Este último martes, cuando en toda Francia volvieron a salir a las calles 2 millones de personas contra la odiada reforma jubilatoria de Macron, las principales centrales sindicales -CGT y CFDT- hicieron un llamado a dejar "en suspenso" la reforma, exigiendo una "mediación". El Gobierno rechazó la propuesta, mostrando claramente que no hay compromiso posible. La propuesta de los dirigentes sindicales muestra su estrategia de derrota. Es urgente organizarse en la base para imponer otras reivindicaciones, ampliar las demandas y generalizar la huelga.
Martes 28 de marzo de 2023 22:13
Laurent Berger de la CFDT y Phillippe Martinez de la CGT
Este martes, Philippe Martinez, dirigente de la CGT anunció desde Clermont-Ferrand que la intersindical (que viene dirigiendo el movimiento, donde tanto la CGT como la CFDT -más conciliadora- son las centrales más poderosas) iba a "escribirle" a Macron al término de la manifestación para pedirle una "mediación". "Como decidimos en la intersindical, propusimos al Gobierno y especialmente al presidente de la República para que suspenda la reforma y nombre una mediación", explicó el secretario general de la CGT. "Cuando hay un conflicto social que perdura, intentamos encontrar una solución", añadió.
Muchas palabras, entre ellas "pausa" y "suspensión", para entender que la intersindical abandona la lucha para que el Gobierno retire la reforma
Por la mañana, Laurent Berger (dirigente de la CFDT) había hecho declaraciones en el mismo sentido a la radio estatal francesa France Inter: "Hay una contestación profunda. Sería una locura por parte de quienes nos gobiernan no tomarse el tiempo de contemporizar", explicó antes de añadir: "Debemos entrar en un proceso de mediación. Tenemos que dejar en suspenso la medida" (de retrasar la edad de jubilación a los 64 años. N.de.T), diciendo que hablaba en nombre de la intersindical.
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Estas declaraciones tienen al menos el mérito de la claridad. Si desde el principio del movimiento la retirada de la reforma en su conjunto fue considerada por las direcciones sindicales como no modificable y no negociable, la intersindical abandonó esta reivindicación en favor de una "suspensión" de "la medida de retrasar la edad de jubilación a los 64 años".
Este abandono de la exigencia de que el Gobierno retire la reforma supone por tanto una importante renuncia a las reivindicaciones de la clase trabajadora y una alineación con las posiciones de Laurent Berger por parte del conjunto de la intersindical, en particular de la CGT -que posaba de combativa- y Solidaires (Solidaires Unitaires Démocratiques -SUD-. Un grupo de sindicatos que se autoproclaman "progresistas" y "antiglobalización").
La intersindical y su primera traición de la lucha contra la reforma jubilatoria
Este abandono de la pelea por el retiro de la reforma es problemático por varias razones. En primer lugar, porque la intersindical no recibió ningún mandato de la base para abandonar la principal reivindicación del movimiento. Las direcciones sindicales lo decidieron unilateralmente, a pesar de que millones de personas llevan varios meses manifestándose para exigir la retirada inmediata de la reforma de las pensiones.
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El abandono de esta consigna sólo puede crear confusión en la base. En efecto, mientras que la retirada de la reforma se consideraba un logro del movimiento, su abandono por objetivos limitados, vagos e hipotéticos sólo puede interpretarse como un obstáculo. En lugar de limitar nuestras consignas, deberíamos ampliar nuestras reivindicaciones para unificar el mundo del trabajo integrando la cuestión salarial en particular.
Por último, desmarcarse de la consigna de retirada de la reforma, cambiándola por "una pausa" dibuja un camino que, en lugar de buscar realmente la "paralización de Francia", apunta a un "compromiso" con Macron. Sin embargo, como en todo "compromiso" con nuestros enemigos, la clase trabajadora será la que saldrá perdiendo. Laurent Berger es muy consciente de ello y ya prepara sus argumentos diciendo: "si no llegamos a un acuerdo en seis meses [...], entonces volvamos a los 64 años, pero dejemos espacio para el compromiso social".
Ese mismo martes por la tarde, Laurent Berger aceptó la propuesta de Elisabeth Borne (Primera Ministra) de celebrar una "reunión" a principios de la semana que viene, es decir, antes de la próxima jornada de movilización llamada para el 6 de abril. Laurent Berger declaró a la agencia AFP que "irá a hablar de las pensiones", en particular para defender su "propuesta de mediación", coherente con su política de desinflar la lucha, para que no continúe radicalizándose y así "salvarle la vida" a un debilitado gobierno de Macron.
Ni "pausa" ni "mediación": hay que organizarse en las bases para imponer otra alternativa
El abandono de la retirada de la reforma y el llamamiento a la "mediación" sólo pueden desarmarnos. En efecto, lejos de pretender aumentar la relación de fuerzas -a favor del movimiento- para derrotar a Macron, la intersindical traza una vía de compromiso para encontrar "una salida y un apaciguamiento". Una perspectiva que no sólo es totalmente utópica, sino que nos conduce directamente a la derrota. No es llevando adelante una "mediación" lo que va a hacer cambiar los objetivos que se han fijado Macron y el gran capital.
Sin embargo, la intersindical busca persistir en esta vía, como demuestran las declaraciones de Laurent Berger. Y esto mientras Macron, a través del vocero de su gobierno, Olivier Véran, rechazaba la propuesta de Berger y la intersindical: "no hay necesidad de mediación", "la ley está pensada para ser aplicada a partir de septiembre". Pese a este claro rechazo del Gobierno, Berger se limitó a replicar: "Ya está bien de negarse a discutir y dialogar (...) Es insoportable que la respuesta sea una negativa a discutir", antes de añadir: "Es una propuesta de la intersindical, formulada hace tres horas, y ya ha sido rechazada".
La sorpresa de Berger contrastaba con los millones de trabajadoras, trabajadores y jóvenes en las calles, que exigen la caída del decreto que habilita la reforma jubilatoria.
Mientras el gobierno rechaza cualquier compromiso (aunque Borne llame a una reunión) y el movimiento de base se endurece, Berger y la intersindical insisten en volver a la mesa de negociaciones, esta vez a través de la mediación. Esta estrategia sólo puede conducir a una reducción cada vez mayor de las reivindicaciones iniciales. En efecto, después de haber retrocedido de la retirada total de la reforma, ¿a qué están dispuestos a renunciar?
Ante esta traición, es tanto más urgente organizarse en la base. Es en este sentido que la Red de Huelga General busca construir comités de acción para tomar nuestros asuntos en nuestras propias manos. Como se explica en la convocatoria votada por la Red, estos comités de acción son una perspectiva tan concreta como urgente para reunir, en todas las localidades, a trabajadores decididos a luchar hasta donde la situación lo exija.
Esta red por la huelga general, que por el momento reúne a algunos centenares de trabajadores, sindicalistas y estudiantes, debe extenderse por todo el país para construir la generalización de la huelga a través de los comités de acción.