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Red Internacional
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Elecciones municipales. Fragmentación del sistema político brasilero y censura a la izquierda

Comparada con los convulsivos días del impeachment, la campaña para las elecciones municipales parece calma. Nunca antes tantas siglas disputaron las intendencias en los 5.568 municipios.

Sábado 24 de septiembre de 2016

Comparada con los convulsivos días del impeachment, la campaña para las elecciones municipales parece calma. Hasta ahora se dice poco o casi nada sobre el impacto que tendrá en la sucesión presidencial de 2018, pero refuerza la tendencia a la fragmentación partidaria verificada en las últimas elecciones. Nunca antes tantas siglas disputaron las intendencias en los 5.568 municipios.

Los 35 partidos con registro en el Tribunal Superior Electoral (TSE) compiten con candidatos propios en las 26 capitales y 15 siglas diferentes lideran hasta el momento la competencia, según las encuestas de opinión. Hace cuatro años, 29 partidos presentaban candidatos y 11 elegían intendentes de capitales.

La profusión de siglas burguesas complejiza la disputa nacional. Por ahora no hay un claro vencedor, pero sí un perdedor: el PT. El desgaste resultante de la aplicación de los ajustes contra los trabajadores por parte de Dilma, la corrupción asimilada de los gobiernos capitalistas y el papel de contención en la lucha de clases hizo que el PT presentara menos de la mitad de las candidaturas que presentó en el año 2012. En 2014 el PT eligió cuatro intendentes de capitales, entre ellos Fernando Haddad en San Pablo - el mayor colegio electoral del país-, en una apuesta personal de Lula. Por el momento, el PT lidera apenas en Río Branco, capital de Acre.

En San Pablo, Haddad amaga con un cuarto lugar en las encuestas detrás de los votos blancos y nulos. Los candidatos del PT pierden incluso en las capitales donde comenzaron la disputa con alguna ventaja como en Recife (João Paulo, detrás de Geraldo Júlio del PSB) y Porto Alegre (Raúl Pont). El PT al final de la campaña dio un giro para nacionalizar el perfil de su candidatura en San Pablo, buscando instalar a su candidato sobre la base del sentimiento de “Fuera Temer”. El propio debate fue marcado por los grandes temas nacionales como la reforma laboral y el golpe institucional. Sin embargo, con este intento de discurso mas “combativo” los números del petista no logran alcanzar una marca positiva, asumiendo los costos de la política del PT, que luego de abrirle espacio a la derecha fue incapaz de combatirla.

En San Pablo y Minas Gerais se juega el futuro del PSDB, que rivaliza en la escena nacional con el PT desde 1994. Desprovisto de narrativa, dividido y con gran dificultad de aprovechar la crisis del PT (involucrado en distintos escándalos de corrupción). La candidatura de João Doria en San Pablo, actualmente en primer lugar en las encuestas, refuerza la posición del gobernador de ese estado, Geraldo Alckmin, ya en disputa abierta con el senador Aécio Neves por la designación del candidato presidencial del PSDB. Con João Leite, candidato que lidera en Belo Horizonte, el senador del PSDB intenta recomponer sus bases en Minas Gerais, donde en 2014 perdió frente a Dilma. El PSDB es líder en cinco capitales y apenas dos grandes colegios electorales: Belo Horizonte y San Pablo. Vale recordar que Alckmin y Aécio disputan también por el primer puesto en la carrera por denuncias por corrupción. Alckmin está involucrado en los escándalos del subterráneo de San Pablo y en la mafia asociada a las meriendas escolares, (que incluye a otro candidato a intendente por la capital, Celso Russomanno), mientras Aécio Neves tiene en su prontuario el desvío de R$7,6 mil millones del presupuesto de salud del estado de Mina Gerais y el liderazgo del “mensalão” tucano por fraudes en la empresa Eletrobrás. Ambos cuentan, sin embargo, con la tranquilidad de estar desde el comienzo blindados de toda denuncia por parte del poder judicial golpista.

El PMDB también tiene sus apuestas en la elección en San Pablo. El golpista Michel Temer fue quien sostuvo la candidatura de la senadora Marta Suplicy por el PMDB. Oriunda del PT, Marta actualmente ocupa la tercera posición y una eventual victoria engrosaría el coro de los partidarios de Temer favorables a la reelección del actual presidente. Aunque el mismo Temer diga que no será candidato a la reelección, ésta es una posibilidad real en el abanico de alternativas consideradas por el grupo más cercano al presidente. El actual canciller José Serra, del PSDB, es una hipótesis remota para ese cargo, presionado entre Alckmin y Aécio. El PMDB lidera en tres capitales, pero en ningún colegio electoral.

