A pocos días de cumplirse un nuevo aniversario del golpe genocida entrevistamos a fotógrafos e investigadores que relacionan sus temáticas con las luchas por los derechos humanos y la denuncia a la represión y la impunidad. En esta primera entrega hablamos con Eduardo Longoni.
Martes 17 de marzo de 2015
Fotografía: Eduardo Longoni
Eduardo Longoni trabajó en la agencia Noticias Argentinas hasta 1987, luego formó su propia agencia hasta 1990 y desde entonces trabaja para diario Clarín. Estudiante de Historia aunque no terminó su carrera, ni tampoco estudió fotografía porque en su momento no había dónde formarse profesionalmente.
Aprendió de sus colegas y de mirar libros, por ejemplo con una de las recopilaciones más grandes de las fotografías de Cartier Bresson. Sus preferidos entre otros son Cartier Bresson, Jean Smith y Robert Frank.
Sus obras más reconocidas se relacionan con temáticas sobre derechos humanos, represión y luchas contra la impunidad.
LID: Contanos un poco acerca de las fotos que tomaste tanto en la dictadura como la de los militares mirando a cámara o la de las madres empujadas por la caballería en dictadura y la de esa abuela gaseada el 20 de diciembre.
EL: Yo creo que el hecho de que haya fotos de represión a las Madres en 1982, y también del 20 de diciembre de 2001 forma parte de lo que significan las Madres de Playa de Mayo en la Argentina. En plena dictadura fueron la cabeza que fue horadando el poder de la dictadura, básicamente por una cuestión tan humana que ya no tenían nada para perder, ya habían perdido a sus hijos. Yo soy de los que piensa que la guerra de Malvinas no hizo caer a la dictadura sino que la guerra sirvió como una huída hacia adelante porque la dictadura estaba cercada por la lucha popular. Si la guerra les salía bien la dictadura podía quedarse algún tiempo más. Las Madres fueron como el ariete donde se pusieron detrás las luchas obreras, las luchas de los estudiantes, y por sobre todo la lucha por los derechos humanos, para saber dónde estaban esos militantes o esas personas comunes que ya no estaban más. Cuando el 20 de diciembre sucede lo de la renuncia de De La Rúa, creo que no fue una buena noticia para la democracia porque rompe el orden constitucional, la gente no fue a la plaza a pedir la renuncia De La Rúa, fue a pedir en todo caso la renuncia de Cavallo, que no existiera más el corralito, etc. De todas maneras hay una lucha, y las Madres siempre aparecieron en primera fila, y para nosotros los fotógrafos que empezamos a trabajar en época de la dictadura era un poco el símbolo. Yo empecé a trabajar de fotógrafo en el ’79 y para mi fotografiar en la calle en la dictadura fue como una especie de militancia pero por otros medios. Yo venía militando en política pero luego lo dejé. Lo que hice fue denunciar lo que estaba pasando en la medida que podía y en la medida que los diarios pudieran publicarlo.
Yo tuve la suerte de trabajar en la agencia Noticias Argentinas que tenía un nivel de auto censura bajo, aunque al final eran los diarios los que decidían publicar o no las fotos.
Yo me siento parte de esa lucha que fue sacar la lucha de las Madres de Plaza de Mayo fuera de las fronteras de la Argentina, dándole fotos a ellas, entregando fotos a la agencia UPI.
Vos fuiste parte de la primer muestra de foto periodismo de la Argentina, contanos acerca de esa experiencia.
Teníamos un montón de cosas que fotografiábamos y que en los medios no salían porque los medios tenían su nivel de auto-censura, más la censura del gobierno militar. Año a año teníamos en nuestros archivos mucho material que no salía. A propósito de un hecho puntual y luctuoso que es que se estrelló una avioneta del diario Crónica que llevaba a sus fotógrafos a los partidos de fútbol, esto nos motivó a hacer una muestra fotográfica en el ’81 en homenaje a ellos. La idea era que cada uno expusiera lo que quisiera sin censura previa, así fue la convocatoria donde el único límite era que cada uno podía exponer hasta tres fotografías. Nosotros formamos un grupo que se llamaba Grupo de reporteros gráficos, porque en ese momento no nos apoyaba la asociación de reporteros gráficos (ARGRA) que tenía una mirada un poco más oficialista.
