Las constantes balaceras, el alza en el índice de homicidios dolosos, el aumento de los secuestros, los robos, cobros de piso, levantones y la desaparición forzada se han convertido en una constante que ha envuelto a la población del Estado de Zacatecas en una sensación constante de terror e incertidumbre.
Viernes 19 de abril de 2024
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Según los datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en marzo de 2024, Fresnillo (95.4 por ciento) y Zacatecas ─capital- (89.3 por ciento), figuran entre las ciudades con mayor proporción de personas mayores de 18 años que perciben un nivel de inseguridad en su entorno urbano. Estas cifras superan significativamente el promedio de las 90 ciudades analizadas por la encuesta, que se sitúa en el 61 por ciento.
Dicha apreciación de los habitantes se sigue alimentado por las vivencias del día a día en donde son víctimas de la descomposición social que se vive producto también de las desigualdades económicas, la falta de derechos y oportunidades para los habitantes así como la explotación y precarización laboral, factores que sin duda impactan directamente en que decenas y decenas de jóvenes se sigan sumando a las filas del crimen organizado, además de los que son coaccionado y reclutados también por dichas estructuras que operan en colusión con las corporaciones policíacas, el Ejército y la Guardia Nacional.
En cuanto a desaparición forzada, en 2022 la entidad registró una tasa de 27 desapariciones y no localizaciones por cada 100 mil habitantes, la más alta de México según el informe anual Impunidad en delitos de desaparición publicado por el Centro Pro de Derechos Humanos (Centro ProDH) y la organización no gubernamental Impunidad Cero.
La militarización del país y el inmenso poder que se les ha dado a los cuerpos represivos del Estado Capitalista no ha sido ni será la solución, pues por el contrario estos aportan a la impunidad que prevalece en la gran mayoría de los casos de violencia y desapariciones forzadas.
Como planteamos en este artículo, el florecimiento del crimen organizado y la militarización están vinculados con un nuevo salto en el saqueo de la región, tanto en el plano de los bienes naturales como en el mantenimiento de bajos salarios y pocos o nulos derechos laborales.
Nosotros partimos de que la militarización es la expresión de las consecuencias de la subordinación económica, política y en materia de seguridad a los Estados Unidos, así como de la descomposición y degradación resultado tanto de la histórica opresión imperialista sobre México –cuya frontera con el vecino del norte se extiende por más de 3.000 kilómetros–. Para terminar con esto es fundamental la ruptura con el imperialismo y sus órdenes. Algunas medidas medulares son desmilitarizar el país, legalizar las drogas y expropiar a los capitales del narcotráfico, que ninguno de los partidos que representan los intereses capitalistas están dispuestos a llevar a cabo, ni el Morena de López Obrador, con todo y su discurso del “humanismo mexicano”.
Consideramos que la clave es impulsar una perspectiva antiimperialista, anticapitalista y socialista, que debe iniciar con las medidas que enuncié antes, que favorezca los intereses de las grandes mayorías, que ponga un alto a la espiral de violencia y degradación social, que son consecuencia directa del capitalismo y la opresión imperialista.