El partido Rede de la exsenadora Marina Silva, otro nombre que se juega para las presidenciales de 2018, lanzó candidatos en 10 capitales. Hasta el momento lidera solo en Macapá. El gran triunfador de las elecciones municipales de 2012, cuando eligió intendentes de cinco capitales, el PSB despunta como el favorito en dos de ellas, entre las cuales está Recife.

El espacio conquistado por el PSOL en las elecciones – que al inicio de las encuestas tenía buenas chances de disputar la intendencia en cuatro grandes capitales - expresa la existencia de un amplio espacio a izquierda independiente del PT. Como sabemos, en medio de los elementos de crisis orgánica del régimen, nuevas formas de pensar surgen también a izquierda. Es para impedir el crecimiento de este espacio político que el poder judicial y el Congreso imponen condiciones de censura a la izquierda (principalmente a la izquierda anticapitalista). Sin embargo, el PSOL no supo ocupar audazmente esta ubicación. Luiza Erundina en San Pablo osciló entre un 7% a un 5%. Logra arrastrar una parte del voto de los sectores a la izquierda que no confían más en el PT, pero su discurso no se presenta como una alternativa contra el sistema, y al mantenerse en este espectro político como gestión municipal responsable, muy lejos de una posición de izquierda anticapitalista, deja espacio para perder votos hacia Haddad y hacia Marta como “votos útiles”. Algunos medios como Valor Económico, que hace algunos meses definía la candidatura de Luciana Genro (PSOL) en Porto Alegre como “fuerte” ahora afirma que puede “disputar con dignidad”.

El régimen político y la izquierda

Los candidatos de la burguesía intentan como pueden escapar de la crisis de representatividad, y en esos intentos el tucano Dória (del PSDB) se destaca por la desfachatez. Jura en todos los debates que “no es un político, sino un empresario gestor”, para escapar de la imagen asociada a los políticos ladrones de la patronal. Cuenta con algún éxito en este maquillaje; sin embargo, es un político del PSDB paulista, que participó en los esquema de evasión de impuestos con empresas fantasmas, los Panamá Papers y recibió dinero de empresas contratistas ligadas a la Operación Lava Jato; es además poseedor de un terreno público ilegalmente anexado a su propiedad en São José dos Campos. Por ahora estos hechos no parecen estar contaminando su campaña. Pero, ¿funcionará un intendente empresario en medio del actual clima político nacional?

Entre un neoliberalismo cuestionado en el mundo y aquí en Brasil, y una imposible conciliación de intereses con el empresariado y la derecha, ni los proyectos tucanos ni los petistas parecen ser viables como “grandes discursos” hegemónicos. A la fragmentación se suma una percepción generalizada de que todo el régimen está podrido, sin que la clase trabajadora vislumbre una salida estrategia antisistémica.

Represión y censura a la izquierda es la apuesta del régimen político-judicial para callar la turbulencia en este periodo sensible del golpe institucional, que incluye privar a Lula de la posibilidad de elegirse en 2018 y abrir la oferta de los recursos estratégicos del país al capital extranjero, ofreciendo la reforma laboral y del sistema de seguridad social como tributo a aquellos monopolios que busquen nuevas fuentes de valorización del capital.

Para la izquierda es fundamental entender que el combate a los golpistas, a la reforma laboral y a la reforma política restrictiva, exige la mas irrestricta independencia política del PT y el combate a la burocracia sindical.

A partir de las candidaturas anticapitalistas del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) como el de Diana Assunção en San Pablo, defendemos un plan de lucha serio encabezado por las centrales sindicales contra los ataques, como base para imponer a través de la movilización una nueva Asamblea Constituyente, desde una perspectiva anticapitalista, que cuestione todo el régimen de 1988 y que comience por combatir los privilegios y la corrupción, imponiendo el fin del pago de la deuda pública y que todo juez y político de alto escalafón sea electo y revocable y que gane lo mismo que una maestra. Una Constituyente que ponga en discusión los grandes problemas de la población trabajadora, como el derecho a la salud, a la educación, la vivienda, el empleo y la subordinación del país al imperialismo.