No teníamos recursos ni nada, habíamos conseguido un lugar extraño que era el Centro de Residentes Azuleños, que tenía una galería chiquita en San Telmo, ahí armamos nuestra primer muestra en un día muy húmedo en Buenos Aires, me acuerdo que las fotos las habíamos montado sobre paspartú y se nos arqueó todo.
Era una explosión de imágenes, se podían ver las primeras fotos de las Madres de Plaza de Mayo, las primeras luchas obreras, junto con fotos deportivas también. Acá cada uno sintió que podía hacer todo lo que no pudo publicar en los medios donde trabajaba, era mostrar su cosecha del año. Hacer esto era algo muy complejo porque teníamos todos los días un Falcon verde vigilando en la puerta del local, y ya veníamos de una experiencia previa que había sido “Teatro abierto” donde la patota militar les había incendiado el lugar que era el teatro “El picadero”.
En el ’82 hicimos la segunda muestra de fotoperiodismo. En el ’83 la dictadura nos prohíbe la muestra, que fue la más grande que se hace. Esta muestra la prohíben cuando Alfonsín ya estaba electo, por eso tuvimos que recurrir a Tróccoli, ministro del Interior del gobierno de Alfonsín, quien gestionó para que la muestra se pudiera realizar. Se inauguró por el 10 de diciembre de 1983. Fue una muestra genial porque en este caso la prohibición de la dictadura generó mas curiosidad e interés. La gente hacía cola para poder ver la muestra y nosotros no lo podíamos creer, cómo de aquella muestra del Centro de Residentes Azuleños se transformaba en un hit. Yo hace rato que ya no estoy trabajando en la calle, salgo poco pero recuerdo en aquellos años que casi no se sentía a la fotografía como algo individualista, que es característico del oficio, sino que nos sentíamos como un colectivo, donde había mucha solidaridad.
¿Cuál es la historia de la foto que tomaste a los militares y que parece que te están mirando a vos?
Esa foto obviamente no se publicó en su momento. Ese día me tocó cubrir el día del Ejército. Yo me encontraba entre los suboficiales y el General del Ejército que estaba hablando. Los suboficiales estaban formados de costado al General, pero mirándolo mientras hablaba, y yo en el medio.
Para nosotros era normal estar en esos actos militares porque tenías que ir a cubrir la agenda del gobierno, y estar en ese lugar a veces te daba la posibilidad de permitirte ciertos juegos en la fotografía. Yo me dí vuelta con la cámara y ví esta nube de suboficiales que en realidad no me miraban a mí, sino al General que estaba detrás mío.
Esta foto recién vé algo de luz en la tercer muestra que hicimos, a partir de ahí la foto se transforma en una especie de símbolo contra la dictadura y fue publicada cientos de veces. Yo ya perdí la cuenta y el control de eso. Lo más emocionante que me pasó con esa foto es que se publicó en afiches de sindicatos que llamaban a la marcha del 24 de marzo, en el aniversario número 30. Esa vez yo la llevé a mi hija, y ella que conocía mis fotos me dice “papá esa foto no está firmada”, pero en ese caso no me importaba, si sirve para denunciar a la dictadura para reclamar por los desaparecidos. A veces pasa que las fotos se te escapan de las manos y hay veces que hay que dejarlas volar, finalmente es una especie de orgullo tuyo.
Las fotos que hacíamos en la época de la dictadura son fotos de símbolos que representan cosas, como esa foto que podrías decir que representaba al partido militar, Videla en la iglesia representaba la relación entre los militares y cierta jerarquía de la iglesia, las fotos de las Madres con los caballos de la montada era un símbolo de la lucha popular. Al no haber registro fotográfico de aviones tirando cuerpos al río, ni de centros clandestinos con detenidos, solo tenías lo otro para construir o reconstruir esa época. Al contrario de lo que sucedió en la dictadura de Pinochet, que dejó trascender fotos de detenidos en los estadios que luego fueron asesinados, en Argentina eso no pasó.
