no está planteando ningún plan de lucha a la altura del ataque. Se limita a las gestiones con las autoridades y el incremento de los subsidios a las patronales, tal como hacía el plan Inovar de Lula y Dilma.
La pelea también tiene que ser multinacional
Esta semana, un obrero de la planta de Tabauté habló con los cronistas de Esquerda Diario. “Nos enfadamos porque años y años han habido varias negociaciones entre el sindicato y la fábrica. Ya hemos pasado un tiempo con el salario congelado, nosotros, por parte del trabajador, ya hemos renunciado a mucho, ya se han reducido muchos de nuestros derechos para mantener nuestros puestos de trabajo. Me voy asimilando poco a poco. Es un plan de vida completo que se interrumpe”.
A pesar de los 11 millones de nuevos desocupados, de la precarización que aumentó en los últimos años, los empresarios están envalentonados en Brasil.
Lejos de verlo como una “oportunidad”, las trabajadores y trabajadores de la Argentina deben verlo como un ataque en carne propia. Ford y las multinacionales quieren reorganizar su negocio a escala global, y más temprano que tarde el ataque llegará aquí.
Como señaló a La Izquierda Diario Maria Machado, docente y militante del Movimiento Revolucionario de Trabajadores, la decisión de la empresa estaría "respaldada por la reducción en la compra de autos populares, que disminuirían la productividad. Sin embargo, toda la maquinaria, incluida la que afirma haber estado inactiva durante ese período, podría haberse convertido para producir los materiales necesarios ante la pandemia. Faltan camas, respiradores y una serie de insumos y materiales que se puedan producir, garantizando así puestos de trabajo para sus empleados y ampliando la contratación, para enfrentar la pandemia. Ante esto, es más urgente que nunca que las centrales sindicales vinculadas a los sindicatos de Ford Factory, empezando por la CUT, organicen un plan de lucha serio y que no se repita el acuerdo que garantizó los despidos en 2019”.
La coronacrisis no la puede pagar la clase trabajadora, de ningún país. Desde estas tierras, se trata de difundir la más amplia solidaridad de clase, internacionalista, con la lucha obrera contra el cierre y los despidos en Ford, en Brasil y cualquier parte del mundo.