Ante la falta de un candidato del pueblo, el rapero Foyone “se ha presentado” a las elecciones con su disco “Presidente”. Lo tomamos como excusa.
Pere Ametller @pereametller
Lunes 11 de noviembre de 2019
Estas elecciones han tenido un candidato extra. El rapero Foyone ha adelantado la canción “Ole” de su próximo disco “Presidente”, en la que hace un retrato de la situación política y social del país.
“No hay nada mejor / Que nacer siendo español / Si quieres ser feliz / Ven al país de la corrupción”.
La canción empieza con una sarcástica alabanza del nacionalismo español, bajo el que tantas veces se ha escondido la corrupción. Y esta impunidad de la corrupción de la élite, contrasta con la represión a la libertad de expresión que han sufrido raperos como Valtonyc, con condenas de cárcel por injurias a la corona.
“Yeh, robar es deporte nacional / Cuatro años después yo los volveré a votar / Siendo político es normal / Pero pa’ la cárcel si insultas a la casa real”.
Vemos aquí también una crítica a la falta de criterio del pueblo, un tema que se repite al largo de la canción. No hay condescendencia con “los de abajo”. Y llega también la simple descripción de la cruda realidad de millones.
“Mi patria es mi barrio / Fracaso escolar y trabajo precario” o “Hipoteca y otra crisis, pierdes tu dinero / La culpa es nuestra por ser obreros / Nos estamos ahogando y sólo salvan al banquero". Porque ante tanta “música urbana” del éxito individual, se agradece que se diga alguna verdad. Que no se pase por alto algo tan obvio.
Leí a alguien en Twitter que decía algo como: en Instagram todo es vidas perfectas, en las conversaciones privadas no hablamos de
otra cosa que de la precariedad de nuestros trabajos. Pues algo así, siente uno con una parte importante el rap, trap, música urbana o lo que sea.
Porque al final siempre hay detrás el mismo mensaje: el triunfo individual. “He mamado mucha calle, pero al final he triunfado a base de huevos”, sería un resumen de muchas canciones. Cuando no un blanqueamiento de lo que significa la droga en los barrios obreros.
Respecto la música que basa su mensaje en el triunfo individual, en una entrevista C. Tangana decía que hacía pocos años él estaba repartiendo flyers en el Pans justo debajo del edificio donde se encontraban y en otra época trabajando para la compañía telefónica que patrocinaba el programa. Y rajaba de las condiciones laborales que tenía en esos trabajos. Pero al final el mensaje que quedaba era que había salido de ahí triunfando individualmente. Y con eso nos quedamos todos los demás igual. Y con una música ajena a la realidad de la inmensa mayoría.
Y el arte no debe tener límites, pero al final es evidente que es lo que reproducen ciertos discursos. No obstante, el artista madrileño, se ha posicionado con este y otros twits contra la represión al pueblo catalán: “Confiscar urnas y papeletas es fascismo”. Cuando muchos otros pasan de puntillas.
El rap combativo ha dado un salto en los últimos años con gente como Ayax y Prok, Jarfaiter, Gata Catana, Denom o el mismo Foyone. Letras muy crudas y a menudo nihilistas, que han conseguido llegar a unos sectores de la juventud que quizás no escuchaban grupos del estilo de Los Chikos del Maíz.
Creo que el por qué estos grupos han llegado a sectores de la juventud quizás menos politizada lo da Jarfaiter en
una entrevista. Ante la pregunta de si le gusta el rap político responde “No. Me da la impresión de que no están preocupados por hacer música, sino por la propaganda. Al final les escucha la gente que ya está de acuerdo.”.
No obstante, y sin obviar que tiene letras menos politizadas que otros grupos, a la vez suelta cosas en sus canciones como “sueño con volar esa puta sucursal / con que mi familia no vuelva a pasarlo mal”. Ya que “Soy un chaval que nunca ha tenido dinero. Siempre voy a odiar a las élites, a los ricos y a los bancos. Si solo hablara de eso, sería muy aburrido, pero no podría dejar de escribir sobre eso también.”
Otro grupo son Natos y Waor. Con letras del barrio, que han estado en lo más alto de los más escuchados en internet, a pesar del silencio de los medios y de tener un sello independiente. Con canciones en general menos politizadas que el resto de grupos mencionados, pero con letras como esta de Generación perdida
“Así crecimos, chicos con principios / Robando en el Carrefour y no en el chino / Jodiendo al de arriba, ayudando al vecino” y relatando la realidad de la juventud de los barrios obreros en la crisis “Hicimos lo necesario / Cuando el mercado laboral nos cerró las puertas”. Toda la canción habla de la fiesta y las drogas, pero más bien explicando su crudeza que no ensalzándolas “Colocándonos cómo faltas de Beckham / Sabor amargo cómo Bitter Kas / Perdimos un tornillo y par de tuercas / Alguno se quedó pillao
entre líneas paralelas / El vicio y las apuestas”.
Si bien no será la cultura por si sola la que impulse una revolución, no cabe menospreciar el importante papel que juega en la concienciación y la politización de centenares de miles de jóvenes la música urbana. Y como desde ella se pueden reproducir discursos opuestos. El del éxito individual dentro de esta sociedad o el de un cambio social colectivo. Como cantaba la difunta Gata Cattana, artista de un talento excepcional, “Por el tiempo que hemos dedicao’ / Emitiendo un mensaje encriptao’ / Contenido de
revolução / diez mil oyentes bien usados / Son un ejército, son un ejército”.