Mi formación universitaria me ayudó a pensar la importancia de preservar el material como archivo, que seguramente más adelante pueda ser servir, y por ende también resignificarse como es el caso de esta foto y muchas otras. Incluso mi militancia cuando estudiaba en la secundaria también me aportó mucho, de hecho yo siempre fotografiaba tomando partido. En ese momento había un enemigo que era la dictadura, y todo lo que yo fotografiaba tenía que ver con tratar de denunciar todo lo que estaba pasando. La militancia me dejó la cuestión ideológica de tomar partido en mi rol de fotógrafo.
¿Cómo fue el momento en que sacaste la foto a la junta militar entrando a los juicios?
Ese es el primer día que entran los comandantes al juzgado, no es el primer día del juicio. Para ese entonces yo ya era editor de Noticias Argentinas, y los editores tuvimos una reunión con Arslanian que era el presidente de la cámara federal, para que nos dejen fotografiar, porque en principio solo se iba a televisar sin audio por canal 7 (ATC). A mí me pareció una barbaridad siendo ese un juicio histórico. Al final lo convencimos, y como fui uno de los que fogoneó toda la movida me pude reservar lugar para fotografiar los días que yo quería. Así que el día que los militares entraron yo fui.
El tema es que los fotógrafos quedábamos de espaldas a los militares, y era complicado. Pero tal vez lo que tiene esa foto es que tiene mi estilo, yo arriesgué mucho ahí porque era una foto típica para hacer con angular, la apuesta era a que entraran todos, y bueno aposté a eso que fue lo que le terminó dando ese carácter raro que tiene la foto que es que se ve la cara de Strassera entre los militares mirándolo a Videla, y es absolutamente casual.
Si yo le diera un consejo a alguien es que en la fotografía, sobre todo de prensa, hay que arriesgar, y en ese momento significaba una cuestión óptica porque esa toma está hecha con un tele corto lo que me podía garantizar que a todos más o menos los tuviera en la misma escala de tamaño. Si usaba un angular, Videla que venía al final se iba a ver muy pequeño, bueno son una serie de consideraciones técnicas que hoy las puedo contar fácilmente, pero en el momento es toda una decisión que hay que tomar y te jugas por una.
¿Qué pensas de la fotografía hoy, en relación a los medios?
Hoy los medios periodísticos en la Argentina, en el medio de la crisis en la que están porque no se sabe cuánto va a durar el papel y cuán importante es el recurso económico de lo digital, están en stand by y no toman gente. Hay un montón de gente que va a golpear la puerta de los medios y esas puertas están cerradas. Yo empecé a trabajar en la primer puerta que fui a golpear, y aprendí trabajando. Los medios te abrían la puerta, pero hace tiempo que eso no es así. Yo no sé donde van a parar un montón de pibes que se reciben de fotografía, porque no hay trabajo y porque en general los medios son expulsivos.
Me parece que hay un motón de elementos nuevos que los fotógrafos van a tener que aprender: filmar, fotografiar, saber preguntar y subir una entrevista, etc. Y así estar capacitados para cuando esta crisis decante en algo, o si el papel tiende a desaparecer, y entonces el fotógrafo va a tener que ser un multimedia en sí mismo.
Contanos un poco a cerca de tu otros trabajos fotográficos que no son periodísticos, que tienen otra búsqueda.
Yo no soy un fotógrafo que me interese especialmente el retrato, pero me involucré mucho como lo hago con todos los temas que me interesan, con Sábato estuve más o menos tres años trabajando, fotografiándolo, leyendo sus novelas, interactuando con él, llevándolo a los lugares de sus novelas. Con Benedetti pasó lo mismo pero algo menos, porque yo viajaba a Montevideo.
A mí me interesa toda la fotografía, sin embargo hay tipos de fotografía que no me salen. Por ejemplo nunca en mi vida hice un desnudo porque no me salen, sin embargo veo un desnudo de Annemarie Heinrich y me parece genial. La fotografía de paisaje no es lo que más me gusta, pero sí me interesa algunas cosas puntuales como retratar la ciudad donde nací, tiene una mirada nostálgica que es mi mirada.
No me sale fotografiar al paso, sino que me gusta buscar mucho los temas sobre los que voy a trabajar.
Para mí la fotografía es mi vida, lo hago y trabajo de esto desde los 19 años.